Ecos de una ciudad sumergida.

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martes, 23 de febrero de 2010

KONGH - Shadows Of The Shapeless (2009)




  1. Unholy Water
  2. Essence Asunder
  3. Tänk Pâ Döden
  4. Voice Of The Below
  5. Shadows Of The Shapeless
Joder, definitivamente lo de este 2009 es de traca. Que cantidad de discazos alberga en su seno, por el amor de Dios. A este paso me dará el 2015 y seguiré colgando albumes de ese año. De todos modos, bendito problema éste, aunque dudo mucho que en bastante tiempo vuelva a coincidir una explosión tan brutal de obras maestras como las que ha vivido el fin de década. En el caso que nos ocupa hoy, no hablaría de obra maestra, pero si de un disco enorme, más que nada por tratarse de una banda relativamente novel y con un gran futuro por delante. Formados en 2005, este trío sueco ya avisó de su tremenda calidad con su debut en 2007, Counting Heartbeats, todo un discazo de post-metal que les colocó en el mapa como una banda más que prometedora, y que fue nominado como mejor disco del año por la prestigiosa radio sueca P3 Rock junto a los albumes de bandas como Arch Enemy, Marduk o Dark Tranquility.

5 temas, y casi una hora de duración. Bien, ahora que los amantes del metal inmediato han desaparecido, continuamos con el comentario del disco. Efectivamente estamos ante una banda de post-metal, y lo de estos tíos son los sonidos expansivos, la masividad y las progresiones. Podemos hablar también de doom sin problemas, porque como si de un lento rodillo se tratase, Kongh juegan a aplastarte inexorablemente, pero sin ninguna prisa, a base de poderosos riffs de hipnótica cadencia. La comparación más clara de su sonido es con los dioses YOB, por la manera en que sus temas van ganando en fuerza y épica a medida que avanza el metraje. Como si te hundieran la cabeza en el fango y de ahí te alzaran al mismísimo cielo en una misma canción. Y eso, más que una pega, yo lo veo como todo un halago para estos suecos. Porque no todo el mundo puede acercarse al intocable combo norteamericano, no sin caer en el más absoluto de los ridículos. Y desde ya digo que Shadows Of The Shapeless no lo hace, ni mucho menos. Además, se permiten el lujo de añadir sus propias señas de identidad, concentradas la mayoría de ellas en la figura de su cantante-guitarra, David Johansson. A pesar de que el alma del disco es una enorme roca granítica, cristalizada a enormes presiones y temperaturas en el interior del planeta, su exterior está salpicado de otro tipo de materiales más brillantes, cortesía de unas guitarras que no esconden su amor por la psicodelia. En esos momentos, apreciables tanto en la inicial Unholy Water como en el comienzo de Essence Asunder, Kongh se acercan a las coordenadas de, por poner un ejemplo, Minsk, pero sin tanta ida de olla. La voz de Johansson, a pesar de hacer hincapié en su vertiente más sludge, es capaz de variar de registros y acercarse a otros mucho más melódicos, lo que en conjunto se agradece. A mitad del álbum, y como descanso, se descuelgan con la contemplativa e instrumental Tänk Pâ Döden, con una línea de guitarra preciosa. Pero tan sólo es eso, un respiro, porque Voice Of The Below empieza a muerte, con toda una explosión de energía, como si de unos primerizos Baroness o de Kylesa se tratasen. Sin embargo, a mitad del corte levantan el pie del acelerador y abrazan las progresiones, pero tan sólo para finalizar con un crescendo épico de esos que te dejan sin resuello. Nunca energía y belleza se llevaron tan bien. Y para rematar, el corte final que da título al disco. Aquí Kongh se quitan todos los corsés y las camisas de fuerza y se dejan llevar por su tremenda creatividad. Y el resultado es una auténtica pasada de 15 minutos de duración, donde hay cabida para todo: preciosas guitarras "limpias", poderío vocal, riffs monolíticos y matadores, épica, melodías, y un final simplemente apoteósico, en el que piensas que hasta las paredes de tu casa se van a venir abajo. Al acabar, aparte de la sensación de querer oir el álbum mil veces más sin parar, tendrás la certeza de acabar de asistir a algo grande, muy grande.

Un fantástico disco, que confirma a Kongh como toda una fuerza a tener en cuenta. Otra banda que huele a grandeza, y si no al tiempo.

lunes, 22 de febrero de 2010

NOVEMBERS DOOM - Into Night's Requiem Infernal (2009)




  1. Into Night's Requiem Infernal
  2. An Eulogy For The Living Lost
  3. Empathy's Greed
  4. The Fifth Day Of March
  5. Lazarus Regret
  6. I Hurt Those I Adore
  7. The Harlot's Lie
  8. When Desperation Fills The Void
Buf, duro se está haciendo atender el blog en esta época de exámenes despiadados, pero velando por mi integridad mental, hago un pequeño paréntesis y dedico un rato a la música, estando ya en riesgo mi cordura debido a su ausencia prolongada... Y qué mejor que colgar un disco de Novembers Doom, una de mis bandas fetiche. Into Night's Requiem Infernal es ya el séptimo disco de esta banda norteamericana de death/doom de tintes góticos, un estilo del que son auténtico referente. Que le pregunten si no a Swallow The Sun. Estamos ante la continuación de su aclamado The Novella Reservoir, en el que el grupo dio un golpe de efecto a su música, endureciendo sus partes death, pero a la vez haciendo hincapié en esas baladas apoyadas en la impresionante voz de Paul Kuhr, que tanto en los registros más brutales como en los melódicos hace gala de un poderío al alcance de muy pocos. Pues hay que decir que esta continuación está al nivel de su predecesora, y si no la incluí en la lista de lo mejor del 2009 en parte fue por ese celo que uno tiene hacia sus bandas "especiales", esa sensación de atemporalidad en sus lanzamientos que no te hace pensar en la fecha de lanzamiento de los mismos.

Comienza el álbum con el tema que da nombre al disco, y en el que nos encontramos ante los Novembers Doom más duros y densos, demostrando que puestos a ser brutales pocas bandas del género les alcanzan. Eulogy For The Living Lost nos muestran la bicefalidad del grupo, combinando trallazos brutales con bellos pasajes acústicos, tirando de las voces limpias de Paul Kuhr, y recordándonos que el quinteto de Chicago no tiene tan olvidadas sus raíces doom como muchos pensaban. Empathy's Greed da un paso más en este sentido, y aquí ya el death se encuentra completamente matizado por unos arreglos de cuerda y una enorme sensibilidad, y con un Kuhr moviéndose como pez en el agua en los temas más introspectivos y personales. Algo que queda maravillosamente claro con la genial The Fifth Day Of March, todo un lamento de pérdida personal, y una de las mejores "baladas" (si se puede calificar algo tan triste y melancólico como tal) que haya parido nunca Novembers Doom. Lazarus Regret es todo un regalo para el amante del headbanging, un temazo, duro, con un riff matador, que en poco más de tres minutos te hace mover cabeza y pies como un poseso. I Hurt Those I Adore fluye en la misma dirección que Empathy's Greed, mostrando la capacidad del grupo tanto de embestir como de seducir los oidos, y dejándote completamente anonadado de la facilidad con la que Paul Kuhr pasa del berrido más potente a la voz más seductoramente limpia. Harlot's Lie vuelve a rugir con el death más pesado del que son capaces, y que supone el último ataque de violencia del álbum, precediendo ese clímax final que es When Desperation Fills The Void, una puta maravilla cargada de preciosa tristeza, con la voz de Kuhr llenando tu alma de melancolía, y unos solos de guitarra que dotan al tema de una épica apabullante.

Otro discazo a la saca de esta banda de injusto anonimato. Pocos combos como éste son capaces de desplegar la versatilidad en la que se mueven Novembers Doom, ni su capacidad de emocionar a pesar de su brutalidad. Una pena, pero una delicia para todos aquellos que hemos caido en las redes de su propuesta.

martes, 16 de febrero de 2010

BLACK PYRAMID - S/T (2009)


  1. ...And The Gods Made War
  2. Visions Of Gehenna
  3. Mirror Messiah
  4. No Life King
  5. Celephais
  6. Twilight Grave
  7. The Worm Ouroboros
  8. Cauldron Born
  9. Wintermute
Curioso lo que me ha ocurrido con esta banda. Desde la primera escucha este disco entró entre mis preferidos de siempre, así de claro, y eso a pesar de que me lo pillé hace solo unos meses. Y lo curioso es que no me fijara en la fecha de lanzamiento, y de hecho diera por supuesto que tenía varios añitos. Supongo que es debido al estilo añejo que practican, pero la verdad que me llevé una gran sorpresa al darme cuenta que es del 2009. En fin, una demostración más, si hacía falta, de que a veces tengo la cabeza únicamente para llevar greñas.

Black Pyramid son un trio de Massachusets, y este lanzamiento de 2009 supuso su primer larga duración. Antes ya habían puesto en circulación un par de demos, pero cuando se dieron a conocer fue con la edición del 7" también autotitulado. En él se recogían los dos primeros temas que dos años después abrirían este LP, y eso les bastó para recibir las loas de buena parte de la crítica especializada. Un adelanto de lo que vendría dos años después, ya que con este Black Pyramid todos, tanto crítica como el público adscrito al stoner/doom se rindieron a sus pies.

Y no es para menos, porque los nueve cortes que aquí se contienen son absolutos clásicos instantáneos, y una verdadera exhibición de como desplegar una obra maestra del rock, del stoner, del doom, o cómo se quiera llamar, en pleno siglo XXI, y sonando frescos y geniales como si en la década de los 70 nos encontráramos. En un momento en el que muchas bandas consideran que para hacer doom hay que abrazar el minimalismo sonoro más exasperante, Black Pyramid dieron un golpe en la mesa, y demostraron que las raíces son los riffs de Black Sabbath, por supuesto, pero a la vez que las huestes de Tony Iommi, en aquella época también convivieron grandes bandas de rock y psicodelía, y es ese legado el que estos norteamericanos reivindican con la misma pasión. Para que os hagáis una idea, en este álbum vamos a encontrar todos los aciertos del sonido de Black Sabbath pero ninguno de sus fallos, ecos de bandas doom como Sleep, instrumentales en la línea de los Om de Al Cisneros, y psicodelia al estilo de Spirit Caravan. Y no exagero si digo que en muchos momentos superan todas estas referencias, porque de algún arcano modo el trio es capaz de clavar unos temas simplemente perfectos, brillantes, mágicos. También estoy convencido que los amantes de Kyuss encontraran elementos para disfrutar como bellacos con los sonidos que despliega la guitarra de Andy Beresky, y la contundencia monolítica de sus riffs enganchará sin problemas a los adscritos al sludge de, pongamos un ejemplo, Bongzilla o Weedeater. Vamos, que tal es la grandeza de estos temas que cualquier amante del rock, en su concepción más amplia, lo flipará en colores. Paso de diseccionar temas, porque todos son perfectos. Y las obras maestras no se diseccionan, se viven. Preparaos para recibir un catálogo de riffs de los que ya no quedan!

Clásico instantáneo, sin más. La piel de gallina pensando en que esto es un debut, y babeando por lo que aún nos tienen que ofrecer estos tres geniecillos.

viernes, 12 de febrero de 2010

VEKTOR - Black Future (2009)


  1. Black Future
  2. Oblivion
  3. Destroying The Cosmos
  4. Forests Of Legend
  5. Hunger For Violence
  6. Deoxyribonucleic Acid
  7. Asteroid
  8. Dark Nebula
  9. Accelerating Universe
Un nuevo descubrimiento de un año, el 2009, que parece no ha terminado aún y sus ecos siguen dejándonos completamente anonadados. En este caso toca hablar de Vektor, una jovencísima banda norteamericana que comenzó su andadura en 2006, y tal fue su impacto que un año después ya tenían contrato con Heavy Artillery Records, todo un bastión del heavy metal old-school. Acojona el nivel que en los tiempos que corren despliegan chavales que todavía no tienen ni siquiera bigote, y aún más el amplio conocimiento que de épocas pasadas y gloriosas del metal son capaces de demostrar.

Viendo la portada de este Black Future, un grupo acude directamente a nuestras mentes... Voivod. Y si, las influencias de los canadienses está presente, aunque las conexiones son más por el tipo de planteamiento musical que por similitudes de sonido. Si hubiera que definir rápidamente a Vektor, se podría decir que son una fusión del thrash de los enormes Destruction con el apego de Voivod por la experimentación y lo progresivo. Con los alemanes les unen unos riffs desplegados a todo trapo y las voces desquiciadas de David Di Santo, que demuestra un dominio absoluto de diferentes registros, tanto heavys como de desgañite blackmetalero. Pero lo que de verdad les hace especiales son esos desarrollos progresivos que muestran sin disimulo durante todo el álbum, y que nos hace pensar si de verdad Black Future no estará compuesto por veteranos músicos escondidos tras las fotos de sus hijos. Porque os aseguro que la técnica aquí desplegada es inmensa, y al alcance de muy pocos desarrollarla con tanto acierto, lo que nos habla también de lo excepcional de su talento compositivo. Y digo esto porque en ningún momento del disco uno llega a aburrirse, a pesar de los 72 minutos de duración del mismo. Velocidad, mala hostia, solos matadores, coqueteos con el jazz, reminiscencias al black metal, progresivo, temática propia de la ciencia-ficción... son ingredientes que nos mantendrán entretenidos (y mucho más que eso) sin que nos importe que temas como Forests Of Legend, Dark Nebula o Accelerating Universe alcancen o superen los 10 minutos. Lo mejor de todo es que estos chavales, lejos de tocar un revival thrashero, suponen todo un soplo de aire fresco a un género necesitado de ello, porque os aseguro que su sonido es personalísimo. Han conseguido algo complicadísimo hoy en día, y más dentro del thrash, y no es otra cosa que sonar frescos, novedosos, y encima con unos temas bajo el brazo excelentes, de lo mejor que servidor ha escuchado en mucho tiempo.

Una sorpresa increíble, de un grupo que lejos del título de su álbum, nos prometen un futuro lleno de esperanza. De seguir así, Vektor se convertirá en un grupo de los que marcan época. Me apuesto lo que sea.

martes, 9 de febrero de 2010

ROTTING CHRIST - Aealo (2010)


Tracklist:
  1. AEALO
  2. Eon Aealos
  3. Demonon Vrosis
  4. Noctis Era
  5. dub-sag-ta-ke
  6. Fire Death And Fear
  7. Nekron Lahes...
  8. ...Pir Therontai
  9. Thou Art Lord
  10. Santa Muerte
  11. Orders From The Dead (Diamanda Gallas Cover)
No había caído en la cuenta, pero hace poco, y gracias a la adquisición del estupendo DVD Non Serviam: A 20 Year Apocryphal Story, caí en la cuenta de lo longeva que es esta banda. Dos décadas batiéndose el cobre en el underground llevan estos griegos, y es el suyo un caso muy raro dentro del metal. Porque su carrera, a diferencia de otras bandas de su edad (y mucho más jóvenes), ha ido en una clara línea ascendente, con lanzamientos cada vez más acojonantes y ganando nuevos fans paulatinamente. Una trayectoria durante la cual su sonido blackmetalero (el nombre de la banda es el principal recuerdo de aquella época) ha ido derivando de una manera coherente y muy natural en un metal estilizado con importantes influencias del folklore griego, elementos que pocos grupos aúnan con la maestría de Rotting Christ. Ya avisaron con el genial Sanctus Diavolos, pero nadie esperaba que todos esos elementos fraguaran de la manera que lo hicieron en esa obra maestra del 2007 que era Theogonia. Una producción cristalina, melodías para dar y tomar, riffs poderosos y llenos de gancho, solos de guitarra, y la introduccion de fuertes elementos de la tradición folklórica griega, como coros e instrumentos de su glorioso pasado clásico (especialmente el zournas, una maravilla), que dotaban al conjunto de una épica vasalladora.

Por todo ello, la expectativa que generaba la publicación de Aealo era realmente importante. ¿Darían un paso atrás abrazando de nuevo el sonido primario de sus comienzos, o seguirían la senda melódica y épica abierta con Theogonia? Pues bien, he de decir que escuchado el álbum gana por goleada, y dejando su portería a cero el segundo camino. Y no sólo eso, sino que además se han cascado un álbum a la altura de Theogonia, si no superior. Para ello, han contado con colaboradores de relumbrón, como Alan A. Nemtheanga de Primordial, Daemonia Nymphe, The Magus, Dirty Granny Tales y la inconmensurable diosa que es Diamanda Galas. Además, cuentan con la participación en todos los temas del coro tradicional griego Pliades, procedentes de la región de Ipiros, y que actúan de facto como si fueran miembros de la banda, ya que son parte fundamental e inseparable del sonido de Aealo. Planteado como si de una batalla en todas sus fases se tratase, el álbum comienza desafiante con AEALO y Eon Aealos, y cuya primera parte termina con la maravillosa Demonon Vrosis, cuyo repetitivo riff y su explosión en forma de solo la convierten en una sucesora a la altura de la genial Athanati Este. El desafío está lanzado, y los orgullosos guerreros griegos esperan ansiosos la batalla. Llega Noctis Era y la matanza explota con toda su salvaje belleza. Un tema muy agresivo, con unos riffs matadores, y una dinámica inacabable, en el que probablemente sea el mejor corte del álbum, aunque el trono está disputado por otros diez contendientes de mucho nivel. Es el momento de inspirar a las tropas, y nada mejor que apelar al más inflamado orgullo nacional de la mano de la instrumental Dub-sag-ta-ke, un medio tiempo cargado de sonidos étnicos con un gran poder evocador. Fire Death And Fear sigue por estos derroteros, aunque se trata de una canción más agresiva donde la mala leche y la tradición van de la mano como furiosos hermanos guerreros. Nekron Lahes... pertenece al coro de Ipiro, que convierte el corto en todo un lamento, lleno de tristeza y melancolía, de dolor por la pérdida. De la mano le sigue ...Pir Therontai, donde la pena se convierte en rabia, y en la cual la aparición de The Magus crea una maravillosa aura de misticismo. Thou Art Lord cuenta con la voz del gran Nemtheanga, que ayudado por los riffs del grupo dispara a la canción hacia delante como si de una marcha militar se tratase. Santa Muerte marca el final de la batalla de manera maravillosa, una auténtica huida hacia adelante, en la que sin mirar atrás los pocos supervivientes se lanzan a derramar las última sangre, entumecidas las extremidades pero con calderas hirvientes ardiendo en sus ojos. Todo ello con el coro Pliades de fondo, encomendando las almas de los caídos a los dioses. Para acabar, Orders From The Dead, en la que Rotting Christ utiliza el tema original de Diamanda Galas para auparse mediante la acertadísima inclusión de unas maravillosas guitarras. Que queréis que os diga, pero escuchar la voz de la diosa griega fundiéndose con las seis cuerdas del grupo mientras se desgarra por la masacre de Smirni a manos de los turcos, me pone la piel de gallina. Un final insuperable.

Una puta gozada de disco. Las palabras no bastan para describirlo. Un clásico desde ya, de una banda que no es que entre en el Olimpo, sino que lo ha asaltado a la fuerza, reclamándolo como suyo por derecho de nacimiento y méritos propios. Indispensable.

Nota: 10/10


lunes, 8 de febrero de 2010

NECROPHAGIST - Discografía + Demo 1995



Demo 1995:
  1. Dismembered Self Immolation
  2. Foul Body Autopsy
  3. Pseudopathological Vivisection
  4. Fermented Offal Discharge


Onset Of Putrefaction (1999, Re-Released 2004)
  1. Foul Body Autopsy
  2. To Breathe In A Casket
  3. Mutilate The Stillborn
  4. Intestinal Incubation
  5. Culinary Hyperversity
  6. Advanced Corpse Tumor
  7. Extreme Unction
  8. Fermented Offal Discharge
  9. Dismembered Self-Immolation (Bonus Track)
  10. Pseudopathological Vivisection (Bonus Track)


Epitaph (2004)
  1. Stabwound
  2. The Stillborn One
  3. Ignominious & Pale
  4. Diminished To B
  5. Epitaph
  6. Only Ash Remains
  7. Seven
  8. Symbiotic Theory

Una de mis bandas favoritas, y sin duda entre los mejores grupos de Death Metal de la historia. Hablar de Necrophagist es hablar de Muhammed Suicmez, cerebro y compositor del sonido de todos los instrumentos. Este increíble genio y virtuoso de otra dimensión es todo un ejemplo de precocidad, y es que la criatura compuso Onset Of Putrefaction (1999), obra capital dentro del Death Metal Técnico, a la "tierna" edad de 18 años. Mientras esperaba a que llegara la oportunidad de publicar el álbum, lanzó dos demos, en 1992 y 1995. Nacido en Alemania pero de raíces turcas, se encontró siempre con la oposición por parte de su familia a que desarrollara su pasión por la guitarra y el metal más cafre. Apasionado desde niño del Death Metal de Florida (Morbid Angel, Cannibal Corpse...) así como del Death europeo (Entombed, Carcass), las circunstancias le obligaron a ser un autodidacta, y a practicar de manera clandestina. Otra referencia importantísima se coló en su educación musical, y marcó su personal forma de tocar la guitarra. Hablamos de Yngwie Malmsteen, todo un ídolo para Suicmez, y al que dedicó horas y horas de estudio. En 1999 llega tan ansiada oportunidad, y el primer álbum de la banda ve la luz, convirtiéndose en un clásico instantáneo, recibiendo las loas de crítica y público, completamente asombrados por esa mezcla de brutalidad, técnica abrumadora y melodías. Necrophagist ha pasado por numerosos cambios de formación, principales causantes de la escasa producción que han tenido hasta la fecha, dos discos en 18 años. El segundo, Epitaph, es otra auténtica obra maestra, y terminó de decantar el sonido de la banda hacia el Death ultratécnico; en el álbum Suicmez muestra pinceladas de su pasión por la música clásica, y se pueden escuchar fragmentos de obras de compositores como Beethoven (en el corte The Stillborn One) y un solo de guitarra inspirado en el Romeo & Juliete Suite de Prokofiev en Only Ash Remains.

Centrando la mirada en la música de Necrophagist, uno no puede dejar de maravillarse al pensar que todo lo que está escuchando ha sido compuesto y tocado por un solo tío (a excepción de la batera, que es programada). Porque esto no es punk de tres acordes, sino probablemente una de las demostraciones de técnica y velocidad más grandes que ha dado el metal. La voz de Suicmez es dura y muy gutural, dotando a los cortes de una bestialidad que conjuga muy bien con las exquisita técnica de su guitarra. Algo así como la mutilación de tus miembros a manos de un fino cirujano con un machete roñoso. Los continuos cambios de ritmo son una de las constantes de su sonido, y piedra angular sobre la que se cimenta el Technical Death Metal. Mientras el metraje avanza, uno se ve sometido a un auténtico vapuleo, salvaje y desmedido, como si un Bruce Lee con el cuerpo del Increible Hulk te estuviera zurrando de lo lindo. Y lo mejor de todo es que en mitad de toda esta brutalidad hay espacio para unos solos acojonantes, y por increíble que parezca la melodía se abre hueco y es capaz de asentarse como un elemento orgánico dentro del sonido de Necrophagist. Nadie como ellos ha sido capaz de mezclar todos estos ingredientes con tanta maestría sin caer en la autocomplacencia o el aburrimiento, y dudo mucho que alguien pueda alguna vez alcanzar las cotas de excelencia de Onset Of Putrefaction y Epitaph. De hecho, el único grupo que lo ha hecho ha sido Obscura recientemente, pero claro, hablamos de la banda liderada por Christian Müenzner, segundo guitarra de Necrophagist durante la composición de Epitaph. Y algo parece que aprendió el chico!

En definitiva, una discografía indispensable para todo amante del metal extremo.

Nota:
Onset Of Putrefaction (Edición regrabada y remasterizada) - 10/10
Epitaph - 9/10


miércoles, 3 de febrero de 2010

TERMINAL LOVERS - As Eyes Burn Clean (2009)


  1. Press The Bank
  2. Ion Gate
  3. Shadow Driver
  4. Steve Ashby
  5. Truth Between Errors I: Sacred And The Man
  6. Truth Between Errors II: Truth Between Errors
  7. Truth Between Errors III: Sun Lit, Rings
Buf...a este paso borro mi lista de lo mejor de 2009, porque la estoy dejando por los suelos con cada nuevo descubrimiento. Y es que este disco es algo de otro planeta. Qué digo, de otro plano espacio-dimensional claramente más evolucionado que el nuestro, dónde los entes que allí habitan respiran LSD del mismo modo que nosotros lo hacemos con rancio oxígeno. Son Terminal Lovers un quinteto proveniente de Cleveland, y formado por miembros de bandas como Keelhaul, Integrity, Midnight o Lung. Estas bandas probablemente te suenen a lo mismo que a mí, o sea, a nada. Y no deja de ser intrigante que musicos tan acojonantemente sobrados y talentosos se batan el cobre en formaciones tan desconocidas. Mundo injusto en el que vivimos. Además, mi sorpresa e indignación (conmigo mismo) llegó al enterarme que éste es ya su segundo disco, tras el lanzamiento en 2003 de Drama Pit And Loan. No se puede estar a todo, supongo.

Pero bueno, entremos en materia. Lo primero que tengo que decir es que si la palabra MÚSICA tuviera una encarnación mortal, esa sería la de Terminal Lovers. Me refiero a esa música orgánica, que fluye natural, sin sesudas cuadraturas ni aritméticas esforzadas. A esas creaciones que no necesitan más que juntar a los talentos adecuados, y sin ningún guión prefijado toma la forma de auténticos viajes espirituales, que se escapan a cualquier disección racional que desde el entendimiento intelectual uno pueda llevar a cabo. As Eyes Burn Clean se escucha con los ojos entornados y los vellos erizados, o no se escucha. Y a ser posible con grandes cantidades de sustancias alucinógenas en la sangre. Es todo un viaje en el tiempo, porque estos tíos beben de las clásicas jam bands de los 60 y 70, así como de la psicodelia elevada a la enésima potencia. Piensa en King Crimson, Captain Beyond, Amon Duul o los Butthole Surfers e irás por el buen camino, aunque tan sólo tendrás una orientación, porque lo que Terminal Lovers desarrollan durante los siete cortes del álbum está cargado de tanta personalidad que es difícil imaginarse esta música en otras manos. La inicial Press The Bank nos introduce en su lisérgico mundo, y a base de space-rock nos va adecuando el oído a lo que tiene que llegar. Da exactamente igual, porque la baba se te cae irremediablemente con esa absoluta maravilla que es Ion Gate. Aquí el trabajo de las dos guitarras es de auténticos genios, muy en la onda de King Crimson, y como si fueras un niño recién nacido e indefenso, te arrastran caprichosamente y a su antojo a parajes oscuros por momentos, en otros a estampas de cegadora luminiscencia. Y todo ello hasta dejarte sin aliento. Melodía, ritmo, progresión... todo fluyendo con una naturalidad realmente pasmosa. Y hablo de naturalidad porque es evidente que esto tiene los mismos ensayos que una actuación de Faemino y Cansado. Es decir, los justos para saludarse y verse las caras, y de ahí al cielo. Shadow Driver es el ejemplo perfecto de cómo partir de un esquema absolutamente vintage (lo de retro se les queda corto), y a través de distorsiones y capas que juguetean con el noise, facturar un tema que es capaz de apasionar a cualquier oyente inquieto de hoy en día. Steve Ashby se fundamenta sobre uno de los puntos fuertes y definitorios de la banda, sus dos percusionistas. Basándose principalmente en percusiones africanas, dotan a la sección rítmica de Terminal Lovers de una personalidad arrasadora, única. Y aquí llegamos a la trilogía final del álbum, toda una odisea espacial en la que son tantos los giros, virajes, texturas y sonidos a los que uno se enfrenta, que al final lo único que puede hacer es bajar los brazos y rendirse ante argumentos tan jodidamente irrebatibles. Comienza la travesía con la enormemente psicodélica Sacred And The Man, que además nos deja bellísimos trazos de blues psicotrónico. Pues no es nada, porque acto seguido nos asaltan con la instrumental Truth Between Errors, nueve minutos de sonidos orientales que directamente te harán creer que estás en lo alto del Himalaya lamiendo frenético un sapo alucinógeno. Mientras desesperado intentas asir lo poco de cordura que aún resiste atrincherada en un rincón de tu cerebro, llega Sun Lit, Rings y te manda de una patada fuera de la Vía Láctea. Probablemente el mejor corte del álbum junto a Ion Gate, es un tema jodidamente clásico, imbatible, y con una épica susurrada, de esa que no necesita de aspavientos para inflamarte la sangre.

Sinceramente, As Eyes Burn Clean puede mirar a la cara a cualquier disco totémico de los 60 y los 70, y sin ningún pudor. Estamos ante una maravilla atemporal, que está por encima de cualquier época y lugar, porque simplemente no es de esta realidad. Como decía, esto es MÚSICA.