Ecos de una ciudad sumergida.

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miércoles, 1 de diciembre de 2010

COUGH / THE WOUNDED KINGS - An Introduction To The Black Arts (Split) - 2010

 


Corren grandes tiempos para el Doom Metal, de eso no hay ninguna duda. No es que sea un género que no pueda alardear de épocas pasadas (de hecho pocos pueden presentar un currículum tan glorioso), pero si que es cierto que el plantel de formaciones de primer nivel que operan hoy día y su gran relevancia dentro del espectro metálico es algo novedoso. Evidentemente, la época de las ventas millonarias de discos y el glamour han quedado atrás, y hoy día las bandas, por muy importantes que sean, tienen que sudar y recorrer millas para alcanzar un mínimo reconocimiento. Algo justo en mi opinión, amén de una situación que le viene de perlas a un estilo donde sus combos están acostumbrados a batirse el cobre contra viento y marea, sin importarles una mierda nada ajeno a su propia y curiosa visión de la música. Un planteamiento, que digan lo que digan por ahí, puede que probablemente sea el más difícil de digerir por el gran público, acostumbrados a la inmediatez del mundo actual, a las melodías de usar y tirar, y cuyos nervios se exasperan ante los pesados y lentos riffs que durante minutos y minutos pistonean los cerebros de quienes deciden acercarse al Doom. De entre la nutrida representación actual del género en la primera división (por citar grandezas de este año, ahí tenemos los discazos de bandas tan dispares como Pombagira, Mar de Grises o Warchetype), hay dos formaciones que han asomado la cabeza en las primeras filas por méritos propios. Por un lado tenemos a Cough, con su flamante contrato con Relapse bajo el brazo. Los de Virginia, adscritos al Sludge/Doom, representan el futuro del género a base de mala hostia, misantropía y riffs destructores de cerebelos, corroborado todo ello por esos dos monumentos que responden al nombre de Sigillum Luciferi (2008) y el reciente (y que caerá por estos lares) Ritual Abuse (2010). Los británicos The Wounded Kings conforman la otra cara de la moneda, con una propuesta que tiende la mano al pasado y que bebe del Heavy Doom tradicional, aunque con un ojo puesto en la psicodelia de corte más oscuro y temáticas ocultistas, y también con dos grandes discos bajo el brazo como son  Embrace Of The Narrow House (2008) y The Shadow Over Atlantis (2010). Por lo tanto, el Split que tenemos hoy entre manos a priori era cuanto menos curioso, debido a la disparidad de sonoridades que ambos grupos presentan. Una extrañeza que se convierte en naturalidad y puro gozo una vez escuchado el contenido del mismo, y que por parte de la crítica ha recibido múltiples elogios y calificativos incluso de futura obra de referencia.

 Cough

Teniendo en cuenta el apego que muchas veces tenemos los que escribimos a las frases impactantes y las aseveraciones maximalistas, sí que es cierto que este Split representa un magnífico testimonio sonoro de uno de los momentos más álgidos que el Doom Metal ha vivido en mucho tiempo. Eso y que contiene dos temazos gigantescos, de una calidad verdaderamente irrefutable. ¿Os parecen poco dos cortes? Pues no olvidéis qué género es éste, porque el metraje se va a los 35 minutazos merced a dos composiciones que son oro puro y que encierran en sí mismas complejos universos de vasta extensión. Empezando por los norteamericanos tenemos The Gates Of Madness, un tema compuesto junto con los que formaron parte de Ritual Abuse, pero que por su grado de fiereza pútrida perfectamente hubiera tenido cabida en Sigillum Luciferi. Su lento, caústico y destructor sonido puede hacer palpitar sienes merced a unos riffs matadores, que percuten sin piedad hasta que la infrahumana voz de David Cisco (con la ayuda del bajista Parker Chandler) entra en acción vomitando asco y odio por doquier. Sin embargo, son Cough una banda que no se acomoda únicamente en la abrasividad monolítica, sino que también son capaces de recorrer senderos de tortuosa e hipnótica psicodelía, lo que les confiere una personalidad y versatilidad que explica el reciente éxito de Ritual Abuse. En The Gates Of Madness se vislumbra esta faceta según nos acercamos al final de la misma, con unas voces claras y una guitarra lisérgica que por momentos nos pueden recordar a Electric Wizard, poniendo un cierre magistral a 20 minutos de Doom Metal incontestable. Curse Of Chains, el corte correspondiente a The Wounded Kings, tiene el aliciente de ser el primero que compone la nueva formación de la banda, y a pesar de ello es un material 100% clásico de los británicos, o lo que es lo mismo 100% puro Heavy Doom. Un sonido que avanza cociéndose a fuego lento, muy lento, con unos riffs oscurísimos y gran presencia del teclado, hasta que una de las guitarras comienza a vibrar entre espasmos de clasicismo psicodélico. El conjunto va sumando capas de complejidad a su plúmbeo armazón, al que se añade una voz que aunque sin ser excepcional, apuntala un paisaje de ambientación oscura y ultraterrena. Parecería que estamos ante otro tema de aparente monotonía y solemnidad mortuoria, pero The Wounded Kings consiguen que por arte de magia su nivel de intensidad y magnetismo no pare de crecer hasta concluir con un cierre ante el que uno no podrá menos que hacer una reverencia de satisfacción.

 The Wounded Kings

Puede que "sólo" sea un EP, o que incluso cada uno considere otros sus grupos preferidos dentro del género (entre los que me incluyo). Pero obviando esto y centrándome en el material, he de reconocer que estamos ante uno de los mejores ejercicios de Doom Metal en mucho tiempo, amén de una piedra más dentro del  fastuoso coliseo de un género que no conoce límites.

Nota: 9,5/10




2 comentarios:

J.M.B. dijo...

Cough son unas bestias! He escuchado este disco y es una puta maravilla!

Saludos

Soulkiller dijo...

Cough y The Wounded Kings son como la Luna y el Sol de la perfección, cada uno a su manera. Y pensar que aún no he escuchado lo nuevo de cada uno de ellos... ahí me sepulcren.

En cuando recupere de nuevo mi ordenata (fallos en el disco duro que me han instalado), le daré un repaso a todo lo subido por usted, que no es poco precisamente. Mientras tanto intentaré estando al pie del cañón.

¡Un saludo!