Ecos de una ciudad sumergida.

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martes, 11 de septiembre de 2012

MUERTE POR MIL CORTES - S/T (2012)


Puedes escuchar el disco a través del Bandcamp de Muerte Por Mil Cortes. PINCHA AQUÍ.

Empezamos la semana con un disco al que servidor le tenía unas ganas tremendas, el segundo largo de los murcianos Muerte Por Mil Cortes. Tras dejarnos el culo roto con el demoledor debut que supuso En El Nombre Del Pánico (2010, Autoeditado) y convertirse en una de las bandas de metal extremo más prometedoras del panorama estatal, el quinteto formado por Jevi (batería), Alberto (bajo), Julián (guitarra), Elfo (guitarra) y Pau (voz) demostró también que sobre las tablas pocas formaciones les pueden hacer sombra, algo que pude corroborar personalmente en su visita a Vitoria-Gasteiz el año pasado junto a los gallegos Strangled With Guts. En estos dos años han compartido escenario con otras bandas del underground estatal como Demiurgo, Parafilia o Moksha, siendo la guinda al pastel su show el pasado 3 de Julio en el que abrieron para los todopoderosos Dying Fetus. Un paso más en una carrera que con Muerte Por Mil Cortes (2012, Autoeditado) quiere convertirse en salto hacia delante en toda regla.


Si una palabra pudiera definir el segundo álbum de MXMC esa sería madurez. Partiendo de la sólida plataforma que fue En El Nombre Del Pánico, y sin necesidad de cambios bruscos, el quinteto ha pulido todas las partes constituyentes de su propuesta hasta amalgamarlas en sus proporciones exactas, dando como resultado uno de los trabajos más demoledores, gordos y compactos que vayas a escuchar este año. Su fusión de grindcore, death metal y hardcore deviene en su segundo largo en auténtico crímen contra la humanidad, asalto inmisericorde que no dejará de soltarte mamporros en la cara durante los más de 40 minutos en que está estructurado. Alejándose un tanto del hardcore metalizado y el gancho inmediato que tenían cortes como No Muertos o Un Paso Al Vacío, la banda ha erigido un altar a la bestialidad y la rabia visceral que les ha hecho ganar en cambio tanto en cohesión como en contundencia. Estamos ante un trabajo mucho más oscuro, opresivo e intimidante que su predecesor, haciendo de cortes como II.Ego, IV.Horizonte o X.Descenso verdaderos clínics de sodomía sonora a ritmo de death/grind, y a tétricos interludios como V.Coloso y IX.Destierro los perfectos anfitriones en esta película de terror. No se asusten sin embargo los amigos del groove porque VI.Simetría o VIII.Embate son serias invitaciones a descoyuntarte las cervicales en un circle pit improvisado en casa. Si en la reseña de su anterior disco los comparaba con los estadounidenses All Shall Perish, durante la escucha de Muerte Por Mil Cortes las simetrías me han venido con los titanes belgas Aborted, aunque sin esa pátina de negra ambientación que impregna toda la propuesta de los murcianos. Capaces de hacer crujir las cuerdas como si hubieran nacido en Suecia, cabalgar como unos At The Gates empapados de grind y con un Pau simplemente ultraterreno en su interpretación vocal, nos encontramos ante los MXMC más cabreados, entonados y desafiantes que hayamos visto hasta la fecha. También para quitarse el sombrero es el salto cualitativo que han dado respecto a la producción, que de nuevo ha corrido a su cargo pero que alcanza unos niveles de densidad, empaque y gordura aún mayores que En El Nombre Del Pánico, y que es una patada en la boca a todos aquellos que gustan de vender su disco anteponiendo el nombre del productor por delante de su propio trabajo. Ni falta que les hace a una banda que tan sólo necesita de su talento, pasión y mala hostia para abrirse paso a machetazos en un panorama, el estatal, que ya tiene otros abanderados de lujo. Una pasada.


Se puede decir más alto pero no más claro: Muerte Por Mil Cortes es una de las mejores bandas de metal de nuestro país, y con su segundo largo han dado un salto de gigante que les permite mirar sin miedo a buena parte de los trabajos que llegan desde fuera de las fronteras estatales. Bestias de cojones.




martes, 22 de mayo de 2012

CATTLE DECAPITATION - Monolith Of Inhumanity (2012)



Este año el trono del death metal se vende muy caro, y más cuando los pesos pesados del género están pegando un golpe en la mesa tras otro para dejar bien claro quién sigue mandando en la escena. Por ello lo último que me esperaba es que una banda como Cattle Decapitation fuera la que desafiara la supremacía de Asphyx, Cannibal Corpse o Terrorizer. Vaya por delante que respetaba mucho al cuarteto de San Diego, y desde que les descubrí con Karma.Bloody.Karma (2006, Metal Blade Records) he seguido con interés la evolución de su deathgrind misántropo y vegano. Ese interés se transformó en entusiasmo cuando lanzaron el tremendo The Harvest Floor (2009, Metal Blade Records), en el que afilaban aún más su mala hostia y pulían sus capacidades compositivas deviniendo en una de las más gratas sorpresas de aquel año. Sin embargo todavía tenía la sensación de que les faltaba un pequeño salto para llegar al nivel de compañeros de viaje como Cephalic Carnage, Dying Fetus o Aborted. Pues bien, con Monolith Of Inhumanity (2012, Metal Blade Records) ese momento ha llegado, acompañado de todo un un carro de sorpresas.




Estos cuatro terroristas sonoros han parido un trabajo descomunal, realmente inhumano, que puede mirar de tú a tú a cualquiera de las grandes obras del género. Y lo digo sin pestañear porque tras escuchar Monolith Of Inhumanity ya no puedo, no encuentro mis párpados. Ni mi cabeza. Pocas, muy pocas veces, he escuchado un ejercicio de control del caos como el que han llevado a cabo Cattle Decapitation, ni he recibido una paliza tan inapelable como la que supone escuchar los 11 cortes que contiene de una tacada. Más bestias, técnicos y veloces que nada de lo que haya escuchado este año, además le suman a sus virtudes unas composiciones que por fin no adolecen de ningún punto flaco ni debilidad, y que absorben tal cantidad de referentes que un análisis concienzudo puede llevar a la locura. Capaces de aporrear con todo el músculo cavernícola del brutal death, acelerar con la furia camorrista de los primeros Napalm-Death o desquiciarte con la técnica ultramundana y epiléptica de Cephalic Carnage, los de San Diego pueden también afilar su filo hasta acercarse a terrenos propios del black metal, acercándose por momentos a los apocalípticos territorios de combos infames como Anaal Nathrakh. La labor de Josh Elmore a la guitarra podría llevar al suicidio al 99% de hachas del planeta, y tanto su variedad de recursos como la velocidad de ejecución con que los combina no pertenecen a un ser de este plano de existencia. El bajista Derek Engemann, incorporado a la banda en 2010, participa por primera vez en las labores de composición uniendo fuerzas con ese troll de las cavernas que es David McCraw (uno de los aporreadores más grandes del metal extremo) para conformar una sección rítmica más gorda y maligna que un banquero. Y es que además el señor Engemann no utiliza púas... No me gustaría ver esos dedos. Y luego están las voces... Que Travis Ryan era un titán de la guturalidad malsana ya lo sabíamos todos, pero la variedad de registros y la pasión maníaca que despliega en Monolith Of Inhumanity es para quitarse el sombrero. Si le sumamos las colaboraciones de lujo de "angelitos" como Lenard Leal de Cephalic Carnage o Mike Majewski de Devourment, pues os podéis hacer una idea del nivel de mugre y cerdor que puede alcanzar el disco. El señor Ryan tiene reservada otra sorpresa, y es la incorporación de voces limpias en muchos de los temas, algo que se hubiera considerado herejía hasta hace no mucho. No temáis, que he dicho voces limpias, no melódicas. No vais a encontrar ni una sola gilipollez blandurria aquí, ni estribillos bochornosos propios del metalcore flequilludo, y sí unos coros espectaculares cercanos al industrial que introducen un elemento inédito en la composición cromosómica de Cattle Decapitation: la épica. Apocalíptica, oscura y terrible, pero épica al fin y al cabo. Este elemento se ve ayudado por un Elmore que no duda en aportar pequeñas pinceladas de melodía y gancho para aupar los fraseos de su compañero hasta la estratosfera. Hay otro factor en la sombra que tiene mucho que decir en este nuevo rumbo del cuarteto, y es la labor en la ambientación que lleva a cabo John Wiese, antiguo colaborador de Sunn O))) y que ya participara en un par de temas de The Harvest Floor encargándose de los elementos electrónicos. Su toque sutil a lo largo del disco es la guinda perfecta a este pastel relleno de heces, sangre y Apocalipsis. Os estaréis preguntando sobre temas a destacar. Y yo os digo sinceramente que todos son acojonantes. Con Gristle Licker y Projectile Ovulation te saldrá más pelo en el pecho que a Chuck Norris, pero también te saltarán todos los dientes. The Carbon Stampede es la recreación malsana en el dolor propio, el éxtasis sodomita, la fascinación ante la visión de tu esfínter desgarrado. A Living, Breathing Piece Of Defecating Meat (título soberbio donde los haya) es una reinterpretación del concepto de "hit", y lo más cercano a una canción pinchable que jamás hayan grabado estos tíos. Do Not Resuscitate nos muestra a unos Cattle Decapitation capaces de andar, trotar y galopar, pero siempre sobre tus entrañas. Lifestalker y Kingdom Of Tyrants son las joyas de la corona, los embajadores del nuevo rumbo de la banda, dos oscuras e inapelables demostraciones de que el Apocalipsis puede ser incluso bello, sutiles invitaciones a irnos todos a tomar por el culo con una sonrisa en los labios. Y no puedo terminar sin postrarme ante la producción del álbum a cargo de Dave Otero (Cephalic Carnage, Cobalt, Nightbringer), que por fin está a la altura de una banda como Cattle Decapitation mostrando todas sus virtudes con un empaque, claridad y poderío inéditos en su discografía.



Hostia puta. Es la mejor definición de Monolith Of Inhumanity y lo primero que te vendrá a la cabeza cuando Cattle Decapitation se lancen a por tu yugular desde el primer minuto del álbum. Estamos ante un salto de gigante en la carrera de los estadounidenses y probablemente el mejor disco de metal extremo en lo que vamos de año. Lleno de personalidad, ideas frescas y una mala hostia sobrecogedora, si este disco no desencadena el fin del mundo ningún otro lo hará.




martes, 6 de marzo de 2012

NAPALM DEATH - Utilitarian (2012)


Enlace eliminado por denuncia relativa a "derechos de autor"

Regreso tras una semana de retiro espiritual, algo que servidor necesita de vez en cuando en lo tocante a la red, tanto para poder ocuparme de otros menesteres como para dejar de escribir sobre música y simplemente dedicarme a escucharla. Pero no creáis que he olvidado este oscuro rincón de perdición, y esta semana intentaré recuperar el tiempo perdido con un aluvión de reseñas, algunas obvias (por lo conocido de las bandas) y otras que espero os sorprendan gratamente. También os anuncio que voy a introducir un cambio en el blog, pasando a suprimir la valoración de los discos mediante notas numéricas. Hace tiempo que me rondaba la cabeza, ya que era un sistema que introduje cuando no tenía claro que tipo de blog quería construir. Como finalmente ECOS DE R'LYEH es un lugar en el que verter mis recomendaciones más fervorosas y no un sitio de críticas indiscriminadas, pues la verdad que el tema de las notas dejaba de tener sentido. Aclarado esto (por supuesto os invito a que dejéis vuestra opinión al respecto), me meto en harina.


Hablar de Napalm Death es hacerlo de algo mucho más grande que de una simple formación musical. Hablar de Napalm Death es referirse al corazón de todo ese enorme universo que ha venido a llamarse música extrema, lugar de encuentro de toda propuesta que, levantando la bandera de la transgresión, decida que los corsés y la ortodoxia del metal y el punk no es plato de su gusto. Hablar de Napalm Death es apretar los puños ante un mundo de mierda regido por una moral de cerdos, pero gritando a pleno pulmón que podemos cambiarlo. Hablar de Napalm Death es manejar el principal sinónimo de la palabras honestidad y actitud, cualidades necesarias cuando uno se declara enemigo del negocio musical. Y por si había algún despistado, Utilitarian viene a recordarnos que hablar de Napalm Death es hablar de la némesis del conformismo, el eterno caminar del que sabe que parar supone marchitarse y morir. Si tuviera que definir de manera sencilla el decimocuarto álbum del cuarteto británico, diría que es Diatribes con la mala hostia y las ideas claras que le faltaron a aquel, pero sin el que hoy día no tendríamos un pepinazo como Utilitarian entre las manos. Si, no habéis leido mal, Diatribes. Ese disco que fue despedazado de manera analfabeta y obtusa por los que no supieron (ni quisieron) entender a una banda que se negaba a encasillarse, y que suplía sus evidentes carencias (principalmente el encajar todas las nuevas sonoridades que incluían) con una valentía mayor que el 99% de grupos "extremos" con los que se pajillean todos los eruditos del metal cavernícola. Utilitarian supone también un repaso a todo el arsenal que han manejado y manejan los de Birmingham con el fin de llevar el abrasador apocalipsis nuclear a  nuestros oidos, pues a través de los 16 cortes que lo componen podremos retorcernos gozosos cual alimañas leprosas al ritmo del mejor grindcore, punk, hardcore y crust, todo ello regado por una generosa ración de esa cosa llamada groove y que en castellano paladín viene a ser un gancho de cojones. Perlas de brillante sodomía auditiva como Nome de Guerre, Collision Course u Opposites Repellent son buena prueba de ello, además de guiños nada velados a su época devastadora de From Enslavement To Obliveration. Sin embargo no estaríamos delante de un disco de Napalm Death si no tuviéramos alguna sorpresilla, y en el caso de Utilitarian visiblemente cuantiosas y notorias. Desde la inclusión del saxo cortesía de la también leyenda viva John Zorn (aunque también es cierto que no es la primera vez que colaboran) en Everyday Pox a las bases industriales en la onda de Fear Factory, pasando por los coros de un Mitch Harris más presente en las labores vocales que nunca, Utilitarian deviene en un álbum que dista mucho de ser el típico trabajo del cuarteto, si bien es cierto que después de tres décadas de carrera el personal ya debería estar preparado para este tipo de cosas. Y si no lo está pues que le jodan, porque Napalm Death son ley y los demás meros espectadores de su rodillo inmisericorde. De todos modos hay cosas que nunca cambian, como una producción soberbia capaz de aunar contundencia con claridad y respeto por todos los instrumentos, una sección rítmica de otro planeta  y un Barney Greenway que a sus 42 primaveras sigue berreando como una bestia del Averno. Como decía, hablar de ellos es más que referirse a una banda de música... Es hablar de algo más grande que la puta vida. Punto.



Utilitarian es la demostración de que es posible alcanzar la vida eterna. La única pega es que para ello tienes que pertenecer a Napalm Death, y ni tú ni yo tenemos el talento ni la mala hostia para conseguirlo. Siguen siendo LEY.



lunes, 22 de agosto de 2011

FLOURISHING - The Sum Of All Fossils (2011)



Qué grandes son Wetnurse. Y no lo digo sólo por su propuesta musical, una de las más excitantes que nos ha brindado el metal de los últimos años, sino porque de manera indirecta están generando todo un torrente de talento e ideas tanto en terceras bandas como en proyectos paralelos de sus miembros. Si hace nada alababa la labor de la sección rítmica de la banda neoyorquina en el nuevo y fantástico álbum de Today Is The Day, hoy toca hablar del proyecto paralelo del guitarra de Wetnurse, Garett Bussanick, toda una institución en la escena undergound de la ciudad que nunca duerme. Flourishing es un trío de grindcore experimental cuya carta de presentación, el EP A Momentary Sense Of The Inmediate World (2010), fue uno de los grandes acontecimientos del año pasado dentro de la escena extrema norteamericana merced a una propuesta que aunaba multitud de sonoridades e influencias con un resultado tremendamente personal y novedoso, que hizo depositar en ellos enormes expectativas. Pues bien, un año después Flourishing (cuya formación se completa con el bajista Eric Rizk y el batería Brian Corcoran) regresan por todo lo alto con su debut en formato larga duración, dispuestos a refrendar los argumentos de quienes ven en ellos el futuro del metal extremo.




Y es que vaya bestialidad de disco, señores. Si el EP del año pasado era un imparable juggernaut de death/grind que se cagaba en cualquier tipo de ortodoxia formal, The Sum Of All Fossils revienta cualquier tipo de etiquetado posible. Porque sin ningún pudor el trío hace suyas las enseñanzas de multitud de estilos, moldeando una criatura completamente nueva, y que olería a profética si no fuera por que hay que estar muy jodido de la cabeza y tocar como el mismísimo demonio para parir un artefacto como éste. Grindcore, death metal, noise, metal experimental o industrial son algunas de las fuentes de las que beben estos "angelitos", y cuyas referencias directas serían una suerte de mezcolanza entre Godflesh, los Napalm Death de los 90, Unsane, Ulcerate y los primeros Fear Factory. Ellos mismos citan también entre sus influencias a bandas tan diferentes entre sí como Immolation, Swans o Killing Joke. Y aunque parezca imposible, todo este sinsentido de nombres convive en el álbum bajo un equilibrio que desafía la cordura, una policromía alienígena capaz de abrasar retinas, o en este caso, oídos y cerebros. Bussanick se casca toda una exhibición de técnica sobrehumana, riffs de insano y cortante instinto homicida, y unos cambios de ritmo capaces de dejarte sin respiración. El bajo de Eric Ricz es de una contundencia y densidad tales que lo sentirás físicamente golpeándote la cara, ayudado por la precisión metronómica del batería Brian Corcoran, otra bestia parda metida a músico. Lo esquizoide de su sonido hace que nos encontremos ante un disco áspero, feo, desagradable, pero al mismo  tiempo una de las experiencias más intensas y enfermizamente disfrutables de los últimos años en el panorama metálico. Instalados en esa banda de terroristas de la transgresión sonora a la que pertenecen formaciones como Mithocondrion, Portal, Krallice o Ulcerate, Flourishing se distancian del sonido de éstos por una omnipresente base industrial muy reminiscente de los primeros Godflesh, así como por la utilización de toda una gama de melodías de las que carecen sus compañeros de faena. Éste último factor es quizá el más importante y sorprendente del repertorio de los neoyorquinos, dado lo poco frecuente de su uso en el género y los desastrosos resultados que generalmente ha dado cuando se ha intentado fusionar con el extremismo metálico. Huelga decir que me estoy refiriendo a melodías en lo instrumental, puesto que en el apartado vocal, el señor Bussanick se mueve entre la guturalidad y la rabia punk, sin dejar ningún resquicio a la belleza. Pues bien, estas melodías están perfectamente integradas en The Sum Of All Fossils, si bien su verdadera función es remarcar la contraposición con la brutalidad que predomina en el álbum, aumentando la sensación de maligna bestialidad de las explosiones de furia. En todo caso, obra el milagro de hacer que un disco como éste se sienta más cercano, aunque de ese modo la herida que abre en nuestra cabeza es aún mayor por pillarnos con la guardia baja. Resumiendo, nos encontramos ante otra obra magna de eso que ha venido a llamarse el metal de vanguardia, pero que por imaginación y méritos propios se ha instalado en un reino donde sólo actúan sus propias reglas. Puede que no lo vayas a escuchar todos los días, pero cada vez que lo hagas descubrirás nuevos detalles antes esquivos, así como la sensación de acabar de recibir una paliza por un enemigo demasiado rápido como para haber reconocido su cara. Sorpresón, y la banda sonora perfecta con la que amenizar la espera para lo nuevo de Wetnurse, confirmado para finales de este mismo año. Joder, si!!


El futuro no existe, porque vive en el presente, y responde al nombre de Flourishing. Puede que sea feo, brutal y carente de cualquier rastro de cordura, pero es el que nos hemos ganado. Y que me folle una horda de comadrejas empapadas en cocaína si no lo he disfrutado como un enano. Muy, pero que muy serio aspirante a discazo del año.

NOTA: CLASSIC (10/10)


viernes, 19 de agosto de 2011

TODAY IS THE DAY - Pain Is A Warning (2011)



Agárrense que vienen curvas, señores. No sólo por el disco que tenemos hoy entre manos (uno de los más esperados de todo 2011), sino porque en un par de semanas en Ecos de R'Lyeh sólo habrá cabida para el metal más insano y cafre que se ha ido acumulando en mis insondables mazmorras. Presentar a Today Is The Day a estas alturas de la película me parece una pérdida de tiempo. Quién no conozca a Steve Austin y su carrera frenética y esquizoide en el campo del terrorismo sonoro, simplemente puede que esté mejor viviendo en la ignorancia y manteniendo su cordura a salvo de los ataques inmisericordes a los que este señor nos lleva sometiendo desde 1993. Con absolutas obras maestras de metal enfermizo como Temple Of The Morning Star, Sadness Will Prevail, In The Eyes Of God o Axis Of Eden, TITD son una de las bandas más importantes de las últimas dos décadas, a pesar de que su propuesta inevitablemente les coloca en unas coordenadas alejadas por completo del mainstream. Contando con el reconocimiento y alabanzas de lo más granado de la parroquia metalera, TITD ha sido también plataforma de lanzamiento para músicos que hoy día saborean las mieles del éxito, ya que por sus filas han militado componentes de Mastodon y Lamb Of God. La constante rotación de miembros continúa, y en Pain Is A Warning el cabrón de Steve Austin (que el señor estará como un cencerro, pero de tonto no tiene un pelo) se ha rodeado del bajista Ryan Jones y del batería Curran Reynolds, ambos integrantes de los tremebundos Wetnurse. Dos musicazos como la copa de un pino para acompañar y ayudar a dar forma a las ideas surgidas de ese genio torturado que es Steve Austin. Y por si fuera poco, la producción ha corrido a cargo de Kurt Ballou de Converge. Todo apuntaba a algo grande desde el principio, como veis. 



Pues todos esos rayos de esperanza y buenos augurios se quedan cortos para describir la magnificencia de este su noveno álbum de estudio. Mi fe en Steve Austin es férrea, inquebrantable, nacida de una discografía que cuenta sus títulos por puñeteros triunfos, y que nunca se ha visto defraudada ni un ápice. Sin embargo, si que puedo decir que Pain Is A Warning es el trabajo de la banda que más me ha sorprendido. Sobra decir que muy agradablemente. Porque probablemente nos encontremos ante el disco más accesible de TITD (accesible dentro del Universo de Austin, claro está), y donde la vena rockera y progresiva que se intuía en pasados álbumes ha aflorado en todo su esplendor. Que nadie se asuste, porque toda la rabia, mala hostia y desesperación existencial siguen ahí, y jamás se os ocurriría pinchar ninguno de los 9 temas contenidos en el disco en ninguna boda ni bautizo. Simplemente Austin ha decidido desvestir su música de sonoridades superficiales insuflándole por el camino esa energía inequívoca que hace funcionar los motores de los mejores combos de rock y punk. Respecto a su acercamiento al progresivo, lo hace mediante una óptica netamente minimalista, marca de la casa, donde son las pulsiones y ritmos primarios los que predominan. Todo en el álbum está en su sitio adecuado, en su proporción correcta, y tan sólo la mala hostia fluye descontrolada en esta verdadera obra de orfebrería noise. Mr. Austin sigue transmitiendo muchísimo mal rollo en sus interpretaciones vocales, ya sea en sus pasajes más calmados como en los momentos donde se desgañita como poseído por todos los demonios de su interior. Pero lo curioso es que a pesar de esto, si uno escucha la calmada This Is You, de todo ese pozo de oscuridad brota una belleza arrebatadora por su sencillez y sinceridad. Algo parecido ocurre con Remember To Forget, el otro corte sosegado de Pain Is A Warning, más intrincado que el anterior pero con el mismo ADN, con entretejidas hélices que se mueven entre la melancolía y la ensoñación lisérgica. La producción de Kurt Ballou es fantástica, tanto que sin miedo podría afirmar que este álbum es el que mejor suena de toda la discografía de TITD. Claro, nítido y contundente, el sonido del disco es el perfecto para acentuar todas las virtudes de la formación, que no son pocas. El álbum comienza entre heréticos susurros, anticipando la carnicería en Expectations Exceed Reality, un ataque frontal marca de la casa y repleto de riffs dañinos como machetes roñosos y una batería, la de Curran Reynolds, que hace gala de una técnica y precisión matemática de otro planeta. Death Curse no se queda atrás, en el que es probablemente el momento de mayor regocijo sanguinolento y salvaje del disco, recordando a unos Anaal Nathrakh en plena merienda, con el añadido de un Ryan Jones cuyo bajo perfectamente podría desmenuzar placas tectónicas. Pain Is A Warning es otro de los momentos álgidos del disco, un corte 100% TITD capaz de taladrarte el cerebelo con su mezcla de noise-rock e industrial, y que me ha recordado a los grandes Tomahawk de Mike Patton en alguno de sus pasajes. The Devil's Blood es otra estrella de brillante oscuridad, todo un homenaje a los tiempos de Temple Of The Morning Star, lanzándonos a la cara lo mejor que el noise, el punk y el metal sucio y primigenio tienen que ofrecer al mundo. La sección rítmica vuelve a moverse en niveles de puñetera perfección, elevando el tema a cotas estratosféricas de contundencia. Y que me aspen si ese final desbocado no lo hubieran firmado los mismísimos Motorhead... Lo dicho, grandiosa. El final del álbum nos reserva otra gran joya, de nombre Samurai. Clásico instantáneo y otro tema marca de la casa, sorprende porque entre la insana orgía de violencia que se desata en su interior se descubren unos riffs de inequívoco sabor sabbathico, algo inédito tratándose del señor Austin y que decir tiene de absoluto disfrute para el oyente. No quier terminar sin volver a alabar la actuación de la sección rítmica. Desde los orígenes con Elrod y Herrel que TITD no había gozado de una formación de este calibre, una en la que el talento de dicha sección se pusiera al nivel del genio del mismísimo Austin. Algo que en Pain Is A Warning se alcanza, para mayor gloria de uno de los mejores álbumes que la banda haya grabado jamás.


En mi humilde opinión, lo mejor que jamás haya facturado la banda desde Temple Of The Morning Star y Sadness Will Prevail.

NOTA: FUCKING CLASSIC (+10/10)


sábado, 11 de junio de 2011

LOOKING FOR AN ANSWER - Eterno Treblinka (2011)


Por fin. Mucho tiempo llevábamos esperando que viera la luz el debut en formato larga duración de los madrileños Looking For An Answer para el sello Relapse Records. Tiempo en el que los cabrones nos pusieron los dientes largos con aquel excelente EP titulado La Cacería (2010), y demostrando su supremacía en el split que compartieron junto a las leyendas Ratos de Porao también en 2010, y ya este mismo año junto a Cripple Bastards. Todo ello bebiendo de aquella arma de destrucción masiva que respondía al nombre de Extinción (2007), un trabajo demoledor que les situó no ya como la mejor banda de metal extremo del estado (una banda como LFAA están a un nivel muy superior del circunscrito a las estrechas fronteras peninsulares), sino como uno de los valores más seguros del grindcore internacional. Tan sólo hacía falta que el resto del mundo se enterase. En esas llegó Relapse Records, y el lento pero seguro plan de dominación mundial siguió el guión establecido. Leyendo las críticas internacionales al álbum uno no puede más que sonreír ante la corroboración de todas las impresiones que muchos teníamos acerca del quinteto, amén de la seguridad de que tarde o temprano el planeta aprendería a temer el nombre de Looking For An Answer.



Eterno Treblinka vuelve a desplegar todas las excelencias que ya nos ganaron para su causa en Extinción, en forma de un ataque frontal donde el grind old school y el crust se hermanan con el único fin de sodomizar tus pabellones auditivos entre alaridos y camapanas del fin del mundo. Con un título que supongo hace referencia al Premio Nobel de Literatura y famoso vegetarianista judío I.B. Singer y su referencia a que para los animales todos los humanos son nazis, y por extensión su existencia un Eterno Treblinka, el quinteto madrileño te sumerge abruptamente en esa realidad diaria donde miles de especies son asesinadas sin piedad y cruelmente para mayor gloria de la gula y estúpida ostentación del hombre. Se esté de acuerdo o no con estas posiciones, uno no tiene más que callarse la boca ante quien exhibe sus argumentos con una convicción, determinación y mala hostia como las que transmiten Looking For An Answer. La sociedad y sus normas y creencias generales tampoco escapan a ese gigantesco ventilador de heces y odio que es Eterno Treblinka, un álbum que hace las veces de declaración de intenciones de la banda, y que nos habla de una propuesta tan íntegra y consecuente que por cojones no se casa con nada ni nadie. Con el libro de estilo de los Napalm Death primigenios por bandera, Looking For An Answer no se mueven un ápice de los preceptos genuinos del género, ni puta falta que hace, y lo reivindican en media hora de verdadero escándalo, entre cargas de brutalidad desenfrenada e incitaciones al headbanging más gorilesco imaginable. Con una sección rítmica capaz capaz de aplastar cráneos a su paso, una dupla de guitarras que hieren como machetes roñosos, por pura fricción malsana, y un Iñaki que vomita los males del mundo en cada tema como si la vida se le fuera en ello, Eterno Treblinka es un sprint frenético hacia el Infierno, capaz de dejarte literalmente exhausto y dolorido. Como digo, los 17 cortes que nos lanzan a la cara estos voceros del Apocalipsis no inventan nada nuevo, pero cuando entre ellos anidan temazos como Ecoterror, Holocausto Diario, Christianislam o Estandarte de Huesos, lo único que podemos hacer es apartarnos a un lado y dejar paso a los que sin lugar a dudas son los nuevos reyes de la escena grind internacional. Desde su nicho en el Averno, el malogrado Mieszko Talarczyk seguro que está de acuerdo conmigo. Paso de extenderme más, esto es grindcore y las palabras sobran. Tan sólo importan el sudor y la rabia, y de eso aquí encontraréis toneladas.


El mejor álbum de grindcore del año, y la confirmación de Looking For An Answer como los nuevos portadores de la antorcha, los perpetuedores de un legado que no podía perderse en el olvido.

NOTA: 9,5/10


sábado, 14 de mayo de 2011

BENIGHTED - Asylum Cave (2011)



Que Francia es toda una potencia en el campo del metal  ya no  es un secreto para nadie, y sus tentáculos abrazan infinidad de subgéneros donde sus bandas ocupan posiciones de liderazgo. Una de esas bandas son Benighted, que aunque parezca mentira ya atesoran más de 12 años de carrera. Muy prolífica, por cierto, ya que el álbum que hoy comento es el sexto desde que en el año 2000 publicaran su debut autotitulado. El quinteto de Saint-Étienne se ha ganado todo un estatus dentro de la música extrema basándose en una propuesta que moderniza los legados de formaciones como Napalm Death y Cannibal Corpse fusionándolos con elementos modernos de deathcore. Con miembros formando parte de otros proyectos como Dishumanized o los animales Disavowed, Benighted son todo un referente que ya se han batido el cobre en directo junto a combos como Autopsy, At The Gates, Obituary, Gorod o Malevolent Creation. Su anterior referencia, Icon (2007), a pesar de su indudable calidad (a mí me encanta), recibió duras críticas por parte del sector más ortodoxo (y en el metal extremo es peor que la Inquisición) por su excesivo “aperturismo”, dirigido hacia el nada disimulado acercamiento que el álbum hacía respecto a géneros como el metalcore. Por ello el principal interrogante era saber si Asylum Cave continuaría esa senda expansiva o volvería a la brutalidad primigenia de la que hacía gala Benighted en sus inicios.


 Tras someterme a un intensivo salvaje del álbum, he de decir que ambos sectores pueden gozar de lo lindo con el álbum. Porque Benighted demuestran que cuando ponen la quinta marcha hay pocos grupos ahí fuera que les igualen en bestialidad esquizoide, pero del mismo modo no renuncian a unos temas con más gancho que Mike Tyson inflado a anfetaminas. Cual alquimistas del terrorismo sonoro, el quinteto galo macera en una proporción mágica elementos de brutal death, grindcore y deathcore para dar lugar a un elemento nuevo y con unas características por las que matarían advenedizos mucho más laureados que ellos. Con el galope salvaje de los Napalm Death de la etapa actual, el músculo abominable de los mejores DyingFetus, el rodillo sonoro propio del deathcore y unas nada disimuladas pinceladas de melodía (entendiendo death melódico, no esperéis una versión de Weezer…), Benighted catapultan a Asylum Cave como uno de los grandes discos de 2011 dentro del metal extremo, a la par que demuestran que se puede modernizar el género sin ridicudizarlo ni edulcorarlo un ápice. Partiendo de una base técnica ultraterrena, repleta de velocidades inverosímiles y cambios de ritmo de infarto, el álbum obra como una compacta apisonadora sonora en la que nada sobra a lo largo de 13 temas simplemente perfectos. JulianTruchan está más exuberante que nunca, y su interpretación vocal debería ser materia de estudio en cualquier facultad de psicología que se preciase, analizando cada berrido gutural y chillido gorrinesco para averiguar cuál es el terrible mal que aflige a su mente. Digna de mención igualmente es la labor de Kevin Foley en la batería, que hace dudar sobre el origen terrestre de este señor. Combinando una potencia y velocidad sobrehumanas en sus golpeos con una creatividad sorprendente en un animal que forma parte de los impíos Disavowed, su aportación es para quitarse el sombrero. Pero por encima de todo brillan unas composiciones que son una auténtica cuadratura de círculo, ya que sin soltarse de la mano de unas melodías omnipresentes durante todo el metraje de Asylum Cave, Benighted han parido uno de los mejores discos de brutal death que servidor recuerde. Muchos se echaran las manos a la cabeza (los fieles al sonido plano en que ha devenido el género), pero para mí Benighted suponen una nueva vuelta de tuerca a un estilo que pedía a gritos una renovación, ejerciendo de continuadores de otros referentes como en su día fueron  (y son) Suffocation, Hate Eternal o Dying Fetus. Polémicas aparte, no puedo más que recomendar un trabajo que destruirá tus cervicales al ritmo de trallazos como Hostile (brutal death con épica? Fuckyeah!), la sorprendente Fritzl, o salvas asesinas como Lethal Merycism y Asylum Cave. Enhorabuena, cabrones!


 A Obscura y Ulcerate les ha salido un muy serio competidor. Esto sí es Metal del Siglo XXI.

NOTA: 9,5/10

martes, 1 de febrero de 2011

VICE PRESIDENTES - Basque Street Boys (2007) + Bloodola EP (2009)


 
Hoy me lo voy a pasar como un enano escribiendo esta reseña, lo sabe Satanás. Primero porque escribo sobre una banda de mi ciudad, segundo porque hacen grindcore (que parece que en Gasteiz sólo hay bandas de rock!) y tercero porque son colegas, que cojones. Largo tiempo he demorado una subida a la que le tenía muchas ganas, principalmente porque desde esta humilde morada tenía la necesidad de hablar de una de las bandas de terrorismo sonoro más interesantes de Euskal Herria. Formados a mediados de la década pasada, Vice Presidentes se da a conocer en 2005 con la publicación de una demo autotitulada, y que el año pasado fue relanzada. Comienzan por entonces los primeros conciertos, calentando motores creativos para lo que sería su debut en formato larga duración, bajo el grandioso título de Basque Street Boys (2007). Un año después se desplazan junto a Sorkun (antes de denominarse Vice Presidentes ya eran la banda que acompañaba a la cantante, y con la que compusieron su debut), conocida por sus colaboraciones con Negu Gorriak y Fermin Muguruza, a Palm Springs para grabar en los estudios de Robbie Owen un álbum de acentuado sabor stoner (con colaboraciones como la de Alfredo Hernández de Kyuss) y que recibió los parabienes tanto de la crítica como del público. En solitario la banda sigue haciendo hincapié en una propuesta que mira más al extremismo metálico que al rock pesado, aunque los riffs stoners siguen más que presentes. Esto se constata con la publicación en 2009 de Bloodola, editado en formato vinilo de 7" y que de nuevo supone un escupitajo de grindcore enérgico y abrasivo, directo a la yugular. Por el camino la banda ha tocado junto a formaciones como los todopoderosos Napalm Death, Moho, Sharon Stoner, Willis Drummond o Waxy. Vice Presidentes son: Kanda (Neubat, voz y guitarras), Dorbu (Neubat, bajo, recientemente dejando paso a Under) y Home (batería).


Respecto a la música del trío gasteiztarra, descansa sobre una propuesta en la que se dan la mano estilos tan aparentemente dispares como el grindcore destrozanucas y el stoner rock, y el resultado, lejos de suponer un batiburrillo inconexo, cristaliza en un sonido enormemente personal y de una eficacia incuestionable. Basque Street Boys (para ir en orden) es un misilazo de disco, cuyo objetivo se guía por las coordenadas trazadas tanto por Nasum como por Kyuss, sin olvidar a los Entombed del sonido Wolverine Blues, y todo ello regado en el abrasador bourbon sonoro de combos sludge como Bongzilla (dejad de fumar porros y sacar disco nuevo, cojones!), especialmente claro en la interpretación vocal de Kanda. Combinando temas en euskera e inglés, el disco cuenta además con las colaboraciones de Mikel de Anestesia (Uzkitik), Funu de Moksha (Large Hadron Collider) y Sergio de Eraso (Demonicon). El álbum es todo un clínic de como llegar al Infierno por la vía más rápida, aunque haciendo alguna paradita en el desierto para echar unos tragos y fumarse un par de canutos cargados de marihuana. Destaca por encima del resto el tema que da título al trabajo, un pepinaco de canción que literalmente puede destrozarte las cervicales, basada en un riff de guitarra grandioso y reminiscente de los Bongzilla más inspirados. El andamiaje del disco se levanta sobre unos pilares inequívocamente grindcoretas, con cortes matadores como I'm The Monster (You Are The Lunch), You're A Hero o Ectoplasmatic Dream (con una espectacular entradilla a cargo de Jose María Aznar), pero que en todo momento se acompañan de esas sonoridades propias del hermano malo del stoner, que se impone en cortes como Pus Dei. Las sorpresas no quedan ahí, porque cuando llega Biotoxic, otro de los temas estelares del álbum, tan sólo podremos quitarnos el sombrero ante el talento con el que estos cabrones afrontan 6 minutazos de puro stoner lisérgico. ¿Se le puede pedir algo más a un álbum? Dificilmente, y con Basque Street Boys, Vice Presidentes demostraron que eran una banda no sólo a tener en cuenta, sino que además barajaban un potencial y arsenal de recursos dificilmente igualables en el panorama vasco y estatal.

Nota: 8,75/10




Bloodola (2009) supuso la continuación de lo expuesto en el disco debut, ahondando en esa amalgama de stoner, sludge y grindcore marca de la casa, aquí también con ramalazos esporádicos de thrash metal. Mucho más directo que su predecesor, abre el disco Jugular Bells, maligna y brutal versión del mítico Tubular Bells de Mike Oldfield, y con la que no tengo duda Regan Mcneil hubiera dado muchísimo más miedo. Los seis temas, con una media que no alcanza los 2 minutos por corte, hace hincapié en la inmediatez, pero también en un gancho favorecido por esos riffs thrashers que elevan a los altares canciones como Planck's Length y Hombres De Sangre Negra. Éste último, además, es el primer tema en castellano compuesto por el grupo, contando con la colaboración de Oliver, de los stoners gasteiztarras Bronze (que actuaron en la pasada edición del Azkena Rock Festival). Estamos ante un EP que explota con la furia de un vendaval, y cuya única pega es las ganas de más con las que deja. Sin embargo, además de por la incuestionable calidad de sus canciones, destaca por ese gancho del que están impregnadas las composiciones, y que hace que muchos babeemos en espera del lanzamiento de un nuevo trabajo de Vice Presidentes. No nos hagáis esperar mucho, mamones...

Nota: 8/10






jueves, 23 de diciembre de 2010

MURDER CONSTRUCT - S/T EP (2010)



Antes de enfilar la última semana del año, en la que intentaré colgar las reseñas de los álbumes indispensables que tengo pendientes (Enslaved, Horn Of The Rhino...), no podía pasar por alto uno de los debuts más esperanzadores e impresionantes de este 2010. Aunque hablar de Murder Construct como debut tiene algo de trampa, ya que estamos ante la última superbanda aparecida en el metal extremo, y cuyos integrantes son (todos en pie) Leon DelMuerte (guitarra y voz, Impaled, Exhumed, Intronaut, Phobia), Danny Walker (batería, Exhumed, Intronaut, Phobia, Jesu), Kevin Bernier (guitarra, Fetus Eaters, Watch Me Burn), Caleb Schneider (bajo, Bad Acid Trip) y Travis Ryan (voz, Cattle Decapitation, 5/5/2000). Casi nada señores, ya que hablamos de un quinteto capaz de sacar de la cancha a guantazos a los mismísimos Bad Boys de Joe Dumars. Bajo el paraguas de la poderosa Relapse, estos siete temas vieron la luz el mes pasado, cosechando fabulosas críticas tanto por parte de la prensa como de unos aficionados ávidos de una banda que recuperara las raíces de un sonido que se estaba perdiendo entre tanta exquisitez técnica y superproducciones frías y estériles.


No voy a negar que todo este asunto de los supergrupos siempre me ha mosqueado un poco. Por un lado porque generalmente el resultado con mucha suerte se queda en una mera suma de partes, y por otro debido a que cuando estas reuniones se llevan a cabo, suelen coincidir con unos músicos ya amansados y con sus días de gloria perdidos años ha. De ahí la sorpresa mayúscula que me he llevado con Murder Construct. Rejuveneciendo unos cuantos años por arte de magia, y recuperando todo el odio del pasado, el quinteto ha querido volver a las raíces del death y el grind para transitar unos parajes ya olvidados en sus diferentes bandas de origen (Cattle Decapitation se adscribe a día de hoy al death bestia más actual, Intronaut al post-metal e Impaled suenan cada vez más a los Carcass de su segunda etapa). Desde ese inicio bestial con Control, Murder Construct demuestra que el camino más rápido al Infierno efectivamente es la línea recta, pero lo es aún más si te impulsa un puñetazo en la cara. Con los todopoderosos Napalm Death como claro referente (especialmente los de From Enslavement To Obliteration), y la pureza del género por bandera, los californianos se las ingenian, sin embargo,  para añadir a su propuesta toda una serie de elementos actuales que sin desvirtuar la ortodoxia de su discurso por el contrario la elevan a un nuevo nivel de grandeza. Hablo principalmente de unos escorzos guitarrísticos y una labor de percusión que recuerdan por qué hay señores en esta banda que tocan en Intronaut. Pero mientras que estos últimos pueden caer a veces en la autoindulgencia, su huella en Murder Construct insufla al conjunto de una versatilidad y posibilidades casi infinitas. Gran ejemplo de ello es la tremenda I Am That y sus sorpresivas guitarras melódicas, o las percusiones de otro planeta en End Of An Error.  La labor de Danny Walker es para quitarse el sombrero, demostrando que se puede ser un batería grind genial saliéndose del modo metrónomo y de paso dando todo un clínic de ritmo y técnica al personal. Muy destacable también es la inclusión de atmósferas en el disco, en contraposición a la causticidad habitual en el género, y que es especialmente notable en los dos cortes que cierran el EP, Boundless... y Submission. Y es que lo que hace tan especial a este trabajo es esa sensación tan curiosa que transmite de estar escuchando un álbum de deathgrind de raíces, pero que a la vez sea capaz de entusiasmar al fan del sonido actual del género, amén de que toda esa adición de nuevos elementos tan acertadamente mezclados nos hablan de una banda con un presente espectacular pero con un futuro al que no se le vislumbran límites. Esperemos que el LP no tarde en llegar, y que Murder Construct no se quede tan sólo en una aventura, porque con el potencial atisbado aquí, podemos estar ante algo muy especial.


Uno de los debuts más demoledores de 2010 junto al de los noruegos Gangrenator. Ahora toca rezar a Satán para que la cosa cuaje.

Nota: 9,25/10