Ecos de una ciudad sumergida.

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jueves, 26 de julio de 2012

ATRAVESANDO EL VELO DE MAYA: Entrevista a SATURNA

Pocas sorpresas ha habido más gratas este año que la publicación del debut de los barceloneses Saturna, títulado The Kingdom Of Spirit (2012, Seven Snakes Records/Odio Sonoro) y que recupera el espíritu de las grandes bandas clásicas de rock. Del proto-heavy de Black Sabbath al vulcanismo guitarrero de Hendrix pasando por la evocación propia de la psicodelia, los 8 cortes que componen el disco son todo un ejercicio de espiritualidad revolucionaria a golpe de riff. Porque si todo está igual de jodido o más que hace cuatro décadas, ¿no sigue siendo completamente válido levantar la bandera de esos melenudos locos que pusieron patas arriba el mundo de la música y escandalizaron a la sociedad bienpensante? Estas y otras cuestiones tuvieron a bien contestarme el bajista (y principal compositor de la banda) Rod y el vocalista Patrick.

Seamos ordenados y empecemos por el principio, los orígenes de la banda. Tengo entendido que Saturna es la cristalización de una década de trabajo, ahí es nada. ¿A qué se debió esta larga travesía?

Rod : Pues sí, son varios años los que llevamos en esto de la música y las bandas, pero quizás con la diferencia de que no llegaban a complacer nuestras inquietudes musicales del todo y es aquí donde nace Saturna, un proyecto más serio y mucho más pausado a la hora de querer conseguir resultados, sobre todo a la hora de complacer nuestras necesidades musicales. Sin duda la base de Saturna es la comodidad a la hora de componer y trabajar con total libertad .

Rod, tú siempre has estado como fuerza motriz de todos los movimientos de la banda. ¿También es así a nivel compositivo u os dividís las tareas?

R: Es un poco de todo. Si bien los temas de este disco nacen de mis ideas también tengo que decir que la colaboración del resto de la banda en esto ha sido fundamental ya que todos hemos pulido las ideas en el local de ensayo aportando nuestras influencias para el bien de la canción . Esta muy claro que sin ellos este proyecto no hubiese sido posible .

¿Los temas de The Kingdom Of The Spirit comparten ese dilatado bagaje o son composiciones más recientes? Lo digo porque muestran un nivel de madurez acojonante para tratarse del debut de una banda…

R: Los temas del disco nacen después de acabar mi etapa en mi anterior banda ATMAN ACRON , banda que compartía con Patrick y Jondix, que es quien se encargo del diseño de la portada . Una vez acabada esta etapa mis inquietudes musicales aún no estaban saciadas del todo por lo que seguí componiendo en solitario en casa y claro, después de tener varias ideas solo faltaba la gente para poder llevarlas al local de ensayo. Es en ese momento cuando aparece el resto de la banda, que con sus ganas y talento pulieron cada idea que tenia para trabajar.


En mi reseña del disco hablaba de que estábamos ante la invocación del espíritu de toda una época, la de los 70. Hay gente que piensa que esto es anclarse en el pasado, pero cualquiera que escuche The Kingdom Of The Spirit se puede dar cuenta de lo tremendamente actual que sigue sonando ese espíritu. Personalmente siempre he pensado que las cosas nunca mueren, porque en ese caso sólo viviríamos de presente y no habría base para el cambio y la evolución. ¿Qué pensáis al respecto?

Patrick : Creo que debemos partir de la base de que las cosas en el universo van mutando pero mantienen su esencia. Esto lo entiendes cuando observas la naturaleza detenidamente o cuando ves como ha ido evolucionando el mundo para bien o para mal , el hombre esta en constante proceso de evolución. Cuando decidimos tocar juntos nunca pensamos en sonar de una forma determinada o algún estilo en concreto; es más, todos tenemos influencias muy distintas pero el resultado final ha sido esta mezcla de ADN musical con un disco que nos ha dejado muy satisfechos, claro que también se pueden apreciar algunas de nuestras influencias pero eso sigue siendo parte de la naturalidad de esta banda y no de algo programado.

Todo el álbum, y en especial cortes como Seven Magic Spells, son un altar al riff como fuerza creadora de todo el andamiaje sonoro, lo que os emparenta con bandas como Black Sabbath y Blue Cheer, pero también de otras formaciones más plúmbeas como Saint Vitus. ¿Eran referentes que teníais claros desde el principio o ha sido una plasmación subconsciente de vuestras pasiones musicales?

R: Si, creo que queda muy claro nuestro amor por el riff repetitivo y junto a él la admiración por bandas como Black Sabbath , Pentagram , Led Zeppellin , Hendrix y muchas otras. Quizás esa variedad es lo que nos mantiene frescos ya que no nos metemos de lleno en un solo estilo , por encima de todo esta nuestra libertad de componer .

Master Of The Secret Arts me recordó a los mejores Soundgarden, los del Badmotorfinger. La verdad que siempre los he considerado unos grandes recuperadores del sonido sabbathico, especialmente en aquella época. ¿Son también banda de cabecera para vosotros?

P: Bueno, la época grunge más toda la movida y energía que se estaban viviendo en ese momento fue brutal, personalmente la disfruté mucho ya que fue ahí cuando me inicie en esto de la música y creo que Master Of The Secret Arts tiene esa atmósfera y actitud de lo que se vivía en los 90’s , aunque eso sí  la letra habla de otras cosas.


También hay un halo de psicodelia que se siente más que se oye, como un fluir de fondo en cada nota. ¿Sois amantes de los grandes clásicos del género? 

P: Todas las bandas y músicos que hemos nombrado antes son pilar fundamental en cualquier colección de vinilos, además creo que la música se “hereda” ya sea de un pariente , amigo , novia... He conocido muchas cosas interesantes de esta forma y en el momento que lo necesitaba, o simplemente buscando e investigando en la red y en blogs. La información está al alcance de quien la busque.

Las letras invitan a la reflexión sobre nuestro papel en este mundo cada vez más jodido, pero también acerca de quiénes somos realmente desde un punto de vista más allá del mero empirismo. ¿Podrías profundizar en este punto, Patrick?

P: Sí, estamos jodidos, es verdad (risas), pero hay que seguir luchando y levantarse cada día a currar. Yo vengo de un país (Chile) donde las cosas son muy difíciles y todo cuesta el doble principalmente por culpa de los gobiernos y la misma gente que sigue creyendo en los ladrones de siempre. En España con este gobierno todo se esta yendo a la mierda pero para eso estamos los músicos, los artistas en general y los obreros para dar la cara y batallar. A esta gente que está en el poder se les derrota con cultura.

Respecto a las letras de Saturna, son el resultado de varios años de investigación en los que he profundizado en temas religiosos, sociales y sociedades secretas. Por un lado se habla de que debemos romper las cadenas que nos han impuesto todos estos grupos y sectas, donde el engaño es el alimento para el desamparado y la injusticia es la manto con que cubren sus aberraciones, y por otro lado es un constante mantra , un mensaje que se repite y dice que nosotros somos los únicos que podemos cambiar el mundo con el arte y no con la violencia, despertar del sueño en que nos tienen sumergidos, dejar de ser marionetas, no ver mas la tele, etc. El amor y la compasión por uno y por los demás es lo que nos hará ser mejores personas.

El nombre de la banda también tiene que ver con todo esto, no?

P: SATURNA expresa el dominio del espíritu sobre los cuatro elementos (tierra, agua, aire, fuego) reflejando así la comunión entre el hombre y el universo. El nombre está compuesto de siete letras, siendo esta cantidad un número sagrado en muchas culturas, sobretodo en el ocultismo, la cábala, y las artes herméticas en general. El tercer significado es la “u” del logo de Saturna, que hace alusión al ritual egipcio de Isis, la gran diosa madre, la fuerza fecundadora de la naturaleza.


Me gustaría felicitaros por la edición de The Kingdom Of Spirit, una pequeña joyita en vinilo de 12” sacada por Odio Sonoro y Seven Snake Records (el sello de Patrick), con un espectacular artwork a cargo de Jondix. ¿A qué se debió esta co-edición? ¿Patrick, qué te llevó a comenzar la aventura de un sello propio?

P: Lo de mi sello es una idea que tenía hace mucho tiempo, más que nada porque creo que las cosas debes hacerlas tú mismo y no esperar a que venga un sello o alguien para editar tu disco. Te pasas horas y horas creando, inviertes dinero y sacrificas muchas cosas, entonces no es justo que llegue alguien y ponga su logo en tu trabajo y después no haga nada más. Todo lo tienes que conseguir solo: hacer promo, buscar bolos, etc. Lo mejor es buscarte la vida con un par y tener el control de tus cosas. Ésta es más que nada la idea de haber creado mi sello, que de momento está funcionando para proyectos personales. Si en el futuro decido editar a una banda mi idea es poder darle el apoyo que se merece, no sólo poner dinero para la edición. En el caso de Odio Sonoro es diferente, desde el comienzo nos ha apoyado y creído en nosotros. De momento es uno de los pocos sellos españoles realmente underground y comprometido de verdad con las bandas que lleva. Jose es una gran persona, es un gusto trabajar con él.

Ya habéis compartido tablas con insignes bandas estatales como Arenna o Lords Of Bukkake. ¿Qué planes de directos tenéis de cara al verano? ¿Cómo está la cosa actualmente para conseguir bolos? ¿Hay alguna posibilidad de salir fuera de las fronteras?

P: Sí, hemos tenido la suerte de compartir escenario con bandas de un gran nivel como las que tu mencionas y otras como Hom o Lowshake y sin duda han sido grandes experiencias de las cuales hemos intentado aprender. En cuanto a los bolos los estamos enfocando todo para después de verano, una vez pase todo el periodo de vacaciones y festivales. La verdad que cuesta un poco encontrar bolos o mejor dicho cuesta más encarrilar unos cuantos seguidos, pero bueno, sólo hay que poner más trabajo y dedicación . Sobre salir a tocar fuera de España esta claro que es un objetivo a cumplir , es algo que deseamos mucho pero en primer lugar está promocionar el disco localmente e ir paso a paso con la banda, aunque sin duda tocar fuera seria un gran logro para el grupo.

Pues esto es todo, cracks. Gracias por vuestra disposición y os deseo la mejor de las suertes, que las merecéis con un discazo como The Kingdom Of The Spirit. Un saludo tentacular!!

A ti por la entrevista y el interés, gracias a estas cosas las bandas nos damos a conocer. Todos sabemos lo complicado que es esto de la música y sin estas promociones todo sería el doble de complicado, así que gracias a ti... Un abrazo !!!




lunes, 23 de julio de 2012

SONS OF OTIS - Seismic (2012)



Puedes escuchar el disco completo a través del Bandcamp de Small Stone Recordings. PINCHA AQUÍ.

Si existe una banda en el planeta cuyo sonido se pueda calificar de inconfundible esa es Sons Of Otis. Con dos décadas de carrera a sus espaldas, el trío de Toronto formado actualmente por Ken Baluke (guitarra, voz), Frank Sargeant (bajo) y Ryan Aubin (batería) ha llevado al extremo unas enseñanzas que parten del stoner/doom de los seminales Sleep junto al cuelgue espacial de los primeros Monster Magnet para devenir en una propuesta que les ha situado en una posición donde no tienen cabida las medias tintas. O les amas o les odias. Como los mejores. Sobreponiéndose a continuos cambios de batería y quiebras de sellos, nos presentan Seismic (2012, Small Stone Recordings), su sexto álbum de estudio y el tercero desde que firmaran con la discográfica stoner por excelencia en el que demuestran que sus jams cósmicas no necesitan de cambios ni revoluciones para seguir aplastando huesos y expandiendo mentes.


Que a nadie le lleve a equivocaciones la portada del nuevo trabajo de los canadienses porque no estamos ante un trabajo de stoner-rock centrado en coches y mujeres. Sons Of Otis siguen habitando cómodamente en el interior de un agujero negro rodeados de pliegues espacio-temporales y colosales fuerzas gravitacionales desde las que nos envían periódicamente incontestables ejercicios de demolición lisérgica para mayor deleite de nuestros derretidos cerebros. Sin necesidad de moverse un ápice de una propuesta firmemente fusionada a su ADN el trío ha vuelto a facturar un trabajo soberbio que se sigue desplegando en esas coordenadas que tan sólo ellos conocen y el resto de mortales no están preparados para habitar so pena de morir aplastados.  No voy a comparar Seismic con sus anteriores trabajos porque me parece un trabajo inútil dada la calidad y compactación de su discografía. Desde los soberbios e iniciáticos Spacejumbofudge (1996, Hypnotic) y Temple Ball (1999, Man's Ruin Records) al titánico cuelgue de X (2005, Small Stone Recordings), la carrera de Sons Of Otis es la demostración de que, al igual que Lobezno, estos tíos son los mejores en lo que hacen. Otra cosa es que lo que hagan sea algo tan monstruoso quedar atrapado en una colisión entre planetas... Lo que sí se puede asegurar es que el nuevo trabajo de los voceros del Universo les muestra en un estado de forma acojonante, facturando 7 cortes de leyenda donde a nada que uno sobreviva a la experiencia y agudice los pabellones auditivos puede captar las diferentes armas con que nos han subyugado a lo largo de su travesía artística. El comienzo gargantuesco que supone Far From Fine es como recibir un puñetazo en la cara del mismísimo Galactus, con la voz de Ken Baluke (inconfundible con esos efectos de eco marca de la casa) gritándonos con regusto a porros cargados la primera y grandiosa revelación: Here I Go Again/Nothing's Gonna Change. Toda una declaración de intenciones que se verifica a lo largo del disco, y que nos muestra a una banda que es ama y señora de unos dominios que no tiene ninguna intención de abandonar. Lessons continúa la senda del corte inicial, composiciones contundentes que representan la densa, oscura y lisérgica visión que Sons Of Otis tienen del blues, y en la que Baluke demuestra que además de parir riffs gordos como cabezas de enano también puede arder con el fuego de un Hendrix enamorado de Carl Sagan y los porros. Pk y Alone nos retrotraen a los tiempos de X, cuando la banda nos hizo puré a base de tempos ultralentos, riffs aterradoramente gruesos y evocaciones surgidas de las indescifrables entrañas del cosmos. Guilt compacta de manera soberbia las virtudes del trío, lo lejos que han llegado en su amor por la tectónica y el pulido de un trono que actualmente se sitúa entre el que ostentan los italianos Ufomammut y los fumetas Bongzilla. La sonrisa y el gozo extasiado llegan con Never In My Life, la versión que se cascan del clásico de Mountain (ya les versionearon anteriormente en Temple Ball, concretamente la canción Mississippi Queen) y al que le insuflan toneladas de personalidad para dotar al tema de una densidad y alma space-rockera geniales. Termina Seismic con la ultramundana Space Jam, que haciendo honor a su nombre nos muestra la vertiente más rockera y libre de los de Toronto, y donde la sección rítmica se quita su traje de diplodocus para abrazar una interpretación llena de gusto refinado y versatilidad, de nuevo con Baluke haciendo un trabajo espectacular a las seis cuerdas.


Puede que nunca reciban el reconocimiento que merecen, pero Sons Of Otis vuelven a demostrar que pocas bandas pueden alardear de una discografía tan maravillosa como la suya y de una propuesta tan personal e intransferible. Seismic es otra victoria incontestable para el trío y la constatación de que tampoco en el vasto Universo hay ley más poderosa que la del riff.


miércoles, 18 de julio de 2012

JAPANDROIDS - Celebration Rock (2012)


Puedes escuchar el álbum completo a través del Bandcamp de Japandroids. PINCHA AQUÍ.

Hoy toca cambio de tercio, tanto musical como de vibraciones. Vamos a espantar todas las preocupaciones, todos los problemas y simplemente celebrar que estamos vivos. Y para ello qué mejor que con un disco de rock luminoso a cargo de uno de los dúos más prometedores del panorama actual. Nacidos en 2006, la carrera de los canadienses (Brian King, guitarra y voces, David Prowse, batería y voces) ha sido poco menos que meteórica, ensalzados por la crítica indie (Pitchfork y Spin se pajean lo suyo con estos tíos) y actuando en algunos de los festivales más importantes del planeta gracias tan sólo a su notable debut Post-Nothing (2009, Polyvinyl Record Co.), un disco cuyo título ya dejaba claro qué es lo que pensaban de ese prefijo tan de moda últimamente (además de su filosofía de no preocuparse por nada más que del momento presente). A medio camino entre el amor por la filosofía DIY de Fugazi y la realidad de llevar adelante una carrera musical en los tiempos que corren, Japandroids publicaron el 29 de Mayo su segundo álbum Celebration Rock (2012, Polyvinyl Record Co.), una infecciosa colección de temas a caballo entre el rock y el punk que les ha terminado de consolidar como una formación imprescindible entre tanta propuesta sesuda y de ceños fruncidos.


En un momento en el que parece que toda propuesta artística tiene que ir de la mano de la omnipresente y pretenciosa etiqueta post (que aunque no lo pensemos mucho significa que se están superando los géneros, y hay que ser muy arrogante para pensar que eso es verdad...) y el modernismo imperante obliga a rechazar el pasado por supuestamente reaccionario e infantil, Japandroids gritan a los cuatro vientos que es momento de parar, sonreír y simplemente disfrutar de la vida. Y puede que lo hagan con unos argumentos aparentemente de adolescentes, pero sus letras son tan honradas y cargadas de puñetera verdad y su música tan infecciosa que un servidor no puede sino postrarse ante un disco simplemente irresistible. Partiendo de esa amalgama de hardcore y pop que tan grande hizo a bandas seminales como Pavement o Hüsker Dü junto a una crudeza propia del mejor garage noventero, los canadienses insuflan a la propuesta cantidades ingentes de energía juvenil capaz de levantar el ánimo a los muertos. Celebration Rock es una invitación a retrotraerte a esa época en la que solo te importaba escuchar rock, beber y follar indiscriminadamente, antes de que llegaran las preocupaciones (muchas de ellas carentes de sentido) y responsabilidades propias del mundo "adulto". Que muchos no hayamos superado esa fase ya en la treintena es tema para otro debate. Más acelerado, vitaminado y grueso que su antecesor, estamos ante un trabajo que desdeña cualquier atisbo de contemplación para centrarse única y exclusivamente en encender los centros nerviosos del oyente y cargarlos de buenas vibraciones, empresa que os aseguro cumplen con creces cortes mayúsculos como Fire's Highway, The House That Heaven Built o Evil's Way, con unos coros que saludarás riendo a carcajadas y elevando una cerveza al cielo. Con unas letras que en cualquier otra banda sonarían ridículas, Japandroids elevan sus reflexiones a la altura de auténticas revelaciones en este mundo de pseudointelectualidad y profundidad que de tan introspectiva deviene en patética superficialidad existencial. Imposible no sonreír cuando en el primer y maravilloso single The House That Heaven Built cantan "Cuando te amen (y ellos lo harán)/diles todo lo que amarán en mi sombra/y si intentan hundirte/cuéntales todo sobre irse al infierno". Su incitación a recordar la inocencia del pasado aflora en Younger Us: "Te recuerdas diciendo cosas como ya dormiremos cuando hayamos muerto/y pensando que ese sentimiento nunca se iría hasta el final?". The Nights Of Wine And Roses ensalza la magia de esas inolvidables noches de verano: "Hundimos nuestras bebidas en un embudo de amigos/y quemamos nuestras mezclas hasta el final/no lloramos las noches por llegar/gritamos como el Infierno a los Cielos". También hay mucho de la ingenuidad acerca del amor "Si yo tenía todas las respuestas/y tú el cuerpo que deseabas/ ¿nos amaríamos con un fuego legendario?" junto a dosis de realidad "pero tú ya no eres mía hasta la muerte nunca más/por eso debo vivir". Es evidente que la juventud es una fase temporal que se debe superar en esta extraña travesía que llamamos vida, pero también lo es que no debemos avergonzarnos de un periodo, probablemente el único, en el que nuestra llama brilló con una fuerza que ya jamás recuperaremos. Para lo bueno y lo malo. Como también es evidente que no encontrarás a una banda, ni un disco en la actualidad que te recuerden esa magia como Japandroids en Celebration Rock.


A no ser que ya estés muerto y asimilado por el rodillo de la monótona vida moderna, Celebration Rock es la mecha que prenderá ese fuego que creías extinguido para siempre. Porque Japandroids no sólo han facturado una celebración al mejor rock'n roll, sino también una oda a la alegría en todo su esplendor e inocencia. Uno de los discos de rock del año.


lunes, 16 de julio de 2012

TITAN - Burn (2012)


Puedes escuchar y descargar gratis (o pagar si así lo deseas) el disco a través del Bandcamp de Hypaethral Records. PINCHA AQUÍ.

Menuda sorpresa la que me llevé la semana pasada con esta banda canadiense. A pesar de conocer su estupendo EP Colossus (2009, React With Protest/Feast Or Famine Recordings) que les colocó como una formación con un futuro más que prometedor, no me esperaba un salto de calidad tan grande en su debut en formato LP. Aún con el buen sabor de boca que me dejaron tras el corto pero intenso concierto que se dieron en la sala IBU HOTS de mi ciudad (Vitoria-Gasteiz) el Miércoles pasado, decidí correr a mi casa y pinchar el recién adquirido Burn (2012, Hypaethral Records/React With Protest). Y señores, vaya gozada. No me extraña que Titan se lanzara a una aventurera (dada su condición de novatos) gira europea de presentación, porque sinceramente el disco que ha parido el quinteto merece, y mucho, ese esfuerzo. Editado (además de en CD) en un exquisito doble vinilo, masterizado por el gran Colin Marston (Krallice, Behold...The Arctopus, Dysrhythmia...) y con unas colaboraciones de auténtico lujo, estamos ante un álbum que además de sus innegables cualidades musicales demuestra que Titan se toma su carrera muy en serio.


No es para menos, ya que tratar Burn a la ligera sería un pecado habida cuenta de la calidad inmensa que atesora. Sin necesidad de moverse un ápice de su propuesta, Titan han volcado todos sus esfuerzos en pulir, refinar y potenciar su oscura amalgama de hardcore y post-metal hasta convertirla en una criatura a la altura del nombre de sus padres. Estamos ante un gigante en el que la agresividad y la épica le ganan la partida a la pesadez mayúscula de la que hacían gala en sus dos EP's anteriores (no es casualidad que el título de su anterior trabajo fuera Colossus y éste se llame Burn...), todo un acierto que por el camino permite desplegar las ingentes cantidades de energía que dormían en el interior de estos tíos. Mamando el hardcore de sus legendarios compatriotas Cursed al mismo tiempo que el post-metal de Isis y los Neurosis noventeros, Titan destacan por unas murallas sonoras de órdago, melodías guitarreras cargadas de épica apocalíptica y un James que se desgañita con una ferocidad inusitada adaptando textos de gente nada obvia como Vladimir Smerdiakov, Augustus Psalmanazar o Ellis Bland-Strange, y que dan forma a una obra que sin ser política sí es todo un llamamiento a encender ese fuego que late en el interior de todos nosotros esperando a que le liberemos de las cadenas del conformismo y la mediocridad de nuestra sociedad. Sin necesidad de guardarse sus mejores cartas para el final, Titan abren la función con uno de los grandes cortes del disco, siendo Feast embajadora perfecta de las cualidades del quinteto a golpe de épica desaforada, abrasividad cual lija del 10 y una interpretación vocal capaz de volarte la cabeza tirando de pasión y mala hostia. Al poco llega una de las primeras y grandiosas sorpresas, la aparición en Myopic de la voz del grandérrimo Chris Colohan (ex-vocalista de Cursed y actualmente en los hardcore/rockers Burning Love), que dispara la agresividad del tema hasta cotas de auténtica declaración de guerra. La siguiente sorpresa llega con Telepaths, una bestia descomunal que mezcla ambientaciones oscuras, el golpear del doom y la mala baba del sludge gracias a la participación de Bryan de los drone-doom-noiseros Gates y Tyler Semrick-Palmater de los reverenciados Mare, moldeando otro de los puntos álgidos del álbum y uno de los cortes más malignos que he escuchado este año. Esa conexión con el sludge se hace también evidente en composiciones como Warmer Months, capaz de arrancarte la piel a tiras, masticarla y escupírtela en tu cara sanguinolenta. A pesar de la hora que dura el álbum el quinteto es capaz de mantener la atención del oyente sin abrasar sus centros nerviosos, algo a lo que ayuda el buen gusto y la sabia inclusión de pinceladas de bello minimalismo como en la intro instrumental Corrupt o en el corte-puente Vitiate, que da paso a la canción que cierra el disco y que es mi preferida sin lugar a dudas. Hablo de The Fire Sculptures, una auténtica pasada de canción capaz de reventar los medidores de intensidad con unas guitarras que te llevan en volandas a uno de los finales más épicos de la temporada y un James simplemente ultramundano cantando los versos de un graffitti anónimo. Imposible que no se te ericen los pelos del cuerpo cuando el tema explota y el vocalista grita "the things we have built are so excellent to destroy/destroy it all/restore it all/destroy it all/restore it all". Un cierre apoteósico para un disco que demuestra que no es necesario inventar nada para parir un trabajo soberbio, siempre que se tenga el talento y la pasión necesaria para tal empresa.


Burn es lo que ocurre cuando la abrasividad del sludge, la agresión del hardcore y la capacidad evocadora del post-metal unen fuerzas para saludar al fin del mundo, aupando de paso a Titan ya no como una promesa sino como una poderosa entidad comiéndose el presente. Uno de los grandes debuts de 2012.





viernes, 13 de julio de 2012

ADRIFT - Black Heart Bleeds Black (2012)




Pocos trabajos han sido tan esperados dentro de la parroquia metalera estatal como el nuevo disco de los madrileños Adrift, y por varias razones. La primera era la curiosidad por saber cómo continuaba la propuesta que dio forma a su demoledor debut, Monolito (Underhill Records, 2008), una bestia parda que bebía tanto del sludge como del universo post con no pocas dosis de técnica matemática. La segunda era que si (como un servidor) habías tenido el placer de ver su apisonadora de directo, te dabas cuenta de que estabas ante una banda con el potencial para hacer cosas muy grandes. Y al hilo de la primera razón, quedaba la duda de cual iba a ser la senda a emprender: o bien profundizar en la vertiente más contemplativa del post-rock y el post-metal, o afilar los colmillos y sacar músculo enfatizando la obesidad metálica de su primer trabajo. Pues bien, con Black Heart Bleeds Black (2012, Alone Records) no hay lugar a dudas...


Todo ha quedado claro con el segundo trabajo de Adrift, tanto que duele: Black Heart Bleeds Black confirma a los madrileños como una banda de primera fila dentro del panorama internacional, y clarifica una propuesta que se ha asentado definitivamente en el campo del metal más abrasivo que puedas imaginar. Abrazando el sludge como religión y éxtasis sodomita, el riff ciclópeo como arma de destrucción masiva, Adrift han engordado sus bíceps de tal manera que se sienten como los guantazos de un troll de las cavernas, pero sin perder por el camino la clase de la que hacían gala en Monolito. Obligando a retozar en una cópula herética y sanguinolenta al sludge y al metal progresivo, el resultado es una criatura abominable, iracunda y de formas intrincadas y cambiantes, como un Shoggoth salido de la febril mente de Lovecraft. Cada uno de los 8 cortes que dan forma al álbum se sienten como cirugía insalubre a manos de un experto cirujano loco, meticulosa vivisección con escarpelo roñoso dibujando incomprensibles runas en tu pobre cuerpo. Ese comienzo con The Soldier Of My Words ya te avisa de lo que te espera: riffs tectónicos y repetitivos que pulverizan tus centros nerviosos y te hunden en un trance a través del cual se cuelan los numerosos matices de los que se van cargando las composiciones, momentos de oscura y serpenteante calma que te hacen bajar la guardia para acto seguido saltarte todos los dientes de la boca, y un Jorge que ha convertido su interpretación vocal en la de un oso grizzlie enamorado del black metal. La atmósfera asfixiante y opresiva que rodea Black Heart Bleeds Black es otro de los grandes logros del cuarteto, que impregnan todo el álbum de una densidad malsana que casi se puede cortar... en el caso de que tuvieras a mano una motosierra. Jorge y Macon convierten sus guitarras en auténticos heraldos del Maligno, y aunque aquí predomina el músculo sobre la sofisticación la pareja de hachas también se salen a la hora de pegarle a un virtuosismo que, aunque nada despreciable, siempre se subordina a la idea original: hacerte mucho daño, y hacerte viajar a universos extraños donde seguir haciéndote daño. Gran ejemplo de ello es el corte Wolves Searching Dreams, un tema cargado de escorzos guitarreros y soberbia técnica que aún así no te libran de salir con el culo como la bandera de Japón. La sección rítmica de nuevo vuelve a salirse por los cuatro costados, especialmente esa criatura del Averno metida a batería que es Jaime y que termina de disparar las canciones directamente a tu indefensa cabeza. Cortes como la preciosa intro Waves o la instrumental Erich Zann Environment (las referencias a Lovecraft siempre dan puntos en esta casa) demuestran que en el Infierno también hay lugar para la relajación y la recreación en la belleza de lo horrendo, permitiendo que cojas aire, reces a tus patéticos dioses y posteriormente mueras a manos de engendros inmisericordes como Mallet Man o Long Nails, verdadera bilis encerrada entre surcos de vinilo. Otro de los principales logros del disco es que pese a toda la abrasividad, a los metrajes abultados y a la densidad, son tantos los matices y la versatilidad de la que hacen gala estos tíos que estarás pegado a los cascos sin moverte del sitio, algo impresionante habida cuenta de los parajes por los que transitan estos voceros del Apocalipsis. Y al acabar los 53 minutos de metraje de Black Heart Bleeds Black te quedará la sensación de que has sobrevivido por los pelos, pero quedando tullido de por vida. O sea, una puta gozada.


Black Heart Bleeds Black supera todas las expectativas que muchos habíamos albergado respecto a Adrift, tanto que podemos hablar de uno de los mejores discos metálicos de este 2012. Un trabajo que pasa por encima de influencias y referentes para habitar un Universo regido tan sólo por sus propias reglas. De adquisición obligada.





martes, 10 de julio de 2012

I HATE OUR FREEDOM - This Year's Best Disaster (2012)




Menuda sorpresa más grata me he llevado con esta banda, o mejor dicho "superbanda", pues el currículum de sus integrantes es para quitarse el sombrero. Y es que I Hate Our Freedom está compuesto por ex-miembros de Thursday (Tucker Rule, Batería), Texas Is The Reason (Scott Winegard, Bajo), Garrison (Joseph Grillo, Guitarra y Voz) y Milhouse (Justin Scurti, Guitarra), algunas de las formaciones más importantes de ese movimiento que vino a llamarse (mal) emo a mediados de los 90. He de reconocer que desconocía su existencia, pero en su corto periplo ya cuentan con el EP Batting Practice (2011, Mightier Than Sword Records) y su debut también del año pasado Seriously (2011, Mightier Than Sword Records), tras los cuales no han perdido el tiempo y menos de un año después nos presentan This Year's Best Disaster (2012, Arctic Rodeo Recordings/Mightier Than Sword Records), su nuevo y flamante trabajo producido nada más y nada menos que por Kurt Ballou de Converge


No os voy a engañar, este disco me enamoró desde la primera escucha, tanto por sus innegables cualidades musicales como por su capacidad para transportarte a aquella época en la que formaciones como Quicksand, Texas Is The Reason o Sunny Day Real Estate asombraban a medio mundo con su mezcla de urgencia punk, alma de rock independiente y las más bellas melodías pop imaginables. I Hate Our Freedom recuperan ese espíritu en un álbum simplemente perfecto, maravilloso y adictivo como la mejor de las drogas, y que no necesita más de 29 minutos para postrarte a sus pies. Sus diez cortes son la evidencia de que las grandes esencias están contenidas en recipientes pequeños, y os aseguro que lo contenido en su interior es muy grande, enorme, como hacía muchísimos años que no sentía en un disco de estas características, muy probablemente desde el grandioso debut de Rival Schools (United By Fate, 2001, Island Records). Y es que el cuarteto liderado por Walter Schreifels es el referente más claro en This Year's Best Disaster, una guía para la acción que cristaliza en amalgama indestructible de energía, agresividad contenida y melodías perfectas. Imposible no rendirse ante los encantos de joyas como la electrizante Set It Off (cuyo comienzo me recuerda muchísimo al de Song For The Dead de los QOTSA), la melancólica Sans Sympathie o ese caramelo irresistible que es Letterbomb. Sin ningún momento de bajón y exhibiendo una cohesión a prueba de bombas, This Year's Best Disaster es un David con el poderío de Goliat, el resultado de aunar experiencia, inteligencia y el fuego de una pasión a la que los años no hacen ninguna mella, bendecido todo ello por una producción, la de Kurt Ballou, que se aleja de los trabajos habituales del miembro de Converge para adecuarse a la perfección a las necesidades de un disco de estas características. Poco más puedo añadir acerca de un trabajo al que sólo puedo calificar de soberbio, tremendamente emocional y con ese cariz atemporal que sólo exhiben las grandes obras.


Por encima de subgéneros, This Year's Best Disaster es uno de los mejores discos de rock de 2012, así de simple. Y es que I Hate Our Freedom han demostrado que la pasión, el talento y las emociones descarnadas nunca pasan de moda. Enormes.





martes, 3 de julio de 2012

ADRIFT FOR DAYS - Come Midnight... (2012)



Puedes escuchar Come Midnight... a través del Bandcamp de la banda. PINCHA AQUÍ.

Cuando pensamos en psicodelia generalmente nos vienen a la cabeza coloridas portadas, melenudos drogados y sonrientes y, en general, la idea de un revelador viaje interior más allá de las barreras convencionales del raciocinio, entendido todo ello como un proceso positivo de exploración del subconsciente. Pero incluso en conceptos tan humanos y subjetivos como estos, tan espirituales, actúa el ineludible principio de la acción y reacción, que nos habla de que "a toda fuerza de acción se opone una fuerza de reacción de igual magnitud pero en sentido contrario". Y es por esto que por cada Pink Floyd, por cada Hawkwind, nacen bandas como Neurosis o los protagonistas de hoy, Adrift For Days. Bandas que revelan las sombras nacidas de toda iluminación, que a su vez no tendría sentido si no es en comparación con la ausencia de luz. Un maridaje contradictorio que, como muchos en la Naturaleza, se mueve a través de colisiones, conflictos, evolución y movimiento, pero que en la esfera humana se ignora en beneficio de una vida más plácida y segura, ignorante. 


A contracorriente de este pensamiento miope, el jovencísimo quinteto australiano que visita hoy mi morada ahonda en los recovecos más perturbadores del alma, utilizando para ello una combinación de géneros evocadora y desasosegante. Nacidos en 2009 en Sidney, tan sólo un año después autoeditan su espectacular debut The Lunar Maria, un abrasivo viaje mezcla de sludge, doom y post-metal que les vale no pocos elogios entre la crítica especializada. Continúan su andadura con Come Midnight... (Art As Catharsis, 2012), su último trabajo hasta la fecha y otra mirada en profundidad a las penumbras que anidan en nuestro interior. 


Empezaré diciendo que Adrift For Days es una de las bandas más especiales y originales que haya dado el metal y el rock en muchísimo tiempo, hecho que queda corroborado en Come Midnight... aún más que en su prometedor debut. A través de una extraña alquimia los australianos han vertido en su crisol de mezclas géneros como el drone, el sludge, el post-metal, el doom y la psicodelia para obtener un elemento completamente nuevo y perturbador con la capacidad lisérgica de abrir tu mente a la oscuridad, a esa que nunca quisiste ver pero que sin embargo ansiabas. Como si Pink Floyd, The Doors, Neurosis y Cough le cantaran a tu alma desde el lado oscuro de la luna, el quinteto subyuga la forma a la idea, a la voluntad de moldear una propuesta que vaya más allá de ritmos y estructuras para instalarse en el reino donde la verdad surge de las catársis sensoriales. Un mundo de espiritualidad primigenia y pura donde Adrift For Days se mueven como pez en el agua, invocando en su travesía tectónicas murallas de sonido, riffs abrasadores o inquietantes y seductores pasajes de minimalismo acústico, todo ello acompañado de la versatilidad vocal de  Mick Kaslik. Capaz de bramar como una bestia ultramundana o abrazar la desesperación del blues más pantanoso, Kaslik es la guinda a un sonido inclasificable por no ir dirigido a la mirada escrutadora de la razón. A través de seis colosales cortes que se estiran hasta la hora y diez de duración, Come Midnight... te golpeará con toda la fuerza de una estrella colapsando (I. A Premonition II. Void III. The Aftermath), te mostrará la épica de la melancolía (House Of Cards), seducirá tus sentidos con mantras de otras dimensiones (Back Of The Beyond) y te hundirá en el éxtasis esquizoide de la desesperación (Eyes Look Down From Above). El trabajo a las seis cuerdas de Lachlan Doomdsdale y Ron Prince es realmente espectacular, exhibiendo con una suficiencia aplastante músculo a la par que gusto exquisito por las melodías, lija al mismo tiempo que caricias preñadas de peridición, moviéndose con fluidez donde otros sufrirían espasmódicos por tamaña soldadura creativa. Y al apagarse los rescoldos de este fuego insondable ardiendo entre notas musicales te quedará la sensación de que en el caos primordial que gobierna el Universo existe un patrón, pero cuyo conocimiento trae irremisiblemente la locura. Sin embargo dudo mucho que seas capaz de resistir la seducción de Come Midnight..., un viaje a esa demencia cósmica a través de la autopista de nuestra propia alma.


Come Midnight... es la demostración de que no todo está inventado pero a su vez la evidencia de algo que siempre ha estado ahí. Simplemente no queríamos verlo. Lo que si está claro es que Adrift For Days han creado un trabajo que podría ser sin dificultad el mejor disco de todo 2012. Así de sencillo. Así de aterrador. Así de bello...



lunes, 2 de julio de 2012

CASTLE - Blacklands (2012)




Parece que el talento no sabe de tiempos ni planificaciones, y mucho menos la ambición (bien entendida). Cinco años les llevó a los californianos Castle sacar a la luz su estupendo debut del año pasado In Witch Order (2011, Van Records), no se si por falta de medios o por una cuestión meramente compositiva, pero han tardado solo seis meses en invocar su continuación, Blacklands (2012, Van Records). Con tan escaso (cuantitativamente hablando) bagaje el trío ya se ha situado como una de las grandes promesas del heavy doom estadounidense, habiendo tocado con pesos pesados como The Gates Of Slumber, Kylesa, Blood Ceremony, Orchid o Hammers Of Misfortune. Para este nuevo paso en su carrera han decidido dar el do de pecho contratando los servicios como productor del gurú de los sonidos plúmbeos Billy Anderson (Neurosis, Sleep, Eyehategod...). En vista de las opiniones que está recogiendo Blacklands en el poco tiempo que lleva en circulación, parece que el futuro de Al McCartney (batería), Mat Davis (guitarra, voces) y Elizabeth Blackwell (bajo, voz) pinta muy, pero que muy bien...


Blacklands es una pequeña joya para todos los amantes del doom tradicional y el heavy metal, notablemente superior a In Witch Order (que era muy bueno) y uno de los mejores trabajos que el género nos ha regalado este año. Para quien esté tentado de pensar "son otra banda de rock ocultista con fémina al frente", aclararé desde el principio que Castle se mueven por coordenadas muy diferentes a combos como The Blood Ceremony, y aquí hay mucho más amor por Candlemass o la NWOBHM que por Coven (del que no hay nada). Con unos riffs de escándalo como timoneles del barco, los 8 cortes que conforman el álbum se mueven por unos tempos más acelerados que los cánones habituales del doom, llegando por momentos a coquetear con las estructuras propias del thrash (no por nada Castle definen su música como "witch thrash"). Que no se asusten los barbudos que gustan del caminar pausado, porque también hay mucha pesadez en Blacklands, pero siempre al lado de cabalgadas netamente heavys que hacen que a las primeras de cambio te vengas arriba con los cuernos en alto, caso del maravilloso tema que da nombre al disco. Para los que gustan de guiarse por comparación, diría que el trío se asemeja mucho a la propuesta de los maravillosos Sinister Realm, o lo que es lo mismo unos Candlemass con la vertiente heavy bien afilada. Algo que queda más que patente con ese irresistible trote que abre la inicial Ever Hunter, y que provocará un movimiento en tus pies que no cesará hasta que expiren los poco más de 35 minutos que dura el disco (que esto es doom tradicional, no funeral). Como comentaba, los principales protagonistas de la función son los fabulosos riffs de Mat Davis, toda una colección de golpes ganadores que te dejarán boquiabierto en cortes como Corpse Candles, Curses Of The Priests, Storm Below The Mountain o la muy thrasher Alcatraz. La sección rítmica tampoco se queda atrás, destacando el gordísimo sonido de bajo que maneja Elizabeth, cuya voz es otra de las referencias principales de la música de los californianos. Con un registro grave y poderoso, la señorita Blackwell es la guinda perfecta a un pastel prácticamente perfecto por su redondez, y que sin necesidad de dilatados metrajes ni desarrollos que miran al infinito demuestran que el doom es un ritmo y no una era geológica. Sorprendente es la producción de Billy Anderson, acostumbrado a los sonidos pantanosos y que aquí se adapta a las circunstancias potenciando también el filo mas heavy de la banda, en un trabajo que es poco menos que sobresaliente. Como excelso es también este Blacklands, un álbum fantástico repleto de momentos estelares que nos descubre a una banda con las ideas tremendamente claras y un talento muy por encima de la media.


Blacklands es uno de los mejores discos de heavy/doom que haya alumbrado 2012, y toda una gozada tanto para los nostálgicos de Black Sabbath como para los fans más metálicos del lado oscuro de la fuerza. Otro pasito más en una carrera, la de Castle, cuyo techo se vislumbra muy alto.