Ecos de una ciudad sumergida.

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miércoles, 27 de junio de 2012

ROYAL THUNDER - CVI (2012)




Las modas y las resurrecciones sonoras siempre provocan cierta suspicacia en un servidor, que piensa que nada ha sido ni ha muerto, siempre está ahí para quien tenga el interés por buscar e informarse. Y aunque de primeras toda esta explosión de bandas asociadas al rock ocultista y el proto-metal setentero con cantante femenina al frente podría hacer saltar todas mis alarmas, he de reconocer que el innegable talento de formaciones como Blood Ceremony, The Devil's Blood o Christian Mistress hace que no pueda sino alabar las maravillosas joyas sonoras que nos están regalando en los últimos años. A este selecto grupo (en el que también metería a Witch Mountain) tendremos que sumar a partir de hoy a Royal Thunder, reciente fichaje de Relapse Records (que siempre se suma al carro de las nuevas tendencias con unas bandas de órdago) y que con CVI nos presentan su debut en formato LP. Formados en 2006 por el guitarrista Josh Weaver, un año después suma a la alineación a la cantante y bajista Miny Parsonz, al batería Jesse Stuber (sustituido posteriormente por Lee Smith) y al guitarra rítmica Josh Coleman. En 2009 graban su EP de presentación de manera autoeditada, con el que rápidamente se ganan un nombre en la escena underground estadounidense y les vale firmar por Relapse, que reedita dicho EP en 2010. Por el camino han quedado conciertos al lado de gente como Scott Kelly de Neurosis, Kylesa o Wovenhand.


De todas esas bandas que he comentado probablemente sean Royal Thunder los más capacitados para dar el salto hacia una mayor audiencia, pues estamos ante la formación con más gancho de toda esa generación, gracias a una amalgama de sonoridades irresistible para todo aquel que alguna vez haya amado el rock. En CVI no vas a encontrar guiños al doom ni al proto-heavy plúmbeo de Black Sabbath y si toneladas de hard rock añejo con denominación de origen sureña, todo ello regado por unas melodías ante las que sólo te podrás quitar el sombrero. Lo que sin lugar a duda les emparenta con las bandas citadas es la presencia de una voz femenina predominante, capaz por sí sola de acaparar toda la atención del oyente. Dominadora de una gama extraordinariamente amplia de registros y con una interpretación vocal llena de pasión, la señorita Parsonz es sin lugar a dudas uno de los elementos esenciales para comprender la magia que desprende la propuesta de Royal Thunder. Por otro lado que los principales referentes no sean Black Sabbath (aunque están presentes como no podía ser de otra manera) sino combos como Allman Brothers y Led Zeppelin hacen que CVI suene como un disco diferenciado de sus compañeros de viaje, mucho más dinámico y ágil, aunque sin renegar a ese aura de oscuridad del que parten todos. El cuarteto tampoco esconde su lugar de origen, y como el resto de insignes formaciones de Georgia (Mastodon, Baroness, Kylesa...) despliegan esa inequívoca mixtura de metal contundente y rock añejo que tan famosos les ha hecho, añadiéndole además a su propuesta no pocas dosis de melodías pop (algo que también hacen los Kylesa más recientes). Los 10 temas que componen CVI se podrían dividir en dos grupos bastante diferenciados pero que trabajan estupendamente juntos. En un primer saco tendríamos las composiciones más urgentes y de metraje más comedido, caso del single Whispering World, todo un hit descomunal que suena a un cruce imposible entre Hole y Led Zeppelin. En este grupo también tendríamos la irresistible e infecciosa No Good o la muy popera Minus. Estos temas sirven (además de por sus méritos propios) como contrapeso del grueso principal del álbum, formado por composiciones de mayor duración donde se dan de la mano blues, rock progresivo y hard rock en una alquimia sonora tremendamente seductora y plena de evocación. Con las guitarras en un primer plano de protagonismo y moviéndose con soltura por cuantos estilos clásicos se les pongan por delante, nos llegan joyas sorpresivas como Blue, casi 10 minutos de cruce entre hard rock primigenio, blues y languidez crooner que te dejará de una pieza. Sleeping Witch (recuperada del EP debut) se mueve por los mismos pasajes oscuros y lisérgicos que los Earth de los últimos años, mientras que Shake And Shift muestra un dominio de las transiciones y la dinámica simplemente acojonante. Variadito para un disco de rock, verdad? Pues eso es lo que es CVI, un soberbio álbum de rock, evocador, eléctrico y tremendamente poderoso, uno de los mejores trabajos en lo que llevamos de año.


CVI es el sueño húmedo de todo buen amante del hard rock clásico, con todos los ingredientes para convertirse en un pequeño clásico moderno del género. Pero al mismo tiempo tiene la oscuridad y el poderío suficientes para enganchar al fan metálico, y las melodías capaces de arrodillar a medio mundo. Lo tiene todo, y con él Royal Thunder se convierten en una de las formaciones más prometedoras del panorama rockero internacional.


lunes, 25 de junio de 2012

MARTYRDÖD - Paranoia (2012)




Hoy toca hablar de uno de los lanzamientos más esperados por la parroquia amante del crust y el d-beat a cargo de los titanes suecos Martyrdöd, el quinteto que junto a sus compatriotas Wolfbrigade acaban de estrenar contrato con el insigne sello estadounidense Southern Lord, hogar de luminarias como Black Breath, Earth, Sunn O))) o Wolves In The Throne Room. Formados a principios de la década pasada, Martyrdöd (Martirio en castellano paladín) eran uno de los secretos mejor guardados de ese underground que orbita por igual alrededor del punk y el metal, merced a rotundos discazos como Martyrdöd (2003) o In Extremis (2005). Algunos de sus miembros forman parte (o han formado) de bandas también capitales como Skitsystem, Agrmonia o Miasma, y más de una década a sus espaldas esparciendo mugre y mala hostia desde la nación de los muebles baratos. Paranoia es su nuevo retoño, una bestia empapada de punk vigoréxico, ecos blackers y guiños al death metal con denominación de origen patria que les ha abierto las puertas a una gira estadounidense en la que acompañarán a Black Breath, Burning Love, Enabler, Pelican y Poison Idea entre otros.


Es un placer inmenso enfrentarse a la propuesta de Martyrdöd, todo un soplo de aire fresco entre la maraña de clones de Tragedy que saturan la escena crust. Con Paranoia no sólo demuestran que siguen estando a la cabeza del movimiento, sino que también hay espacio para el avance y la evolución en su sonido, algo que supongo no hará mucha gracia a la parroquia punk pero que en mi opinión es todo un acierto de cara a no acabar siendo caricaturas de ellos mismos. Y nombro a los punks como los posibles damnificados de Paranoia porque estamos ante un álbum donde por primera vez los suecos han optado por una producción pulida, concretamente la que abanderan los famosos estudios Fredman de Fredrik Nordström y que cuentan con clientes habituales como Amon Amarth, In Flames, Opeth o Arch Enemy. Este hecho y la mayor inclinación guitarrera hacia los terrenos del death sueco puede que hagan renegar a los fans más ortodoxos, pero para los que no nos ceñimos a normas tan estrechas Paranoia supone toda una maravilla llena de furia desatada, contundencia y una versatilidad inusitada para un artefacto de estas características. Fieles adeptos a la religión del d-beat, el quinteto complementa todo ese músculo y agresividad con la frialdad cortante del black metal, y todo ello sin despreciar unas composiciones que hacen gala de un gancho que te hará cabecear como un poseso en cortes como el inicial Nog Ar Nog (Suficiente Es Suficiente), rotunda declaración de intenciones en la que dejan claro que aunque el sonido haya cambiado el cabreo y el gancho son los mismos, al igual que el efecto devastador sobre tus cervicales con un Mikael desgañitándose las cuerdas vocales en esputos que con cada disco hacen más guiños al black metal, en un registro muy similar al de Herlend Hjelvik de Kvelertak. Los Martyrdöd devastadores y adictivos como antaño siguen también latentes en misiles como Overkom Er Radsla (Supera Tu Miedo), Paranoia o Ett Harata Av Eld (Un Corazón De Fuego), sin duda mi favorita del disco y cuyo comienzo te pondrá en pie con el puño en alto mientras le gritas proclamas anarquistas al primer incauto que se te ponga delante. Los nuevos aires soplan en canciones como Hor Varldens Rop (Escucha El Grito Del Mundo), donde el grosor guitarrero habitual es sustituido por el filo frío y cortante propio del black metal, que aunque menos contundente se muestra en cambio mucho más oscuro y dañino. Pero donde los suecos realmente demuestran que su nueva fórmula puede ser ganadora es en En Tragisk Zeitgeist (Un Zeitgeist Trágico), una apisonadora que aúna lo mejor que el punk y el metal pueden ofrecer a este planeta de mierda en la forma de un escupitajo sonoro capaz de triturarte todos los huesos del cuerpo. La producción "metálica" del disco hace hincapié por primera vez en la carrera de Martyrdöd en potenciar la claridad y la potencia, algo que beneficia el empaque general de su propuesta pero que inevitablemente mengua la crudeza y corrosividad que enarbolaban en el pasado. Si ha sido una decisión acertada o no es algo en lo que servidor no se va a meter, principalmente porque me apasionan por igual tanto los primeros discos de la banda como la nueva senda que han tomado. Un camino que les ha llevado a parir otra puñetera maravilla y que les reafirma como una de las formaciones de cabecera del panorama crust mundial.


Paranoia es la demostración de que la furia evoluciona, muta, se expande. Un álbum demoledor nacido para darle una bofetada a este mundo decadente y mudo por la mordaza de su propia mediocridad. Martyrdöd siguen siendo ley.




martes, 19 de junio de 2012

WITCH MOUNTAIN - Cauldron Of The Wild (2012)




Menuda alegría que me llevé al saber de la salida de este disco, y más teniendo en cuenta que tan sólo había pasado un año de su segundo largo, el notable South Of Salem (Autoeditado, 2011). Aquel era un disco que llegó por sorpresa, diez años (!!!) después de que Witch Mountain debutaran con Come To Mountain (Rage Of Achilles, 2001), tras el cual prácticamente se dio a la banda por desaparecida. Sin embargo el último año ha ido de fábula para la formación compuesta por Nate Carson (batería), Rob Wrong (guitarra, voces), Uta Plotkin (voces) y el recién llegado Neal Munson (bajo), viendo como su música aparecía en shows televisivos (Adult Swin) y teniendo también la oportunidad de acompañar como teloneros en varias fechas a los Premonition 13 de Scott Wino. Para rematar la faena han pasado de la autoedición a fichar por Profound Lore, uno de los sellos más certeros del underground metálico estadounidense. Nada mal para unos tíos que hace nada flotaban en el limbo...


A todo esto estaréis diciendo: vale, muy bien Cthulhu, pero ¿qué cojones hacen Witch Mountain? Pues imaginaros el trote plúmbeo de Black Sabbath junto a un Hendrix que hubiera decidido pasarse al doom y acompañado de una de las voces más maravillosas que nos haya brindado el rock en décadas, y os estaréis acercando un poco a la joya que es Cauldron Of The Wild. Cimentando todo el andamiaje sonoro de su propuesta en los acojonantes riffs de Rob Wrong, los 45 minutos del álbum tocan el cielo merced a la indescriptible (al menos con palabras) voz de Uta Plotkin, que con esos registros y capacidad de evocación debería ser elegida pero ya la puñetera presidenta de los EEUU. Poderosa, sensual, agresiva y con un maravilloso deje bluesero en su interpretación, la señorita Plotkin se aúpa al primer puesto de las cantantes femeninas en un momento en el que las damas rockeras vienen apretando fuerte de cojones. A pesar de que Witch Mountain se mueven por los conocidos parajes del doom tradicional, tanto la atmósfera que consiguen crear como esos guiños al mejor blues les desmarcan lo suficiente de sus coetáneos como para poder hablar de los de Portland como una entidad especial y diferenciada dentro del género. Sin necesidad de esoterismos, ocultismos ni demás parafernalia tan de moda actualmente, el cuarteto consigue tejer un ambiente oscuro, peligroso e hipnótico como pocos, con Uta Plotkin demostrando que no hay lírica más tenebrosa que la que habla de las situaciones reales, donde anida la verdadera malicia. Comprendiendo que el mayor viaje de todos es el que se dirige al centro del alma, Witch Mountain han despreciado la complejidad para dirigir todos sus esfuerzos en ganar profundidad, tanta que te golpeará como un mamut en pleno corazón. Lanky Rae te muestra a las primeras de cambio de que pasta están hechos estos tíos: un caminar pausado e imperial que es ritmo puro, destilado, junto a una Uta Plotkin de la que te enamorarás desde la primera estrofa, acompañado todo ello de esporádicos fogonazos guitarreros que como comentaba son reminiscentes del vulcanismo incendiario de Hendrix (en el caso que éste fuera un barbudo adorador de Satanás). Cortes como Shelter despliegan con voluptuosidad todo el blues que Witch Mountain tienen dentro, de nuevo con la voz de Plutkin como generadora de babeos y erecciones (yo las tuve, así que a la mierda lo políticamente correcto) incontroladas, en un maelstrom de energía tectónica simplemente exquisito. Junto a verdaderos clínics de como hacer doom metal perfecto e indestructible en el siglo XXI (Beekeeper, Veil Of The Forgotten) también tenemos otras maravillas de brillos más complejos por etéreos, caso de esa monstruosidad que responde al nombre de Aurelia. 12 minutos más grandes que la vida, preciosos, de una seducción apabullante, la cópula más bella jamás imaginada entre una guitarra y una voz con el poderoso marchar de la batería como compañero de ceremonias. Ya con el alma en un puño te enfrentas a la final Never Know, de nuevo jugando a la seducción para terminar levantando un muro de sonido contra el que te golpearás sin remedio. Y así, enamorado, perplejo y destrozado terminarás tu periplo por Cauldron Of The Wild, uno de los grandes viajes de 2012 y todo un hito a superar por la nueva hornada de bandas que están surgiendo en el género.


Cauldron Of The Wild es el alma fusionada con el crujir de la piedra, la belleza de las grandes pulsiones del planeta, el doom convertido en blues ultramundano. Un espectacular salto de gigante en la carrera de Witch Mountain que tras esta puta maravilla se colocan en lo más alto del panorama internacional. Simplemente exquisito.





viernes, 15 de junio de 2012

LORD SHADES - The Rise Of Meldral-Nok (2011)



Parece que 2011 seguía guardándose valiosos secretos en su seno, como así lo atestigua el segundo largo de esta banda francesa desconocida para un servidor hasta la fecha. Lord Shades es un cuarteto formado por Cyril (guitarra), Fabien (guitarra, coros), Alex (bajo, voces) y Nico (batería, coros), que comienzan su andadura con la publicación de 2008 de su debut autoproducido The Downfall Of Fïre-Enmek. Con The Rise Of Meldral-Nok, también autoproducido, la banda consigue meterse en la final estatal de la batalla de bandas del Wacken Open Air Festival  (aún por resolverse), albergando la esperanza de dar el siguiente paso y fichar por algún sello. En vista del nivel que atesora su black/death sinfónico y del mimo con el que cuidan hasta el último detalle de su propuesta (la edición del álbum que me han hecho llegar es para que se te caiga la baba), sería una tremenda injusticia que no acabáramos viendo a Lord Shades al lado de los pesos pesados del género.


Y es que mientras Dimmu Borgir llevan 15 años de declive pretencioso y sobreproducido sólo apto para las tragaderas más amplias, Lord Shades demuestran que se puede transitar por los peliagudos parajes del extremismo sinfónico siempre que se tengan el talento y las ideas claras necesarias para dicha tarea. Por  la calidad y acierto en sus composiciones The Rise Of Meldral-Nok se acerca más a la propuesta de los todopoderosos Septic Flesh, probablemente su referente más claro y los grandes popes de un estilo que lamentablemente ha caído demasiadas veces en el ridículo y las ínfulas de grandeza. Y lo lamento porque aunque no soy un especial fan del rollo, trabajos como Enthrone Darkness Triumphant o Sumerian Daemons me parecen auténticas lecciones de como aunar agresividad y épica, y no merecen ser tratados a broma. Como tampoco lo es el álbum de este cuarteto galo, que desde la inicial The Leave Taking nos avisa que aquí risas las justas, merced a una soberbia amalgama de factores que hacen de The Rise Of Meldral-Nok un trabajo ganador. Mezclando contundencia, velocidad, épica y una técnica envidiable, el cuarteto ha dado con la proporción alquímica perfecta para llevar sus ideas a buen puerto, la banda sonora perfecta para su lírica tolkieniana. Awareness es probablemente el corte que mejor define a Lord Shades, o el que mejor empaca todas sus facetas en un mismo espacio, demostrando en su primera parte que pueden ser bestias como los que más para poco a poco ir desplegando un gusto exquisito por las melodías guitarreras y los arreglos sinfónicos. Ancient Fears y Lust For Death nos muestran la cara más agresiva de la banda, siendo la primera una exhibición de pegada y grandilocuencia (de la buena) como no habrás escuchado en mucho tiempo, mientras que Lust For Death te hará sonreír recordando a los grandiosos Melechesh con esa brutalidad impregnada de aires orientales. Pero si lo que te pone a cien es la épica desatada e imaginarte en mitad de una batalla entre las huestes del mal y los defensores de la luz (o algo así), The Dark Fleet es tu tema, toda una orgía de coros, teclados molones y guturalidad guerrera que te harán correr a decapitar a orco del tercero izquierda que no para de tocarte los cojones. La exhuberancia sonora que exhibe el disco puede dejarte con la boca abierta, algo que se constata por la ingente cantidad de colaboradores e instrumentos que incluye: percusiones, bouzouki, cello, violín, flautas, acordeón..., y que encuentran en la final The Pledge su máximo exponente, casi 12 minutos de libertad creativa que avisan de las enormes dotes compositivas de estos cuatro señores. Si lo unimos a una producción perfecta y cristalina a cargo de Lasse Lamert (Alestorm) obtenemos como resultado un disco soberbio, y probablemente lo mejor que el género nos brindara el año pasado junto al The Great Mass de Septic Flesh.


Una maravillosa sorpresa, otro gran nombre que añadir a las crecientes filas del metal francés y la constatación de que con buen gusto y talento no hay género que se resista. Olvídate de horteras como Dimmu Borgir y dales una oportunidad a Lord Shades, porque te aseguro que no te vas a arrepentir. 


viernes, 8 de junio de 2012

USE THE FUZZ (Split) - 2012




Regreso tras un periodo de reflexión derivado de las cada vez mayores dificultades que están surgiendo para poder compartir la música en la red. Y lo hago inmensamente agradecido por vuestras palabras de apoyo, con la firme intención de seguir dando guerra hasta el final. Para celebrarlo qué mejor que con unas buenas dosis de rock, riffs contundentes, evocaciones desérticas y psicodelia. Use The Fuzz es el disco con el que se dan a conocer dos jóvenes formaciones austriacas, Parasol Caravan y Cachimbo De Paz, y que en Febrero de este año les ha valido para girar por Austria, Alemania, Bélgica y la República Checa. Junto a Torso, de los que ya hablé aquí hace bien poco, parece que algo poderoso se mueve en la hasta ahora desconocida (al menos por mí) escena rockera austriaca, algo de lo que un servidor no puede menos que saludar con entusiasmo. La estupenda portada del Split ha corrido a cargo del francés Johan Jaccob, vocalista y guitarra de Glowsun.





Use The Fuzz se abre con la propuesta del cuarteto Parasol Caravan, toda una gozada para aquellos que abrazan el stoner rock como una religión. Con la omnipresente referencia de Kyuss como punto de partida, los austriacos añaden toneladas de melodía y de aire sureño a su sonido, acercándoles muy mucho al hard rock con denominación de origen estadounidense que practican Black Stone Cherry. Más pesados que los de Kentucky (que este disco se llama Use The Fuzz por algo) pero haciendo gala de su misma energía, Parasol Caravan se mueven con una soltura sorprendente tanto en cortes electrizantes como The Barbers Snake o Big Kahuna como en composiciones llenas de medios tiempos blueseros, caso de Chinese Eyes y Psychotic Fever, donde brilla con luz propia la poderosa voz de Alexander Kriechbaum. No esperéis originalidad en los cuatro temas de estos tíos, pero como muchas veces repito a quién cojones le importa cuando a cambio obtienes una ración maravillosa de rock gordo, sudoroso, de ese al que le da igual las décadas que pasen. Si lo flipas por igual con el stoner noventero como con propuestas más hard rockeras al estilo de los mencionados Black Stone Cherry o The Answer, en Parasol Caravan vas a encontrar toda una apuesta de futuro.




Cachimbo de Paz se mueven por otros derroteros bien diferentes, algo que dejan claro en su primer corte Stare Into The Sun. Con un sonido mucho más grueso, pantanoso y lisérgico que sus compatriotas Parasol Caravan, el trío hacen de la densidad una bandera que ondean bien alto en los cuatro temas que despliegan en Use The Fuzz. Lo primero que destaca es la personalísima voz de Markus "Chu" Kapeller, de una profundidad cazallera que asusta, como regada de bourbon y porros cargadísimos en fiestas que uno se imaginaría en Lousiana pero nunca en la civilizada Austria. Aquí los referentes directos se hacen más complicados de dilucidar, y aunque es evidente que maman de Kyuss y su omnipresente legado, la manera en la que despliegan su densa psicodelia hablan de una formación de personalidad por encima de la media. En algún incierto lugar entre las huestes de Homme, los holandeses Pendejo y el stoner blues musculoso de Wo Fat, Cachimbo de Paz se mueven como pez en el agua en los tempos calmados y sofocantes como la brea, de lo que dan buena fe en cortes como el mencionado Stare Into The Sun o Lady. También hay pequeñas sorpresas, caso de Coyotes On Peyote, con una entrada de bajo espectacular y casi funky que deviene en un tema delirante que, haciendo honor al título, derrocha emanaciones lisérgicas por los cuatro costados. No puedo sino aplaudir a una banda que en su presentación demuestra tantas aptitudes compositivas y originalidad (para moverse por estos terrenos) como el trío austríaco, y que de seguir por este camino pueden convertirse en una banda muy a tener en cuenta dentro del panorama rockero europeo. Tiempo al tiempo...

PARASOL CARAVAN:

CACHIMBO DE PAZ: