Ecos de una ciudad sumergida.

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viernes, 30 de diciembre de 2011

TOP 15 - BEST ROCK ALBUMS OF 2011

Tras el TOP 25 - BEST METAL ALBUMS OF 2011, le toca el turno al listado de los discos rockeros que más me han gustado este año que toca a su fin. Un ranking en el que me siento menos presionado y libre para hacer trasatadas, si tengo que ser sincero. A veces la línea que separa rock y metal es muy fina, más aún cuando nos adentramos en terrenos como el del stoner o el doom, pero pensad en ambas listas como complementarias. En el fondo este TOP rockero me sirve como ampliación del de ayer, y si cuela, cuela,jajajaja. Como siempre, no lo toméis demasiado en serio, seguro que hay discos mejores que los que aquí he puesto y estaré encantado de conocerlos o discutir acerca de ellos. Lo importante es que todos aprendamos y descubramos. Recordad, cada disco enlaza con la reseña correspondiente que de ellos hice en su momento. Y tras esta mierda de entradilla hippie, entremos en faena!


TOP 25 - BEST METAL ALBUMS OF 2011

Bueno, pues ha costado lo suyo pero encaramos el final de año con la típica lista inútil que no contentará a nadie más que a un servidor y cuyo único aspecto positivo probablemente sea el de descubrir a algún lector bandas que se le esscaparon a lo largo de 2011. Sólo por eso merecería la pena el esfuerzo. Respecto a la lista en cuestión, decir que ha sido tremendamente difícil elaborarla, y doloroso no incluir en ella discos que cualquier otro año hubieran estado en lo más alto. Podría haber hecho una de mayor extensión, pero al final uno tiene que concretar, y en todo caso siempre está el archivo del blog para investigar, pues la mayoría de los que me soléis leer sabéis que sólo subo discos que me han gustado por encima de la media. Comentar también que a ésta le seguirá otro listado de bandas en el apartado de rock, de menor tamaño pero que en mi opinión sintetiza bastante bien lo que en ese género nos ha deparado este maravilloso año (en lo musical, porque en todo lo demás ha sido una puñetera mierda). Todos los discos enlazan a las reseñas que de ellos hice en su momento.

jueves, 29 de diciembre de 2011

SERPENT VENOM - Carnal Altar (2011)



Joder, vaya cabeza la mía. Toda la mañana con una extraña sensación de que faltaba algo en mi lista de los mejores álbumes rockeros, y pensando que era la reseña del nuevo disco de The Devil's Blood. Cuando iba a comenzar con la misma, y mientras revisaba el archivo del blog, me he dado cuenta de qué era: ¡Me faltaba la reseña del debut de Serpent Venom! Juraría que la había hecho en su momento, pero parece ser que mi cerebro está más cascado de lo que creía. Una lástima por el segundo álbum de The Devil's Blood, porque es genial, pero el tiempo y las prioridades mandan, y Carnal Altar es un pepinazo demasiado gordo como para no incluirlo en el Top 15 rockero. Pero metámonos en harina. Serpent Venom es un cuarteto británico formado en 2008 y que cuenta entre sus filas con Gaz, ex-vocalista de los fantásticos e injustamente desconocidos Sloth (que nos regalaran en 2000 aquella joyita llamada The Voice Of God). Tras una notable demo autoeditada el año pasado captan la atención del sello The Church Within Records, hogar de colosos como Lord Vicar, Manilla Road, Orchid o Solace, para grabar su debut. El resultado no ha podido ser más satisfactorio, pues sin ninguna duda Carnal Altar es una de las grandes sorpresas de 2011.


No esperéis ninguna revolución en la propuesta de estos cuatro greñudos, pero sí uno de los mejores discos de heavy-doom que hayáis escuchado en mucho tiempo. En la línea de unos Electric Wizard antes de perder las garras, Serpent Venom rinden culto a los Black Sabbath más plúmbeos, extrayéndoles toda la vena hippie y quedándose tan sólo con su poderoso caminar. Saint Vitus es otra de las referencias evidentes en la música de los británicos, pero por encima de todos estos datos tenemos un disco soberbio, hipnótico y de una masividad aterradora. Sólo ese comienzo con las monstruosas Carnal Altar y Blood Of The Serpents (temazo!) harán que tengas que apuntalar a toda prisa los techos de tu casa, porque los riffs que manejan estos herejes son de unas dimensiones ciclópeas. Y cuando crees que el álbum se desinfla algo en sus cortes centrales... zas!, te vomitan Devilshire y The Outsider, dejándote la única opción de salvar todo lo que puedas de entre los cascotes y buscar un nuevo hogar. El bajo de Nick es lo más parecido a un seismo abisal que puedas imaginar, y por momentos te preguntarás sin no están sonando dos o tres de ellos solapados, porque te aseguro que tu ecualizador de graves va a trabajar como nunca para no morir de combustión espontánea. Como ya he dicho, no encontraréis aquí bellas melodías ni pasajes de psicodelia lisérgica, sino un altar depravado y enorme a la contundencia, que de manera rítmica, hipnótica e insaciable te golpeará sin piedad durante los más de 55 minutos que dura Carnal Altar. Miel para los oidos de todos aquellos que reverenciamos los grandes discos de Cathedral y todavía lloramos por la pérdida de los primeros Electric Wizard (aunque a cambio  se nos dio a Ramesses, que no todo van a ser lamentos). Ocultismo, magia, terror setentero italiano, riffs cósmicos, solos incendiarios y la gran voz de Gaz Ricketts. Un cóctel infalible que ha dado como resultado uno de los grandes discos de 2011. Si eres fan de Black Sabbath, Electric Wizard y Cathedral, te vas a toquetear como un mono en celo con estos tíos. Lástima de un par de temas algo planos, porque si no estaríamos hablando de toda una obra maestra.


Discazo. Todo un misilazo de rock añejo y ocultista embadurnado en la mayor pesadez heavy que puedas imaginar. Si le sumamos la espectacular edición a cargo de The Church Within Records, estamos ante un álbum de compra obligada.

NOTA: 9/10


PRIMORDIAL - Redemption At The Puritan's Hands (2011)


Por fin! Con esta reseña cierro el año metálico y puedo encarar la lista de lo mejor de 2011 con al menos los grandes títulos incluidos en el blog. Desgraciadamente otros muchos lanzamientos significativos se me han quedado en el tintero, pero espero mencionarlos y a lo largo de 2012 ir comentándolos como merecen. Mañana subiré del mismo modo las reseñas rockeras que me faltan y así poder publicar las dos listas (rock y metal) para la víspera de Nochevieja. Que luego explote, muera agotado y no me volváis a ver jamás es algo que afrontaremos a su debido tiempo,jajajajaja Éste último disco metálico que visita Ecos De R'Lyeh es muy especial para mí, no lo puedo negar. Primordial es una de mis bandas favoritas de todos los tiempos, y despiertan en mi sensaciones y estados de ánimo que rara vez se muestran en mi primigenio ser, tanto que se me hace muy difícil expresarlo con palabras (de ahí que haya retrasado al límite esta reseña). La conexión más evidente podría hablar de una lírica extraordinaria y llena de orgullo por pertenecer al pueblo irlandés que entronca con mi condición de vasco, pero creo no ser una persona de especial ardor nacionalista (más allá de la defensa de los derechos básicos de mi pueblo, como el de poder decidir su futuro). Otra explicación, más soterrada pero probablemente la acertada, sea que el quinteto irlandés colma mi pasión por la épica bien hecha, más allá de cutreríos vikingos y banalidades powermetaleras. Hablo de las grandes historias de nuestra especie, llenas de dolor, sangre, sacrificios, victorias y derrotas. Es decir, los mecanismos que con tanto esfuerzo y sufrimiento nos han hecho avanzar como sociedad, y que en definitiva rigen las leyes del Universo, donde no hay avance sin confrontación, ni vida que no vaya inseparablemente unida al ocaso. Todo eso late en en la música de Primordial, desde que en 1995 debutaran con el notable Imrama. A partir de ahí, una carrera que si el futuro es benigno será venerada por todo amante de la música superlativa y honesta. Porque cada álbum que los irlandeses han entregado desde entonces han sido poco menos que obras maestras, destacando en mi insondable y tierno corazoncito los monumentales The Gathering Wilderness (2005, recientemente re-editado) y To The Nameless Dead (2007). Cuatro añitos hemos tenido que esperar para tener un nuevo trabajo de Primordial entre las manos, pero tras muchos meses paladeando esta obra de orfebrería, puedo decir que tenemos otra victoria rotunda.



Mucha gente ha criticado Redemption... por carecer de hits inmediatos como The Empire Falls o As Rome Burns, incluidos en su anterior trabajo To The Nameless Dead. Algo completamente cierto, pero que eso se esgrima como argumento de peso en unos terrenos estilísticos como éstos me parece una soberana estupidez. Lo podría entender si estuvieramos hablando de Amon Amarth o Machine Head (sin desmerecer un ápice a esas bandas), pero no en el caso de Primordial, que practican un black metal épico de influencias folklóricas y medios tiempos que se alargan a unos metrajes superiores a los 7 minutos. Tampoco habla muy bien del conocimiento de la banda por parte de esas personas, pues quitando el mencionado (y soberbio) álbum, no es Primordial una banda que haya basado su carrera en temas de un gancho tan evidente. Sin embargo, quien quiera disfrutar del verdadero fuego de los irlandeses, de esa grandilocuencia arrebatadora, de su expresividad superlativa y de un Nemtheanga reivindicándose una vez más como el mejor frontman del planeta, va a arder con él lo mismo que en sus grandes obras maestras. Si lo analizamos atentamente, To The Nameless Dead es de hecho una rareza dentro de la discografía de la banda, pues es un álbum brillante, lleno de gloria, victorioso. Primordial, al igual que Irlanda (desgraciadamente), no conoce mucho de victorias, pero si de resistencia. Y la resistencia nunca es bonita ni radiante, es gris, orgullosa y repleta de épica soterrada, de la que nunca nadie conocerá nombres propios ni pondrá caras a las lágrimas derramadas. Redemption... es una vez más el grito de esa esforzada y tenaz lucha, en la que un soberbio Nemtheanga vuelve a dejarse el alma para darnos a entender que la muerte no es nada, y sólo cobra relevancia al echar la vista atrás y ver cómo hemos vivido nuestras vidas. Para ello recorre de nuevo la Historia del siglo XX, como la Revolución Letona de 1905 surgida al calor de la de su homóloga rusa o la derrotada Insurrección de Pascua irlandesa de 1916 en la que perdió la vida el socialista James Connolly, uno de los líderes más excepcionales que jamás haya tenido la izquierda. Las guitarras de MacUiliam y O'Floinn siguen rayando a un nivel soberbio, en el que sin necesidad de masturbaciones ni intrincadas filigranas consiguen crear in crescendos de quitar el hipo, demostrando un dominio de los climax para quitarse el sombrero. Del mismo modo la sección rítmica retumba como el marchar del Ejército Ciudadano Irlandés, destacando especialmente el soberbio trabajo de O'Laoghaire a los parches, toda una demostración de técnica y contundencia cuando es preciso.  La producción es otro de los puntos estelares en Redemption..., como es habitual en los trabajos de Primordial. Un sonido que inexplicablemente es capaz de fusionar lo orgánico (porque estos señores componen al estilo de las jam-bands... como lo oís) con la épica, sin necesidad de sobreporducciones ni efectos de retoque posteriores. Chapeau de nuevo. Aquí no hay hits, cierto, pero en cambio tenemos una historia grande como la vida, dividida en ocho actos capaces de poner los pelos de punta, y que demuestran una vez más que Primordial es una de las bandas más especiales, honestas, talentosas e inteligentes que jamás nos haya dado el metal.


Séptimo álbum de estudio y sexta obra maestra de Primordial. Un trabajo que vuelve a enterrarse en las entrañas de Irlanda para gritarnos desde allí el orgullo de todo un pueblo. Las palabras se quedan cortas para describir la grandeza de una banda como ésta. Gracias por existir.

NOTA: 10/10


miércoles, 28 de diciembre de 2011

WOLVES IN THE THRONE ROOM - Celestial Lineage (2011)


Mucho he tardado en escribir la reseña de uno de los discos que más han dado que hablar este año, aunque sinceramente he necesitado bastante tiempo para aclarar las ideas respecto a un álbum, y una banda, que se han convertido en todo un fenómeno capaz de traspasar las fronteras de la comunidad blacker. Desde el moderneo indie de Pitchfork a su homólogo estatal encarnado en el cartel del Primavera Sound (patrocinado por las inefables Rock de Lux y Vice) ensalzan las virtudes de Wolves In The Throne Room y por extensión de la oleada de nuevas bandas estadounidenses que desde diferentes acercamientos están llevando a cabo toda una revitalización del género. Esta exaltación repentina por parte del gafapastismo internacional me provoca cuanto menos desprecio, más aún cuando uno es consciente de que en dos días se les habrá pasado y se lanzarán en pos de un nuevo género "rarito" al que encumbrar. Sin embargo, al final uno tiene que aislarse de todo lo superficial y centrarse en la música, que a fin de cuentas es lo importante. Y si alguien sabe componer música de calidad esos son los hermanos Weaver, que con Celestial Lineage entregan su cuarto LP y el que cierra la trilogía comenzada con el monumental Two Hunters (2007). Tres discos a través de los cuales Wolves In The Throne Room han ahondado en una propuesta que pivota sobre los legados de Burzum y Emperor llevándolos a un nuevo nivel de evocación y ambientalismo. 


No os dejéis engañar, eso del blackgaze es una patraña, o en todo caso nada nuevo para quien conozca medianamente propuestas como las de Burzum. Casi dos décadas lleva el loco de Vikernes regalándonos joyas de minimalismo cósmico y nadie había sentido la necesidad de ponerle una estúpida etiqueta más allá de la de black metal, hasta que en 2011 a algún gurú de las tendencias se le ocurrió que eso del black ambiental podía venderse como un producto nuevo. De eso nada, me niego. Wolves In The Throne Room es un grupo fantástico, y los mejores continuadores de la senda abierta por los citados Emperor y Burzum. Cogiendo las estructuras monumentales de los primeros y los universos hechos con dos mimbres del segundo, el dúo estadounidense le ha añadido unas sonoridades ambientales espectaculares que han devenido en una propuesta remozada y con una personalidad indudable. Celestial Lineage ahonda aún más en esos últimos aspectos, aunque sin perder de vista los elementos preponderantes que encumbraron Two Hunters como su mejor disco hasta la fecha y uno de los mejores albumes de black metal del nuevo milenio. Entre esos elementos está la inclusión de nuevo de la vocalista Jessica Kenney, que vuelve a estar espectacular encumbrando Celestial Lineage a nuevas cotas de belleza. Como comentaba no estamos ante un trabajo que alcance la grandeza de Two Hunters, pero a cambio nos regala las suficientes novedades de calidad como para poder disfrutarlo enormemente. Entre ellas el intrincado trabajo de guitarra de Nathan Weaver, mucho más denso que de costumbre pero que gracias a una claridad de ideas prodigiosa deviene en una monumental edificación sonora. En líneas generales se trata de un trabajo mucho más sofisticado que sus predecesores, y aunque se puede echar de menos el primitivismo de aquellos, tampoco desagradan, ni mucho menos, la inclusión de teclados y reminiscencias sinfónicas que les acercan aún más a sus adorados Emperor. La impecable producción que han elegido para la ocasión no es sino una confirmación de esta tendencia. Muchas son las cualidades del álbum: profundo, complejo, con unas progresiones de estructuración casi clásica y un poder de evocación envidiable que hace que a pesar de lo intrincado de la propuesta su escucha sea de una facilidad insultante. Valores suficientes para permitir a Wolves In The Throne Room seguir siendo la referencia a seguir en cuanto a black metal ambiental se refiere, con el permiso de sus compatriotas Agalloch, por supuesto.


Celestial Lineage no llega a las cotas de grandeza de Two Hunters, pero posee tanto peso específico y virtudes que le bastan para encumbrarse con pasmosa facilidad como uno de los mejores discos del año. Todo un universo encerrado entre surcos de vinilo. Grandes. 

NOTA: 9,25/10


martes, 27 de diciembre de 2011

LA DISPUTE - Wildlife (2011)


He de reconocer que la primera vez que oí hablar de ese movimiento autodenominado The Wave mi primera reacción fue bastante negativa. Desde sus pintas de jóvenes flequilludos y modernetes a sus raíces screamo me inspiraban un desprecio visceral, orgánico, a un mundillo del que han trascendido más sus bandas mediocres y de temática adolescente que sus logros (que alguno habrá). Que encima reivindicaran el buen nombre del post-hardcore no ayudaba que digamos. Sin embargo, muchas han sido las veces que me he tenido que tragar esos prejuicios ante la luz de los hechos, y por eso decidí sacar tiempo para indagar en la propuesta de las bandas que integraban The Wave. Algunas de ellas no me desagradaron (Defeater), otras me decepcionaron (pensaba que Pianos Becomes The Teeth eran diferentes más allá de su ridículo nombre, pero me encontré a unos Envy en versión norteamericana), otras me dejaron dividido (la propuesta de Touché Amoré me gusta mucho pero sus letras me parecieron horribles) y una me ganó por goleada. Hablo de La Dispute, y aunque su primera referencia (Somewhere At The Bottom Of The River Between Vega And Altair, 2008) no me voló la cabeza, no puedo decir lo mismo de su segundo largo, Wildlife. Un álbum que el quinteto de Michigan no tuvo prisa por madurar (para los tiempos que corren) y que les coloca como uno de los grandes refrentes dentro de la nueva ola de post-hardcore.


Empezaré avisando que la propuesta de estos tíos no es para todo el mundo, e incluso muchos huirán despavoridos en cuanto Jordan Dreyer empiece a cantar las primeras estrofas del álbum, pero lo que no se puede decir es que La Dispute sea una banda que deje indeferente. Tampoco es Wildlife un trabajo que apele a análisis puramente objetivos o de cariz técnico, básicamente porque no se mueve por esos planos. Estamos ante un álbum que es alma pura y cuyo objetivo es alcanzar la del oyente, aunque sea a costa de dejarla vapuleada y rota. Vamos, que Wildlife nunca va a ser lo más pinchado en un cumpleaños o una boda. Una obra que sorprende desde un nacimiento pensado primero como una serie de relatos cortos a cargo de Jordan Dreyer y luego revestido del envoltorio musical perinente, y que te acaba cautivando por la calidad de los mismos y la forma en que los cabrones consiguen que empatices al extremo con sus historias de vidas rotas y desgracias. En el plano estrictamente musical La Dispute recoge lo mejor de tres generaciones del hardcore, obligándolo a trabajar dando forma a una propuesta muy personal, tanto que se escapa a su vez de toda forma de encorsetamiento estilístico. Encontramos aquí la inquietud e inconformismo infinitos del post-hardcore, las melodías de las grandes bandas emo de princios de los 90 y los arrebatos melodramáticos de los vocalistas screamo arrimando el hombro para hacer de Wildlife un álbum de una intensidad sobrecogedora. Generalmente no hablo de las letras de los discos que comento, pero es imposible comprender la grandeza de Wildlife sin leer las historias de Dreyer., interpretadas a medio camino entre el cantar "clásico" y el spoken word. Historias de un padre agredido brutalmente por su hijo esquizofrénico (Edward Benz, 27 Times), el dolor por el asesinato de un niño en un tiroteo (King Park) o la pérdida de un hijo a causa del cáncer (I See Everything) se combinan con otras de cariz más introspectivo (a Letter, a Poem, a Broken Jar), pero todas ellas compartiendo una calidad literaria soberbia y una fusión con la música tan perfecta que el resultado es poco menos que apabullante. Si no se te ponen los pelos de punta cuando Jordan Dreyer se desgañita cantando "Can I still get into heaven if i kill myself?" en Edward Benz, 27 Times es que no tienes sangre en el cuerpo. Y en el caso que no sepas inglés ni puedas acceder a una traducción de las letras, no te preocupes, porque cortes como The Most Beatiful Bitter Fruit o los anteriormente citados tienen un nivel acojonante en lo estrictamente musical y un despliegue vocal tan intenso que te volarán la cabeza aunque no sepas de qué dirección proceden los golpes. En total 14 temas que se sienten como una unidad cohesionada por el dolor y la desesperación que desgraciadamente atenaza las vidas de mucha gente en este puerco planeta, y que tienen esa escasa cualidad de desafiar los límites de la transmisión sonora para entrar en tromba por la vía emotiva. El sonido orgánico, grabado casi en directo y despreciando cualquier retoque posterior no hace sino aumentar esa sensación de que estás ante un disco muy especial, honesto y compuesto sólo para ti.


Wildlife supone un paso de gigante en la carrera de La Dispute, tanto que cualquier otra banda se podría dar por satisfecha con haber grabado algo de esa envergadura. El descenso a los infiernos más arrebatador y bello que pudieras haber soñado. Únicos.

NOTA: 9,5/10


sábado, 24 de diciembre de 2011

BLUT AUS NORD - 777 Sect(s) / 777 The Desanctification (2011)



Pocas bandas en el planeta me insuflan tanta tranquilidad por el porvenir como Blut Aus Nord. Independientemente de los desastres naturales, crisis económicas o programas del corazón que nos depare el futuro, se que a pesar de ello ahí estará la formación gala editando obras maestras en las que poder refugiarme de cualquier chaparrón. Y es que desde su debut Ultima Thulée (1995) hasta la fecha todo lo que Blut Aus Nord han vomitado al mundo ha llevado impreso un sello de calidad y vanguardismo sonoro simplemente inalcanzable para el resto de mortales. Siempre inquietos y alejados de cualquier postura acomodaticia, las huestes del misterioso Vindsval nos han llevado disco tras disco a través de una travesía exploratoria por parajes caleidoscópicos de ruidismo, oscuridad ambiental y furia blacker inéditos hasta su llegada. Por eso cuando se anunció que se traían entre manos sacar una trilogía conceptual completa en poco más de un año, algo demencial y abocado al fracaso para cualquier otra banda, un servidor tan sólo se frotó las manos con deleite esperando tres discos nuevos de Blut Aus Nord en tan poco tiempo. Lo único que me intrigaba era saber qué dirección iban a tomar esta vez: ¿Profundizarían la senda atmosférica del monumental Memoria Vetusta II: Dialogue With The Stars (2009), retornarían al retorcido sonido industrial de Mort (2006) o abrirían un camino completamente nuevo (otra vez)?




Escuchados ambos discos con deleite malsano durante los últimos meses (y a la espera del disco que cierre la trilogía en 2012, 777 Cosmosophy) puedo decir que de todo hay un poco, aunque es muy clara la inclinación a recuperar lo expuesto en Mort y Odinist (2007). Todos los fans de Godflesh pueden tener erecciones descontroladas, porque el retorcido y enfermizo industrial de las huestes de Justin Broadrick se encuentra aquí manifestado con hiriente gloria. Guitarras que chillan como cerdos en una matanza, ritmos mecánicos desmenuzando tu córtex cerebral y unas ambientaciones de oscuridad apocalíptica como no recordarás desde los gloriosos tiempos de los de Birmingham. Pero pobre infeliz el que piense que esto es poco más que un ejercicio de homenaje o plagio a Godflesh, porque eso significa que no conoce a Blut Aus Nord. Siempre dando un paso más los franceses no se han contentado con los medios tiempos pausados y aplastantes de Godflesh, sino que han imprimido a sus composiciones unos acelerones furibundos y cambios de ritmo capaces de cortar el aliento, sin olvidar unas guitarras cuyo despliegue es tan intrincado que servidor todavía se haya enredado en la pútrida maraña en la que devienen. Como si de unos hijos bastardos de Godflesh y Deathspell Omega se tratasen, los Blut Aus Nord del 2011 son una insaciable máquina de edificar desasosiego, inquietud y una incomodidad que por momentos puede ser asfixiante. Sin que esto les pareciera suficiente, toda una serie de melodías magníficamente creadas se cuelan por las escasas grietas de la enorme edificación catredalicia, que lejos de endulzar el resultado lo convierten en algo aún más monstruoso e irreal, violando impúdicamente toda la inocencia a la belleza. A pesar de lo cohesionado de la propuesta hay diferencias evidentes entre ambos discos, centrándose 777 Sect(s) en el maligno dinamismo salvaje mientras 777 The Desanctification se inclina más por unas densas y opresivas atmósferas. Caras diferentes de una misma moneda en todo caso, que se complementan a la perfección a la espera del disco que concluya esta inmensa historia de terror post-apocalíptico. Ponerme a detallar la saga 777 en base a temas o analizando el vasto entramado de guitarras y soberbios samplers no sólo supera mi capacidad intelectual (cada vez más mermada por el Maligno), sino que me parece un acto inútil frente a una propuesta, que como ésta, supera y va más allá del mero raciocinio.



Como 777 Cosmosophy esté a este nivel me parece que más de una banda puede ir quitándose el maquillaje de oso panda (o sus camisas de cuadros si son yankees) porque estaremos ante un hito insuperable dentro del black metal de vanguardia. Siempre un paso por delante, Blut Aus Nord han vuelto a demostrar que su creatividad (cualitativa y cuantitativa) juega en otra liga disputada tan sólo por ellos mismos.


NOTA: FUCKING CLASSIC (+10/10)




viernes, 16 de diciembre de 2011

ENTRAILS - The Tomb Awaits (2011)



Y seguimos, que esto no para!! Esta vez con el segundo ataque frontal de los suecos Entrails tan sólo un año después de su monumental Tales From The Morgue (2010). El cuarteto liderado por Jimmy "Bloodspill" Lundquist rescataba en su debut, de la mano del productor Dan Swano, las grabaciones que el guitarra y compositor llevó a cabo en el 91 pero que por diversas circunstancias no vieron la luz. Regrabadas y puestas a punto con un sonido 100% actual, Tales From The Morgue fue una grata sorpresa, uno de los mejores discos del año y un trabajo que sin ningún pudor podías colocar al lado de las grandes obras maestras de Entombed, Dismember o Grave. Siempre hay esperanza, y aquel fallido intento por parte de unos jóvenes de montar su propia banda de metal se acabó cumpliendo casi dos décadas después. Sin ganas de esperar más tiempo, Entrails volvieron a entrar al estudio a principios de año para componer, esta vez sí, nuevos temas con los que demostrar que no habían perdido ni un ápice de la magia demostrada en Tales From The Morgue. De nuevo bajo la batuta del genial Dan Swano, el resultado no ha podido ser más demoledor.


The Tomb Awaits es otra descarga de death metal old school, con doce temas que son como auténticos misiles balísticos dirigidos a tus centros neurálgicos. No me entretendré discutiendo sobre si es mejor que su debut, tan sólo diré que no lo desmerece en nada y que estamos ante otra joya del mejor death metal del país de Ikea. Con una producción aún más limpia y gorda que su predecesor, es imposible no rendirse ante un disco capaz de noquearte con una colección de ganchos indefendibles. No estamos ante un disco de matices ni elucubraciones complejas, esto es metal a piñón y horrores surgidos de la tumba, así que o lo tomas o lo dejas. No hacen nada nuevo a lo ya expuesto en su día por bandas como Entombed, pero joder, lo hacen tan bien que es imposible no soltar una lagrimita de emoción ante temas de groove aplastante como Crawling Death. No penséis que la cosa queda ahí, porque puñetazos en la cara hay aquí para elegir de sobra. Prueba con las demenciales Eaten By The Death, To Live Is To Rot o Collection Of Craded Heads y sabrás lo que es no parar de sonreir mientras te dejan el cerebro hecho mierda a golpes, y todo ello envuelto en un sonido tan masivo como una orgía de obesos mórbidos gruñendo en una charca de brea. Joakim Svensson adereza tan gorda propuesta con una grandiosa voz de ultratumba, ideal para amenizar bodas y bautizos con bellas historias de desmembramientos, decapitaciones y muertos que se levantan de sus tumbas. A un disco de estas características se le puede analizar desde dos acercamientos distintos. El primero sería mandarlo a la mierda argumentando que no aporta nada novedoso al death metal sueco, y llevaría razón. El segundo, en cambio, se dejaría de legados e historia del género y se rendiría ante 12 cortes simplemente perfectos. Como sospecharéis soy de la segunda opinión, y por ello me postro a los pies de Entrails por segundo año consecutivo para que hagan con mis huesos lo que quieran.


Los cabrones lo han vuelto a hacer. The Tomb Awaits es otro clásico instantáneo para todos los que amamos el death metal venido del frío, y la confirmación de Entrails como la banda más en forma dentro del subgénero. A sus pies, enterradores.

NOTA: 10/10


miércoles, 14 de diciembre de 2011

AVER - Aver (2011)


Hacía mucho que no dedicaba una entrada a la sección de Nuevas Bandas, algo que lamento mucho pero que ha venido determinado por la necesidad de reseñar los grandes lanzamientos de este año (que han sido muchos!) y el poco tiempo que me ha dejado para dedicarlo a otros menesteres. En todo caso, y aunque ya en Diciembre, me dispongo a remediar eso con la presentación de una banda que entre todas las que me han llegado me ha sorprendido sobremanera. Aver es un joven cuarteto procedente de Sydney, que en Abril sacaron su álbum debut autotitulado de manera independiente (no están en ningún sello y ellos mismos se encargaron de todo el proceso de edición física y promoción del mismo). La banda, compuesta por Burdt (guitarra, voces), Luke (guitarra, segundas voces), Jed (bajo) y Chris (batería), despliega una propuesta difícil de etiquetar, donde hay cabida para el stoner, el grunge y la psicodelia.




Lo primero que he de decir en lo referente al álbum es que me quito el sombrero ante una banda capaz de facturar algo de este calado en su primer intento, porque aunque haya ciertos aspectos a pulir (muy pocos), en el global estamos ante un fantástico álbum de rock (por encima de subgéneros) con momentos realmente sublimes. Especialmente remarcables son los pasajes de corte más expansivo y psicodélico, donde la cópula entre las bellas guitarras de Burdt y Luke y la percusión de Chris alcanza cotas de evocación admirables. Muchas son las referencias que podemos citar aquí, como las de Alice In Chains, Kyuss o Brant Bjork, pero que sinceramente desviarían la mirada de un trabajo con la suficiente personalidad propia como para destacar por sus propios méritos. Nos encontramos ante ocho temas que se despliegan sin ninguna prisa, echando a andar de la mano de unas instrumentaciones preciosas que van ganando fuerza para dar entrada a explosiones eléctricas cortesía de unos riffs de marcado sabor desértico, y que también nos hace pensar con una sonrisa en los grandiosos Yawning Man. En el aspecto vocal tenemos otro de los puntos fuertes de Aver, principalmente por una gama de registros tremendamente amplia que pueden recordarnos a Layne Staley lo mismo que desgañitarse en gritos o adoptar esquemas menos obvios como en la bella y relajada Decay. Y lo más importante de todo es que aquí hay canciones, señores, algunas de ellas muy buenas. Un gran ejemplo es el single no oficial Acid Rain, con esa sorpresiva entrada de la mano de un didgeridoo (cuánto hacía que no escuchaba uno de éstos en un disco de rock!) que deviene en un tema que se mueve con destreza entre momentos de calma y explosiones de furia rockera cortesía de un Burdt que se deja la garganta en el proceso. Anti-Matter es otra de mis preferidas, especialmente el delicioso bajo de Jed que sinceramente me dejó boquiabierto. Es difícil encontrar hoy día un bajista con la clase y buen gusto que este tío demuestra en gran parte del álbum, pero sobre todo en ese corte del que hablo. Podría seguir desgranando los cortes uno a uno, y alabar la belleza acústica de Phantomb Limb o la amalgama de psicodelia y stoner pesado de Retreat To Space, pero prefiero que seáis vosotros los que degustéis los manjares que contiene este sorprendente debut.

NOTA: 8/10

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MOURNFUL CONGREGATION - The Book Of Kings (2011)



Nada, que parece imposible que uno se pueda dedicar a las reseñas pendientes porque de nuevo nos llega otro discazo de última hora para reventar mi apretada lista de los mejor de 2011. Qué gran año estamos viviendo los amantes del doom, por Satán. Si las obras maestras de YOB y Esoteric no eran ya suficientes, aparecen los titanes Mournful Congregation con su nuevo disco para hacernos babear como verdaderos trolls. En activo desde 1993, los australianos nunca se han caracterizado por llevar una prolífica carrera (The Book Of Kings es su cuarto álbum de estudio en 18 años), si bien es cierto que casi todos sus lanzamientos se pueden contar por victorias, especialmente aquella obra maestra que fue The Monad Of Creation (2005). Adscritos a las poco numerosas pero aterradoras huestes del funeral doom, Mournful Congregation nunca han temido amalgamar tan abisal punto de partida con bellas melodías, pasajes acústicos e incluso coqueteos con el folk que expandieran aún más una propuesta de por sí infinita. Con The Book Of Kings el ahora cuarteto formado por Adrian Bickle (batería), Justin Hartwig (guitarra), Damon Good (voz y guitarra) y la nueva incorporación de Ben Newsome (bajo) vuelve dos años después del notable The June Frost (2009) para reclamar un sitio dentro de la todopoderosa aristocracia del género.



Y con un álbum como éste bien pueden reclamar ese título nobiliario, pues han vuelto a parir otra monstruosidad como ya hicieran con The Monad Of Creation. Se hace muy complicado describir con palabras un trabajo de estas características, y al igual que me pasa con Esoteric tan sólo puedo referirme a su propuesta en clave de sensaciones y paisajes que se dibujan en mi cabeza cuando estoy bajo el influjo de las eternas notas que la componen. Ya que he citado a los británicos, me supongo que muchas serán las voces dispuestas a enfrentar en términos de calidad su reciente Paragon Of Dissonance con este The Book Of Kings, esfuerzo que considero hasta cierto punto ridículo. Estamos ante dos obras monumentales, y aunque servidor considera que el álbum de Esoteric es superior principalmente por su carácter rompedor y visionario, eso no quita para que se quite el sombrero ante la obra maestra que es The Book Of Kings. Y lo que debería hacer todo amante de la buena música es darle gracias a Satanás por poder disfrutar en un mismo año de dos joyas de este calibre. Centrándome en el disco que me traigo entre manos, he de reconocer que aunque se trata de un trabajo más "ortodoxo" y circunscrito a los cánones tradicionales del funeral doom, muchos son los detalles que lo separan de propuestas como las de Ahab, por poner un ejemplo. El principal es el gusto exquisito con el  que se han tratado las guitarras, que lejos de obsesionarse con riffs de infinita tectónica (que los hay), han decido ampliar su paleta de colores para desplegar un tapiz de una riqueza abrumadora para los sentidos, donde haya cabida no sólo para las melodías, sino también para unos pasajes acústicos cercanos al folk y capaces de poner los pelos de punta. Tal es la presencia de esa faceta acústica, y tan soberbia su excelencia compositiva, que en cortes como The Bitter Veils Of Solemnity nos parece estar en presencia de los Agalloch más inspirados, que no es moco de pavo. The Book Of Kings es un monumento a la melancolía, una invitación a perderse entre ensoñaciones de una vastedad cósmica y un irremediable proceso de desvestido tras el cual quedaremos literalmente desnudos ante sus notas. Otro de los factores que hacen del álbum algo indescriptible es un in crescendo nada habitual dentro del género, caracterizado por una cohesión granítica entre todos sus temas. The Book Of Kings no es así, y a través de sus tres primeras canciones asistimos a una adecuación sensorial para lo que tiene que llegar, que no es otra cosa que una catársis en forma de los más de 30 minutos de su corte homónimo final. Un tema capaz de robarte el aliento,dejando en su lugar un vacío aterrador respirando a través de tus pulmones, una cópula en la que el horror roba toda la inocencia a la belleza, dejándola sucia y rota entre notas de oscuro delirio. Sencillamente una de las mejores canciones que jamás nos haya regalado el Funeral Doom, y que desgraciadamente sólo disfrutaremos los amantes del género. Sólo ese tema ya merecería inscribir a Mournful Congregation con letras de oro en el Hall Of Fame del panorama metálico. Por el momento un servidor lo hará en el suyo particular, y por descontado en una lista de lo mejor del año en la que estarán en los puestos de cabeza.


The Book Of Kings es un disco inalcanzable con el verbo o la palabra, porque está hecho para dialogar con las estrellas. Afortunados somos de poder asistir a un espectáculo que tan sólo puede ser apreciado tras la negación de la cordura. Bienvenida sea dicha locura si viene de la mano de Mournful Congregation.

NOTA: 10/10


martes, 13 de diciembre de 2011

CHRIS CONNELLY - Artificial Madness (2011)



Este año no doy abasto, os lo juro. Si a una importante lista de discos pendientes por reseñar le sumamos nuevos lanzamientos de una calidad soberbia que no paran de aparecer, pues mi frustración alcanza límites casi insoportables. El último álbum de Chris Connelly ha supuesto uno de esos lanzamientos, y teniendo en cuenta que 2011 ha sido un año predominantemente metálico, me he decidido por comentar un trabajo que nutra mi inminente lista de los mejores discos de rock del mismo. Por compensar, vamos. Es probable que muchos no conozcáis a este cantante y compositor escocés, pero si os digo que se trata de un ex-miembro de bandas como Ministry y Revolting Cocks supongo que la cosa cambia. Sería injusto también el ignorar sus grandes trabajos junto a bandas menos conocidas como los post-punks Pigface o los noise-industriales Murder, Inc., que le granjearon el ser todo un personaje de culto dentro del underground de Chicago (ciudad a la que se mudó en los 80 cuando entró a formar parte de Ministry y Revolting Cocks). Su producción en solitario ha sido más que prolífica, pues desde que debutara en 1991 con el fantástico Whiplash Boychild, 15 han sido los álbumes que el bueno de Connelly ha lanzado al mercado. El último este Artificial Madness, un trabajo lleno de sorpresas. La primera es el sello que lo edita, Relapse Records, una de las discográficas metálicas más importantes del planeta y a priori en las antípodas de una propuesta como la del escocés. La segunda sorpresa es la colección de músicos que acompaña a Chris Connelly en la aventura, pues tenemos a lo más granado del extremismo metálico encarnado en miembros de Wolves In The Throne Room, Indian y Minsk, entre otros. De hecho, el omnipresente Sandford Parker (Minsk) no sólo se encarga de los teclados en Artificial Madness, sino que también es el responsable de la producción del mismo.



En el plano estrictamente musical puedo decir que Artificial Madness es el álbum del escocés que más me ha gustado desde Whiplash Boychild. No elevaré mi opinión a categoría de máxima porque no he escuchado todo el material que ha editado Connelly, pero creo no equivocarme al colocar su nuevo álbum dentro de lo mejor que jamás haya compuesto. Muchas han sido las transformaciones que ha tenido su propuesta sonora, desde el rock industrial al minimalismo acústico, pero con Artificial Madness regresa a sus orígenes en solitario, aquel comienzo unido al punk/post-punk que tan buenos resultados le diera. Como si de un repaso al género se tratase, el álbum evoca desde el maravilloso punk 80's de Public Image Ltd (la banda que formó John Lydon tras la separación de Sex Pistols junto al ex-The Clash Keith Levene) al post-punk industrial de Killing Joke, sin olvidar el breve pero influyente legado de Joy Division. La influencia de PiL se muestra en todo su esplendor en cortes como el single Wait For Amateur, que se basta con dos minutos para conformar un tema ganador, de los de la vieja escuela. Compatibility, aunque de mayor metraje, maneja parámetros similares, haciéndonos retroceder en el tiempo al nacimiento de la música alternativa pero sin perder por ello toda la frescura de un disco compuesto en 2011. Los teclados de Sandford Parker son deliciosamente ochenteros, y aunque muy alejados de los parámetros llenos de oscuras atmósferas y psicodelia que suele manejar nuestro querido patilludo, encajan perfectamente en la propuesta de Connelly. Sorprende del mismo modo la acojonante labor del resto de músicos involucrados, tanto que pareciera que han nacido para el punk y no para destruir cerebelos con sus bandas de metal extremo. En el aspecto vocal destaca un Chris Connelly en plena forma, con su característica interpretación mezcla de escocés borracho, crooner enamorado de David Bowie (especialmente en cortes como Cold Blood In Present Company) y spoken-word, girando alrededor de una temática versada en la alienación del hombre frente a la tecnología. Y aunque Artificial Madness no es un trabajo que vaya a agradar especialmente a los fans de Ministry, si pueden encontrar un guiño en las voces distorsionadas de la genial The Goner. En total 11 temas que se evaporan en menos de 40 minutos, dejándote una enorme sonrisa de satisfacción en el rostro y la sensación de haber escuchado algunos de los mejores temas que nos haya regalado 2011. A sus pies, señor Connelly.


Regreso triunfal de Chris Connelly para dejar a la altura del betún a todos los clones y advenedizos del post-punk ochentero. Una vuelta a los orígenes del post-punk pero con los pies firmemente asentados en el presente, y la reivindicación del escocés como una de las figuras claves del pasado y presente del género. Sencillamente uno de los mejores discos de 2011.

NOTA: 9,75/10


lunes, 12 de diciembre de 2011

THE DIRTY STREETS - Movements (2011)




Tras varias entradas dedicadas al metal en sus diferentes variantes, hoy toca degustar un álbum de rock añejo y atemporal, a cargo de una de las formaciones más prometedoras del país de las barras y estrellas. Hablo de The Dirty Streets, un jovencísimo trío proveniente Memphis, la cuna del blues y el rock'n roll. Formada por el vocalista y guitarra Justin Toland y el bajista Thomas Storz en 2006, pronto reclutaron en sus filas al batería Andrew Denham. Con la banda completa, en 2009 apareció su álbum debut, Portrait Of A Man, que si bien no era un disco redondo si supuso toda una sorpresa por el nivel y la energía que desplegaban los recién llegados. Su propuesta, una mezcla entre el blues, el rock clásico y el punk dejaba claro que estábamos ante una formación de raíces que nada tenía que ver con la oleada revival liderada por combos como Wolfmother o Jet. Arropados por un público, el de Tennessee, que como poco les sacaban 10 y 15 años, The Dirty Streets se convirtieron en la sensación del estado, aprovechándose de la experiencia y apoyo que esa insigne vieja guardia les brindó (desde conseguir locales para tocar a ayuda en cuestiones de sonido y grabación). Una vez fogueados sobre las tablas y con nuevo material compuesto, el trío volvió a meterse en el estudio a principios de 2011, dando como resultado Movements.





Movements no supone ninguna sorpresa respecto a lo presentado en Portrait Of A Man, pero si en lo referente a la calidad de sus composiciones. Porque estamos ante un disco redondísimo, diez cortes ganadores que alardean de una energía, gancho y feeling como pocos he escuchado este año. Mucho más dinámico y fluido que su predecesor, Movements es un fantástico ejercicio de rock crudo, que bebe por igual de MC5, Grand Funk Railroad, los Stooges, los Led Zeppelin menos grandilocuentes y James Brown. A nivel instrumental estamos ante una formación de la vieja escuela rockera, que sin necesidad de virtuosismos ni complicaciones consiguen en cambio desplegar una fuerza encomiable, primaria y que te hará mover los pies sin remedio. Destaca especialmente Movements en su aspecto vocal, con un gran Justin Toland que recuerda gratamente a insignes cantantes como Leslie West de Mountain o Burton Cummings de los míticos The Guess Who. La verdad que es una gozada el poder disfrutar de una banda de corte clásico que no se apoye en la grandilocuencia ni pretenciosidad de las grandes bandas de la era dorada (sin que eso suponga una cítica por mi parte a ese aspecto) como suele ocurrir, y se centre más en la crudeza que fue el santo y seña del rock'n roll original. Y quién necesita de añadidos cuando se enfrenta a pepinazos como Cloud Of Strange o Felt, dos de los puntos álgidos del álbum y verdaderas invitaciones a mover pies y cabeza como posesos. La producción a cargo de Doug Easley (que tiene en su haber producciones para Sonic Youth, Pavement y The Walkmen), como no podía ser de otra manera incide en un sonido orgánico y natural, casi de directo, la elección perfecta para una propuesta como la del trío. Poco más puedo añadir a un álbum simplemente magnífico, que nos recuerda que el rock, más allá de poses, desarrollos lisérgicos o eternas progresiones, siempre ha sido fuego y actitud.



Una grata sorpresa y la confirmación de todas las esperanzas que había puestas en The Dirty Streets. Por actitud, temas y gancho, Movements es simple y llanamente uno de los mejores discos de rock de 2011.

NOTA: 9/10



miércoles, 7 de diciembre de 2011

NECROS CHRISTOS - Doom Of The Occult (2011)



Seguimos con el sprint para abarcar los imprescindibles que nos ha regalado este maravilloso 2011, y hoy toca hablar del segundo largo de los germanos Necros Christos. Formados en 2001, no fue hasta 2007 (tras editar cuatro demos, un EP y cuatro splits, uno de ellos con los madrileños Teitanblood) que hicieron su presentación oficial en formato larga duración con el impresionante Triune Impurity Rites. Como un ciclópeo rodillo de maldad, su debut era un tremendo ejercicio de death metal old school que marchaba a la batalla con la tranquilidad poderosa del doom y un aura de oscurantismo herético que no dejó indiferente a nadie. Cuatro años de silencio siguieron a tan demoledor trabajo, hasta que por fin hemos podido catar con malsano disfrute las nuevas composiciones que dan forma a Doom Of The Occult, editado por Sepulchral Voice Records.




Doom Of The Occult continúa la senda abierta por su predecesor, pero apuntalando el andamiaje que soportaba tan descomunal obra, de tal modo que podemos hablar de un trabajo mucho más elaborado, complejo y, en definitiva, mejor. Volvemos a encontrarnos con un álbum de intrincada estructura, en total 23 temas de los cuales 14 son piezas instrumentales, y en el que las 9 canciones propiamente dichas están intercaladas por unos preludios que se dividen en instrumentales de sonido catedralicio llamadas "templos", y que a su vez preceden a otras llamadas "puertas" reminiscentes de Oriente Medio. Algo que de primeras podría sonar como un impedimento o un corte en la fluidez del disco deviene en todo un acierto, pues lejos de sesgar el hilo argumental de Doom Of The Occult lo termina por enriquecer y elevarlo a unas cotas de evocación admirables en un disco del género. Dejando a un lado la organización y centrándonos en la composición, lo primero que hay que reseñar es el genio de Mors Dalos Ra, auténtico genio y líder de Necros Christos, cuya labor de creación y amalgamado de géneros es una pútrida delicia para nuestros oidos. Partiendo del death metal primigenio de grupos como Autopsy e Incantation, el germano no ha dudado en hacer copular su criatura con las surgidas de las entrañas de géneros como el black metal y, sobre todo, el doom. Porque si algo caracteriza el sonido de Necros Christos son esos medios tiempos malsanos y densos como un caldero de entrañas y heces, que sirven como poso para que Mors eleve su infame registro vocal mientras contamina el Antiguo Testamento, evoca pasajes de la Cábala, se pasea por los milagros del Antiguo Egipto o invoca oscuras deidades de Oriente Medio. El duo formado por el propio Mors y Evil N. a las guitarras es espectacular, abarcando un arsenal de recursos inagotable que va desde los riffs monolíticos del doom a solos de infarto pasando por bellos y exóticos pasajes de folk oriental. Sin embargo la principal cualidad de Doom Of The Occult no es tanto la complejidad técnica de las composiciones como la asombrosa habilidad con que elevan dichas construcciones hasta el cielo, sin necesidad de alardes ni excesivas vueltas de tuerca a una idea que no necesita de añadidos. La unión de todos estos factores, junto con esa estructura de álbum casi clásica y dividida en movimientos, da como resultado una interacción con el oyente fascinante, sumiéndolo en un trance letárgico que dibuja extraños y pavorosos paisajes de oscuridad exótica y primigenia, perdida en la memoria de nuestra civilización. Tal es el grado de interacción con el subconsciente que la noción del tiempo se disipa, escapando como humo ante las revelaciones pavorosas de estos germanos, capaces de convertir el inmenso metraje de Doom Of The Occult (casi una hora y cuarto de travesía) en poco más que un parpadeo, tras el cual tu alma quedará enganchada irremediablemente a los secretos desvelados, que perseguirás una y otra vez con la fe ciega del fanático condenado.



Doom Of The Occult es un álbum inmenso, único y que abre una sorprendente nueva vía en el devenir del Death Metal. Sin necesidad de incorporar sonoridades revolucionarias ni fusiones extrañas, Necros Christos han acudido a las fuentes originales, mezclando sus aguas en un brebaje de aterradores efectos sobre la psique y adictivas consecuencias para todos aquellos marcados por el amor al metal más herético.


NOTA: 9,75/10