Ecos de una ciudad sumergida.

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viernes, 15 de junio de 2012

LORD SHADES - The Rise Of Meldral-Nok (2011)



Parece que 2011 seguía guardándose valiosos secretos en su seno, como así lo atestigua el segundo largo de esta banda francesa desconocida para un servidor hasta la fecha. Lord Shades es un cuarteto formado por Cyril (guitarra), Fabien (guitarra, coros), Alex (bajo, voces) y Nico (batería, coros), que comienzan su andadura con la publicación de 2008 de su debut autoproducido The Downfall Of Fïre-Enmek. Con The Rise Of Meldral-Nok, también autoproducido, la banda consigue meterse en la final estatal de la batalla de bandas del Wacken Open Air Festival  (aún por resolverse), albergando la esperanza de dar el siguiente paso y fichar por algún sello. En vista del nivel que atesora su black/death sinfónico y del mimo con el que cuidan hasta el último detalle de su propuesta (la edición del álbum que me han hecho llegar es para que se te caiga la baba), sería una tremenda injusticia que no acabáramos viendo a Lord Shades al lado de los pesos pesados del género.


Y es que mientras Dimmu Borgir llevan 15 años de declive pretencioso y sobreproducido sólo apto para las tragaderas más amplias, Lord Shades demuestran que se puede transitar por los peliagudos parajes del extremismo sinfónico siempre que se tengan el talento y las ideas claras necesarias para dicha tarea. Por  la calidad y acierto en sus composiciones The Rise Of Meldral-Nok se acerca más a la propuesta de los todopoderosos Septic Flesh, probablemente su referente más claro y los grandes popes de un estilo que lamentablemente ha caído demasiadas veces en el ridículo y las ínfulas de grandeza. Y lo lamento porque aunque no soy un especial fan del rollo, trabajos como Enthrone Darkness Triumphant o Sumerian Daemons me parecen auténticas lecciones de como aunar agresividad y épica, y no merecen ser tratados a broma. Como tampoco lo es el álbum de este cuarteto galo, que desde la inicial The Leave Taking nos avisa que aquí risas las justas, merced a una soberbia amalgama de factores que hacen de The Rise Of Meldral-Nok un trabajo ganador. Mezclando contundencia, velocidad, épica y una técnica envidiable, el cuarteto ha dado con la proporción alquímica perfecta para llevar sus ideas a buen puerto, la banda sonora perfecta para su lírica tolkieniana. Awareness es probablemente el corte que mejor define a Lord Shades, o el que mejor empaca todas sus facetas en un mismo espacio, demostrando en su primera parte que pueden ser bestias como los que más para poco a poco ir desplegando un gusto exquisito por las melodías guitarreras y los arreglos sinfónicos. Ancient Fears y Lust For Death nos muestran la cara más agresiva de la banda, siendo la primera una exhibición de pegada y grandilocuencia (de la buena) como no habrás escuchado en mucho tiempo, mientras que Lust For Death te hará sonreír recordando a los grandiosos Melechesh con esa brutalidad impregnada de aires orientales. Pero si lo que te pone a cien es la épica desatada e imaginarte en mitad de una batalla entre las huestes del mal y los defensores de la luz (o algo así), The Dark Fleet es tu tema, toda una orgía de coros, teclados molones y guturalidad guerrera que te harán correr a decapitar a orco del tercero izquierda que no para de tocarte los cojones. La exhuberancia sonora que exhibe el disco puede dejarte con la boca abierta, algo que se constata por la ingente cantidad de colaboradores e instrumentos que incluye: percusiones, bouzouki, cello, violín, flautas, acordeón..., y que encuentran en la final The Pledge su máximo exponente, casi 12 minutos de libertad creativa que avisan de las enormes dotes compositivas de estos cuatro señores. Si lo unimos a una producción perfecta y cristalina a cargo de Lasse Lamert (Alestorm) obtenemos como resultado un disco soberbio, y probablemente lo mejor que el género nos brindara el año pasado junto al The Great Mass de Septic Flesh.


Una maravillosa sorpresa, otro gran nombre que añadir a las crecientes filas del metal francés y la constatación de que con buen gusto y talento no hay género que se resista. Olvídate de horteras como Dimmu Borgir y dales una oportunidad a Lord Shades, porque te aseguro que no te vas a arrepentir. 


jueves, 11 de agosto de 2011

FLESHGOD APOCALYPSE - Agony (2011)



Regresamos al metal extremo con uno de los discos que a buen seguro copará muchas listas de lo mejor de 2011, al mismo tiempo que me temo será denostado por gran parte del sector más duro e integrista del death metal. Pero vayamos por partes. Fleshgod Apocalypse es un joven quinteto italiano oriundo de Perugia, que comenzó a dar sus pasos a mediados de la década pasada. Su primera demo autoproducida vio la luz en 2007, así como un split a cuatro bandas un año después (Da Vinci Death Code). Pero su explosión viene de la mano de un debut, Oracles (2009), que les coloca como una de las formaciones más prometedoras del panorama internacional merced a un death metal tremendamente técnico y adrenalínico. Esas buenas sensaciones se refrendan un año después con la edición del EP Mafia (disco con el que un servidor les conoció gracias al blog del gran Magli), donde introducen a su brutalidad pequeñas pinceladas sinfónicas así como algunas voces limpias, y que les vale fichar por el importante sello Nuclear Blast. A pesar de estar instalados en una posición netamente underground, la valía de los citados trabajos les permiten girar con luminarias del género como Marduk, God Dethroned, Vader o Suffocation. En la actualidad están inmersos en la que probablemente sea la gira más importante de su corta carrera, la participación en el festival itinerante norteamericano The Summer Slaughter Tour, compartiendo cartel con The Black Dahlia Murder, Whitechapel, Dying Fetus o Six Feet Under entre otros.


En entrevistas previas a que Agony viera la luz los integrantes de Fleshgod Apocalypse ya habían avisado de sus intenciones de ahondar en esa vertiente sinfónica que había asomado la cabeza en Mafia. Pero nadie, ni un servidor, podíamos esperar una profundización tan grande como la que los italianos han llevado a cabo en su más reciente trabajo. Y no comento esto como algo negativo, ojo, sino todo lo contrario, pues con Agony el quinteto ha dejado de ser una banda más de death metal, talentosa pero sin ningún rasgo diferencial, para colocarse como toda una potencia dentro de esa corriente que une los sonidos sinfónicos con el metal más extremo imaginable. Fleshgod Apocalypse, con tan sólo este álbum, se han erigido como la banda que Dimmu Borgir lleva años intentando ser (con bochornosos resultados) y le mea en la oreja al reciente y sobrevalorado The Great Mass de sus vecinos griegos Septicflesh. Sobre los primeros no voy a comentar más, por no ahondar en la herida, pero respecto al último álbum de los griegos, mi principal pega viene por una saturación excesiva de orquestaciones que fagocitan el alma del grupo, y que en mi opinión hace encallar The Great Mass en terreno de nadie, transmitiendo una sensación de frialdad notable. No es el caso de Agony, ya que lo que prima sobre el conjunto es una intensidad y pegada que en ningún momento le suelta la mano al death metal, y donde los arreglos y elementos sinfónicos, muy presentes, juegan a matizar y engrandecer esa rabia primaria. El ultratecnicismo iracundo que les hizo un nombre en sus comienzos sigue ahí, e incluso con un par de vueltas más, tanto que a ratos me recordaron a los enormes Ulcerate del Everything Is Fire, lo que no es moco de pavo. Una vez enseñados los dientes y marcado el territorio, es cuando entran en escena orquestaciones y épica como para llenar un par de óperas en la Scala de Milán, cortesía de Francesco Ferrini. Con la entrada de éste como miembro estable de la banda, esos matices clasicistas han pasado a un primer plano, tanto que no se podría comprender Agony sin su presencia. Siendo sincero, el metal sinfónico nunca ha estado entre mis gustos predilectos, pero he de reconocer que nunca había escuchado un álbum en que brutalidad y sofisticación clásica aparecieran tan perfectamente empastados, cumpliendo la segunda de catalizadora para elevar el causticismo extremo a unos niveles de épica que de otro modo serían casi imposibles de imaginar. El único punto negro de Agony es la proliferación de voces limpias, casi operísticas, y que se me antojan completamente innecesarias. El contrapunto al brutal death del quinteto ya viene de la mano de esas orquestaciones que he comentado, y la incorporación de esas voces, ademas de reiterar lo ya propuesto, provoca momentos en los que literalmente nos chirríen los oidos. Una verdadera lástima, porque de no ser por eso Fleshgod Apocalypse podrían luchar por el oro de 2011 sin ningún problema. Aún así, nos encontramos ante un disco soberbio, exhuberante e imaginativo, de una banda que a buen seguro nos seguirá alucinando en un futuro próximo. Libérate de prejuicios, abre tu mente, y disponte a disfrutar de esta carnicería a ritmo de vals...


Nunca el brutal death y la delicadeza clásica fueron tan buenos amigos, ni dieron un resultado tan sorprendente. Agony es la confirmación de que Fleshgod Apocalypse son un torrente de talento, pericia e ideas casi inagotable, y que a poco que pulan minimamente un par de aspectos pueden lanzarnos a la cara una obra maestra en toda regla. Mientras tanto, podemos esperar gustosos degustando este pedazo de disco.

NOTA: 9/10