Ecos de una ciudad sumergida.

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jueves, 30 de junio de 2011

GOZU - Locust Season (2010)


Si ya lo sabía yo. Que en un año tan prolífico como 2010 un servidor hubiera tenido bajo su radar todos los grandes álbumes aparecidos ya era extraño, pero como 2011 alcanzaba su meridiano y no había noticias de ninguna sorpresa, llegué a pensar que efectivamente mi labor de rastreo había sido prácticamente perfecta. Pobre de mí. En estas que buceando por la web de Small Stone Records, el sello referencia mundial en lo tocante a stoner, aparecen Gozu y su debut Locust Season. Los temas que escucho en su Myspace me vuelan directamente la cabeza. ¿Pero de dónde cojones salen estos tíos? Indagando un poco más descubro que es un cuarteto de Boston formado en 2007, y que en su seno hay miembros de bandas como Wargasm y Triphammer. Con una demo a sus espaldas aparecida en 2008, Locust Season es su primer asalto en formato larga duración, y las críticas recogidas han ido del entusiasmo al fervor más absoluto, llegándoles a colocar por encima incluso de los intocables Queens Of  The Stone Age.


Como buen amante de la polémica pero convencido de cada palabra que teclean mis dedos, diré que Gozu son la versión heavy y molona de los Queens Of The Stone Age. Para todos aquellos a los que las huestes de Homme nunca nos acabaron de entusiasmar y echábamos de menos esas guitarras gordas que el pelirrojo se gastaba en Kyuss, Gozu son un regalo traído por los dioses directamente desde el Olimpo rockero. Locust Season es uno de los álbumes de rock con más gancho que he escuchado en muchos años, y si no fuera porque vivimos en un mundo cuyo nivel cultural se hunde más y más en el cenagal de los grandes medios, Gozu deberían estar petando estadios a lo largo y ancho de medio mundo. Por temas, actitud y buen rollo debería ser así. Cada uno de los 9 cortes que componen el trabajo es un clínic de cómo hacer la canción de rock perfecta, sin miedo a introducir melodías pop en su bestial entramado de riffs gordos y solos incendiarios. Porque lo que estos tíos representan es el rock en estado puro, sin florituras, tan sólo actitud y diversión sin complejos, ideal para conducir a todo trapo por la autopista y dejarte las cervicales con cada riff. La sección rítmica es una máquina perfecta, especialmente la gran labor a la batería de Barry Spillberg, y como una apisonadora allanan el camino para la irrupción de dos guitarras como dos fuegos desatados, a cargo de Doug Sherman (vaya solazos!!) y el también vocalista Mark "Gaff" Gaffney, el auténtico lider de la formación. Entre la rítmica y los riffs obesos como niños yankees del segundo y los solos incendiarios del primero, se montan toda una orgía en la que a falta de mujeres las cervezas y los porros convierten la velada en todo una oda al desenfreno sudoroso. El despliegue vocal de Gaff es digno de mención, y aquí también los paralelismos con QOTSA son evidentes, porque en muchos momentos el registro del barbudo guitarrista se acerca al de Josh Homme... en el caso de que éste cantara bien. También recuerda por momentos a Chris Cornell, antes de protagonizar spots de colonias, como en la fantástica Jan-Michael Vincent. Pero lo más importante son los temas, verdaderos jueces de todo disco, y que en el caso de Locust Season son dignos de levantar cuernos, jarras e incluso a vuestra propia madre si pasa cerca. Si puñeteros hits como los muy gordos Mr. Riddle o Meat Charger, o la ultra-pegadiza Kam Fong As Chin Ho no te hacen saltar de la silla, es que estás irremediablemente perdido para la causa del rock. Si el solo de Rise Up no te hace entrar en combustión espontánea, es que definitivamente mereces la muerte. Y ya.

Sorpresón mayúsculo, y candidato a mejor disco del año si no se me hubiese pasado por alto en su momento. De seguir así, Gozu pueden convertirse en una banda enorme. Para mí, con este Locust Season ya lo son de lejos.

NOTA: 9,75/10


miércoles, 29 de junio de 2011

TOMBS - Path Of Totality (2011)

 


Pasado el Azkena Rock Festival y sus secuelas físicas, es obligado resetear un fin de semana en el que fueron más las decepciones que las alegrías en el plano musical. Nada mejor para ello que encarar la reseña del segundo álbum de los neoyorquinos Tombs, un paso más en la fascinante carrera de una de las bandas más excitantes del panorama metálico actual. Cuando todavía se escuchan los ecos de su notable debut Winter Hours (2009) en nuestras cabezas, el trío pone en circulación otro nuevo ataque frontal al metal extremo y lo que por sentado se tenía de él, en lo que es su peculiar manera de deconstruir y fusionar cuantos estilos les caigan cerca. Ninguna sorpresa si tenemos en cuenta quién lidera esta peculiar nave. Porque Mike Hill, cantante y guitarra de Tombs, es el mismo que estaba a la cabeza de los espectaculares Anodyne, aquella furiosa batidora sónica que mezclaba hardcore, noise y rock como si la vida les fuera en el intento. También estuvo al frente de Versoma, un proyecto de vida muy corta pero que dejó por el camino unas más que interesantes grabaciones donde el hardcore y el shoegaze se daban de la mano con unos resultados asombrosos. Por lo tanto se puede considerar Tombs como el siguiente paso evolutivo en la trayectoria de Hill, que con esta formación está recogiendo los frutos de más de 15 años de carrera, contrato con Relapse incluido. Para la grabación de Path Of Totality han contado en las labores de producción con John Congleton, gurú del rock independiente y que ha trabajado con bandas como Baroness, Explosions In The Sky o Black Mountain.


Path Of Totality presenta el mismo esquema que Winter Hours, pero elevado a la enésima potencia, amén de un engrase de todas las partes que convierte al álbum en una máquina de relojería. Extraterrestre, eso sí, pero que se despliega con una naturalidad y perfección asombrosas. Instalados dentro de esa escena neoyorquina que desde hace años se empeña en mutar el metal extremo a través de enfoques imposibles (Krallice, Castevet, Liturgy...), los de Brooklyn destacan de sus compañeros tanto por la cantidad de elementos que mutan y amalgaman dentro de su laboratorio como por la procedencia de los mismos. Y es que Tombs no se limitan a esgrimir géneros como el hardcore, el sludge o el black-metal, sino que miran del mismo modo a lo mejor del rock independiente de los 80 y 90, incluyendo en su paleta de creación tonalidades surgidas del shoegaze, el noise y el post-rock. En un momento donde los clones de Neurosis amenazan con saturarnos la escena, Tombs reivindican la esencia de las huestes de Von Till, lo que hizo gigante y única a la banda de Oakland. Y no en lo sonoro, ya que ambas formaciones apuntan en direcciones diferentes, sino en una concepción de la música que nace del fuero interno, de una pasión y emociones propias que al salir adoptan diferentes formas. Algo muy raro y valioso en un mundo donde la mayoría de grupos entienden ese concepto al revés, e intentan encontrar su identidad a través de un envoltorio formal más o menos ecléctico. Durante la hora que tardas en atravesar el sendero abierto por el trio asistirás atónito a una sucesión de paisajes donde la abrasión, el frío e incluso la evocación melódica dominan un transitar que increiblemente se hace corto, demasiado corto. Desde que estalla la primera nota, te das cuenta de que te enfrentas a uno de esos discos con el don de agarrarte firmemente y llevarte donde le de la gana, en este caso a un estado de goce sadomasoquista, porque a pesar de lo expuesto tras el intrincado puzle de Tombs late una profunda negrura que ni siquiera la elegancia de sus formas es capaz de ocultar. Path Of Totality puede caer sobre ti como una tonelada de dolor sólido, abrasarte a través del Sludge más incómodo que imagines, helarte con la fría evocación del mejor Black Metal, viajar a extraños y complejos universos post-metaleros, darte engañosas caricias a través de oscuras melodías deudoras del Shoegaze o saltarte los dientes a base de furia Hardcore, porque en todo momento estarás bajo los caprichosos designios de los estadounidenses. Neurosis, Eyehategod, Integrity, Swans, Killing Joke o incluso Sonic Youth serán algunos nombres que te vendrán a la cabeza mientras pierdes tu misma esencia en un torbellino de dolor y negatividad. Pero no te equivoques, porque en todo momento te enfrentas a una sola entidad, Tombs, que con Path Of Totality ha dado un paso de gigante en su propia evolución, única y ajena a cualquier Universo que no sea el suyo propio.


Otro serio contendiente a disco del año. Cuando la grandilocuencia y la pretenciosidad se hacen humanos, dolorosamente humanos. La confirmación de Tombs como una fuerza de primer orden en el panorama metálico.

NOTA: 9,75/10


jueves, 23 de junio de 2011

BIGELF - Discografía Completa


Pocas horas me separan del que indiscutiblemente es el festival rockero por excelencia en el Estado, el Azkena Rock Festival, que celebra ya su 10ª edición en tierras vitorianas. Afectado de no poco nerviosismo ante la perspectiva de disfrutar de bolos como el de Ozzy Osbourne, Kyuss Lives!, QOTSA, Clutch, Bad Brains, Greg Allman o los inefables Primus, me he tirado toda la semana entre sonoridades añejas, firmemente plantado en las décadas de los 60 y 70. Como casi siempre que me veo imbuido de nostalgia, acabo recalando en los discos de Bigelf, una de mis bandas fetiche y que increíblemente sufren de un ostracismo inexplicable dada la calidad de sus tres álbumes. Formados en 1991 en Los Ángeles por Damon Fox y Richard Anton , los estadounidenses son probablemente la mejor formación de rock que dio la ciudad en aquella década, y cuyas bandas pasarían a engrosar las filas de lo que algo más tarde se denominaría como stoner. Con unas influencias más añejas y variadas que sus compañeros de viaje, en 1996 plasman su propuesta en una demo de título Closer To Doom, todo un artefacto de culto y que les sitúa como unos rara avis dentro de un movimiento más centrado en los pesados riffs de Black Sabbath. Aunque las huestes de Iommi son una influencia palpable en su sonido, Bigelf manejan al mismo tiempo un caleidoscopio donde el protoheavy convive con el pop de los Beatles y el progresivo de Pink Floyd sin ningún pudor, saliendo victoriosos de tan arriesgada alquimia. Dos años después graban su debut, Money Machine, pero no es hasta el año 2000 que éste ve la luz, gracias al interés que despiertan en Serj Tankian de los metaleros System Of A Down, y que decide editarlo bajo el paraguas de su sello, Serjical Strike Records. Desgraciadamente, tan sólo se lanzan unas pocas copias, que se agotan rápidamente y que hacen actualmente de Money Machine un álbum tremendamente codiciado. Sin embargo, no todo son malas noticias, ya que a consecuencia de una gira que el (por aquel entonces) trío realiza por Suecia teloneando a Ritual, Bigelf despiertan todo un huracán en el país, que se rinde ante su revisionismo histórico en clave de rock. Impresionados por la acogida de su música en el país escandinavo, los estadounidenses se mudan allí y debido a su éxito firman con la filial sueca de Warner, con la que editan en 2003 el que para muchos es su gran obra maestra, Hex. Conformados como cuarteto, algo que se mantiene hasta la actualidad, Bigelf entran en el Top 10 de ese año en Suecia. Decididos a traspasar fronteras, la banda ficha por Custard Records, discográfica de la productora y compositora Linda Perry y también filial de Warner, y con ella editan su tercera y hasta la fecha última referencia, Cheat The Gallows (2008). Aunque siguen siendo una formación que se mueve por parámetros de modesta repercusión, su calidad no pasa desapercibida para el resto de artistas, y en 2009 son invitados a acompañar a Opeth y Dream Theater en el Prog Nation Tour de 2009, donde también comparten escenario con Zappa Plays Zappa y Unexpect. Además han sido teloneros de Opeth y Dream Theater en sus respectivas giras sudamericanas, algo que sin embargo sigue sin acabar de erigirles como miembros de pleno derecho dentro de la comunidad progresiva mundial. A pesar de lo injusto de la situación, todos los amantes de la banda, y del progresivo añejo por añadidura, sabemos de la tremenda valía de su sonido y de lo impecable de sus tres referencias. 



Bigelf hacían su presentación en sociedad con un álbum sorprendente por lo dispar de sus influencias, donde los riffs de indiscutibles ecos sabbathicos se daban de la mano con unas melodías deudoras del mejor pop de los 60, principalmente de The Beatles. Con los omnipresentes teclados del vocalista Damon Fox (toda una marca de fábrica en el sonido Bigelf) jugueteando durante todo el metraje del disco, Money Machine representaba el tipo de música que los de Liverpool hubieran compuesto de haber desarrollado su carrera en los 90. Si hubiera un álbum con el que reconciliar tus gustos con los de tus padres, ése sería Money Machine sin lugar a dudas. Desde las iniciales y fantásticas Money Machine y Sellout, uno es consciente de que está ante algo muy especial. Cuando Damon Fox adopta ese registro tan Ozzy en Neuropsychopathic Eye ya se es consciente de la grandeza del álbum, y con las impresionantes Side Effects e Ironheel directamente los calificativos se dejan a un lado. Como decía su hoja de prensa, Bigelf son el camino que The Beatles habrían tomado de haber contado con Tony Iommi a las guitarras y John Lord de Deep Purple en el órgano. Nunca he estado tan de acuerdo con una aseveración de este tipo. 

NOTA: 8,5/10



Con Hex tocaba el siempre difícil momento de la reafirmación de todas las expectativas creadas por un debut. Y vaya si lo consigueron! Porque en mi opinión estamos ante uno de los mejores discos de rock de la pasada década, mucho más allá de etiquetas como el progresivo o el hard rock. Curiosamente el cuarteto alcanza esa maestría dejando a un lado la que había sido su mayor seña de identidad hasta la fecha, y que no era otra que su parentesco con el sonido de The Beatles. Aunque aún presente, aquí deja paso a un mayor protagonismo del protoheavy de Black Sabbath, junto a unas progresiones espectaculares y muy deudoras de Pink Floyd. La psicodelia asoma la cabeza, y en la batidora sónica de Bigelf  hay cabida también para escarceos con el mismísimo David Bowie, como en la maravillosa Rock & Roll Contract. La creatividad y exhuberancia mostradas en Hex alcanzan cotas muy difíciles de superar, todo ello bajo el atento control de Damon Fox, que aquí hace también las veces de productor. La sucesión de temazos es abrumadora, y cortes como Sunshine Suicide (con la guitarra de Ace Mark tocando el cielo), Dissapear o Black Moth se convierten en clásicos instantáneos. Pero la joya de la corona va para esa barbaridad que responde al nombre de Madhatter, un hit como la copa de un pino y en mi humilde opinión uno de los mejores temas que el rock nos haya regalado jamás. En definitiva, con Hex los norteamericanos entraron a lo grande en el Hall Of Fame, creando una obra perfecta, un clásico moderno, al que espero que algún día la historia coloque en el lugar que merece.

NOTA: FUCKING CLASSIC! (+10/10)


 

 Para todos los que pensábamos que ya no había cabida para la sorpresa con Bigelf, y que era imposible añadir aún más matices a su propuesta sonora, Cheat The Gallows vino a confirmar nuestra equivocación de manera rotunda. No contentos con actualizar el sonido de Black Sabbath, The Beatles y Pink Floyd, en su tercer asalto los estadounidenses decidieron pegarle fuerte a la grandilocuencia y las orquestaciones, descubriendo por el camino su amor por Queen y los Kiss. Recuperando la impronta de los de Liverpool, Bigelf crearon un álbum por el que matarían el 99% de bandas que se mueven dentro de las sonoridades "retro", y además con una personalidad que les aleja de todas ellas. Y es que aunque todas esas influencias están presentes, su amalgama da como resultado un sonido tremendamente personal e identificable a los angelinos, siendo imposible la confusión de Bigelf con ninguna otra banda del planeta. Gravest Show On Earth es la cópula grandiosa entre Queen y The Beatles, Blackball rebosa Black Sabbath por los cuatro costados y Superstar podría estar sin problemas dentro de lo mejor de la discografía de los Kiss. Todo ello se ve potenciado por una grandilocuencia y teatralidad que hacen de Cheat The Gallows un disco de otro planeta, o de éste pero hasta el culo de tripis. Llegados a este punto, las comparaciones con Genesis o Yes son más que plausibles, pero mientras esas bandas crean en mí los más profundos sopores, la energía que transmiten Bigelf supera con creces la tendencia a la tibieza de aquellos. Aquí tenemos también otra joya de la corona, que en mi opinión es The Evils Of Rock & Roll, otro pepino de oscura teatralidad que hará las delicias de los fans del Sabotage de Black Sabbath. Fantástica!!! Estirando de manera ultraterrena sus tentáculos, los cabrones lo volvían a hacer, creando otro monumento en honor al mejor rock que nos legaron esos locos comedores de ácido hace ya cuatro décadas.

NOTA: 9,5/10



domingo, 12 de junio de 2011

DJEVEL - Dødssanger (2011)



Aquí estoy de nuevo, aprovechando a tope estos días libres de curro y excesos para comentar todos los discos que tenía en la recámara. Hoy le toca el turno a una de las gratas sorpresas de 2011, y de la que tuve conocimiento hace poco más de un mes a través de la página de Facebook de Kvelertak. Djevel es una banda noruega de black metal, creada y capitaneada por el gran Trond Ciekals, ex-guitarrista de Ljå, aquella formación que en 2006 nos asaltaran con ese tremendo ejercicio de black old school que respondía al nombre de Til Avsky For Livet. No contento con el rumbo que estaba tomando el sonido de su antigua banda, Ciekals decide emprender el vuelo y poner en marcha un proyecto en el que verter sin interferencias toda su creatividad y su visión primigenia del género. Encargándose el solito de las composiciones, letras, guitarras y voces limpias, decide sin embargo rodearse por dos auténticos escuderos de lujo: para las labores de bajista llama a Mannevond, integrante también de Koldbrann y Urgehal, además de ex-bajista de directo para Endstille; como principal vocalista recluta a Erlend Hjelvic de los emergentes Kvelertak, que con su grandioso debut del año pasado se consagraron como uno de los valores más a tener en cuenta dentro del panorama metálico noruego. El álbum verá la luz el 27 de Junio a través de Aftermath Music, hogar de Goat The Head, Poema Arcanus o Leafblade (el proyecto folk de miebros de Anathema). También acaban de editar el proyecto de Anneke Van Giersbergen junto a Danny Cavanagh.


Dødssanger recoge el testigo de aquel brillante debut de Ljå, reivindicando las excelencias del True Norwegian Black Metal a través de una propuesta que bebe de combos como los primeros Darkthrone pero sin hacer ascos a las melodías bucólicas de Ulver, y añadiéndole al conjunto la contundencia de combos como Marduk. Partiendo de unas coordenadas que les acercan al raw black metal, Djevel despliegan un trabajo que transmite rabia, oscuridad y frío, mucho frío. Con unas guitarras de grano fino e hiriente, te sentirás como atravesado por fríos puñales de hielo, que una vez instalados a pocos milímetros del corazón se recrean a través de melodías de belleza malsana mientras la voz de Erlend Hjelvic se despacha agusto entre heréticos alaridos de fanatismo pagano. Comparten con Burzum esa fascinante capacidad de construir universos con unos pocos mimbres, especialmente cuando entran las voces limpias de Ciekals, y sin aspavientos ni alardes técnicos consiguen transportarte a un mundo de inviernos eternos y naturaleza despiadada, cuando los dioses no eran hijos de carpinteros sino soberbias entidades capaces de invocar a la tormenta y cabalgar los rayos, y la resistencia y habilidades en la batalla eran las únicas medidas del hombre. Hay que quitarse el sombrero ante el genio compositivo de Ciekals, capaz de construir un álbum que aunque no se mueve un ápice de los preceptos del black metal tradicional, si que juega con maestría con las diversas sonoridades que hace más de dos décadas surgieron del frío noruego y dejaron boquiabierto a medio mundo. Ataques de fiero black metal dándose de la mano con aterradoras y bellas melodías, sin desdeñar el uso de guitarras acústicas ni imprimir a muchos de los temas unas atmósferas opresivas e irreales, y todo ello con un regusto folk que por momentos les acerca a los grandes combos de viking metal como Windir. La acertada distribución de los cortes hace que Dødssanger se desarrolle con un fluir muy acertado y natural, empezando con la quinta marcha puesta de Djevelheim y Mørkefødt para ir expandiéndose hasta finalizar con las espectaculares y muy ambientales Vi Malte Verden I Sort y Paktens End-I Satans Eie. Como el ataque de una pitón, a la fierza inicial le sigue un lento, sofocante y opresivo final, hasta que los pulmones se ven incapaces de albergar ni una pizca de oxígeno y todo se vuelve oscuridad y ese irremediable rendirse a la muerte. Ciekals ha conseguido crear un álbum que es todo un homenaje a las raíces del género, aunando rabia y delicadeza de manera soberbia, a lo largo de 8 temas en los que no hay ni un solo altibajo. Si consigue mantener la formación y no ocurre nada extraño, estamos ante una banda con un futuro deslumbrante. De momento, el título de mejor debut black metalero ya es suyo.


Si Looking For An Answer son los nuevos portadores de la llama, Djevel pueden convertirse en los nuevos señores del invierno noruego, en los transmisores de la vieja tormenta. Talento y actitud les sobran para ello.

NOTA: 8,75/10


sábado, 11 de junio de 2011

LOOKING FOR AN ANSWER - Eterno Treblinka (2011)


Por fin. Mucho tiempo llevábamos esperando que viera la luz el debut en formato larga duración de los madrileños Looking For An Answer para el sello Relapse Records. Tiempo en el que los cabrones nos pusieron los dientes largos con aquel excelente EP titulado La Cacería (2010), y demostrando su supremacía en el split que compartieron junto a las leyendas Ratos de Porao también en 2010, y ya este mismo año junto a Cripple Bastards. Todo ello bebiendo de aquella arma de destrucción masiva que respondía al nombre de Extinción (2007), un trabajo demoledor que les situó no ya como la mejor banda de metal extremo del estado (una banda como LFAA están a un nivel muy superior del circunscrito a las estrechas fronteras peninsulares), sino como uno de los valores más seguros del grindcore internacional. Tan sólo hacía falta que el resto del mundo se enterase. En esas llegó Relapse Records, y el lento pero seguro plan de dominación mundial siguió el guión establecido. Leyendo las críticas internacionales al álbum uno no puede más que sonreír ante la corroboración de todas las impresiones que muchos teníamos acerca del quinteto, amén de la seguridad de que tarde o temprano el planeta aprendería a temer el nombre de Looking For An Answer.



Eterno Treblinka vuelve a desplegar todas las excelencias que ya nos ganaron para su causa en Extinción, en forma de un ataque frontal donde el grind old school y el crust se hermanan con el único fin de sodomizar tus pabellones auditivos entre alaridos y camapanas del fin del mundo. Con un título que supongo hace referencia al Premio Nobel de Literatura y famoso vegetarianista judío I.B. Singer y su referencia a que para los animales todos los humanos son nazis, y por extensión su existencia un Eterno Treblinka, el quinteto madrileño te sumerge abruptamente en esa realidad diaria donde miles de especies son asesinadas sin piedad y cruelmente para mayor gloria de la gula y estúpida ostentación del hombre. Se esté de acuerdo o no con estas posiciones, uno no tiene más que callarse la boca ante quien exhibe sus argumentos con una convicción, determinación y mala hostia como las que transmiten Looking For An Answer. La sociedad y sus normas y creencias generales tampoco escapan a ese gigantesco ventilador de heces y odio que es Eterno Treblinka, un álbum que hace las veces de declaración de intenciones de la banda, y que nos habla de una propuesta tan íntegra y consecuente que por cojones no se casa con nada ni nadie. Con el libro de estilo de los Napalm Death primigenios por bandera, Looking For An Answer no se mueven un ápice de los preceptos genuinos del género, ni puta falta que hace, y lo reivindican en media hora de verdadero escándalo, entre cargas de brutalidad desenfrenada e incitaciones al headbanging más gorilesco imaginable. Con una sección rítmica capaz capaz de aplastar cráneos a su paso, una dupla de guitarras que hieren como machetes roñosos, por pura fricción malsana, y un Iñaki que vomita los males del mundo en cada tema como si la vida se le fuera en ello, Eterno Treblinka es un sprint frenético hacia el Infierno, capaz de dejarte literalmente exhausto y dolorido. Como digo, los 17 cortes que nos lanzan a la cara estos voceros del Apocalipsis no inventan nada nuevo, pero cuando entre ellos anidan temazos como Ecoterror, Holocausto Diario, Christianislam o Estandarte de Huesos, lo único que podemos hacer es apartarnos a un lado y dejar paso a los que sin lugar a dudas son los nuevos reyes de la escena grind internacional. Desde su nicho en el Averno, el malogrado Mieszko Talarczyk seguro que está de acuerdo conmigo. Paso de extenderme más, esto es grindcore y las palabras sobran. Tan sólo importan el sudor y la rabia, y de eso aquí encontraréis toneladas.


El mejor álbum de grindcore del año, y la confirmación de Looking For An Answer como los nuevos portadores de la antorcha, los perpetuedores de un legado que no podía perderse en el olvido.

NOTA: 9,5/10


viernes, 10 de junio de 2011

LOSS - Despond (2011)



Hoy toca hablar del segundo disco que me ha tenido maravillado en estos días de retiro, y que junto al nuevo de Unexpect han vuelto a hacer saltar por los aires mis esquemas sobre lo mejor de 2011. Pensaba comentar dos de los lanzamientos más esperados del sello Profound Lore, lo nuevo de Dark Castle y de Krallice, pero ante la decepción que me han supuesto (ligeras ambas, pero decepciones al fin y al cabo), me he decidido por el debut de este cuarteto de Tennessee, sin lugar a dudas de lo mejor que ha sacado el sello en lo que va de año. Formados en 2004, Loss practican un Funeral Doom muy personal y melancólico, que no hace ascos a la inclusión de melodías para crear atmósferas realmente oscuras y depresivas. Tras dos demos ese mismo año, la banda participa en tres splits, junto a Necros Christos (2005), Worship (2005) y un último junto a otras tres formaciones, entre ellas nuestros queridos Orthodox, y de título Four Burials (2008). Su calidad no pasa desapercibida para los infalibles cazatalentos de Profound Lore, que ofrecen al cuarteto lanzar su debut bajo su prestigiosa enseña. Prometedor, no? Pues nada comparado con la bestialidad de disco que responde al nombre de Despond.


Lo primero que hay que reseñar de un disco como Despond es que tiene el gigantesco mérito de hacer sonar un género tan hermético como el Funeral Doom de manera diferente a cualquier otro disco enmarcado en tan plúmbeos parajes. Podría atreverme a decir incluso que estamos ante el disco de Funeral dirigido a la gente que no le gusta el Funeral. Porque son tantos los ángulos de acercamiento con que el cuarteto estadounidense ataca el género que aunque manteniendo intacto el núcleo, el resultado despliega una transversalidad capaz de ennegrecer el corazón de metaleros de muy diversa índole. No hay que asustarse, porque los amantes de los riffs abisales y los ambientes densos como fosas sépticas tienen aquí diversión para rato, pero al mismo tiempo la dupla de guitarras a cargo de Timothei Lewis y Mike Meacham son capaces de extraer delicadeza entre el rugir de placas tectónicas, y belleza incluso de los ambientes de mayor opresión y misantropía. Capaces de transitar las sendas ignominiosas de combos como Ahab, del mismo modo serpentean con gracia divina a través de las rutas melancólicas por las que pasean lánguidamente formaciones como Warning o While Heaven Wept. La medida de ambos elementos aparentemente antagónicos se encuentra en sus proporciones exactas para dar como resultado una combinación perfecta, de naturaleza inequívocamente alquímica por su carácter casi mágico, imposible de afrontar mediante el frío análisis científico. Igual de fascinantes son las sensaciones que transmite, porque si bien el tono general del álbum es inconfundiblemente oscuro y opresivo, al mismo tiempo el regusto que le queda a uno tras afrontar la hora y diez minutos de Despond es casi de esperanza, como si tras ver la muerte más atroz a un palmo, de manera milagrosa hubiéramos salvado el pellejo y sólo quedara en nosotros una extraña sensación de júbilo contenido por la sorpresa. Y mientras dentro de uno se revuelven esos diferentes latidos y pulsiones, se da cuenta de que el inmenso metraje del álbum se ha pasado como un suspiro, algo nada habitual dentro del Funeral Doom, género muy dado a relentizar e incluso detener el tiempo para bien sodomizarte en las entrañas de la tierra. En lo vocal también tenemos esa unidad y lucha de contrarios, que diría Hegel, donde las voces limpias del guitarrista Mike Meacham matizan y templan su propio registro gutural (más la monstruosa aparición del cantante Brett Campbell, de los también enormes y muy prometedores Pallbearer). Desde las aplastantes An Ill Body Seats My Sinking Sight y Shallow Pulse a las complejas, melódicas y casi progresivas Open Veins To A Curtain Closed y Silent And Completely Overcome, todo en Despond se confabula para erigir un ciclópeo altar a la excelencia. Una jodida obra maestra. La oscuridad convertida en policromía.


Ni Dark Castle, ni Krallice, ni leches. La joya de Profound Lore este año responde al nombre de Loss. Veraderamente aterrador por su calidad de debut, estamos ante un trabajo de los que sientan cátedra.

NOTA: CLASSIC (+10/10)



jueves, 9 de junio de 2011

UNEXPECT - Fables Of The Sleepless Empires (2011)



Vuelvo por mi añorado hogar abisal tras unos días de desconexión, obligado hiato del que me valgo de vez en cuando para limpiar mi cabeza de obligaciones, responsabilidades y cortar con esa vigilancia constante en busca de nuevos álbumes por descubrir. Alimentándome de mi fondo de armario musical, y dedicándome a redescubrir los clásicos por enésima vez, puedo decir que ya estoy preparado para seguir con mi humilde labor en el blog, aunque con la firme decisión de centrarme más en mis gustos que en vivir de lo inmediato. Dicho todo esto, y a pesar de lo expuesto, un par de discos recientes se han colado estos días en mis auriculares, dejándome gratamente sorprendido. Uno de ellos ha sido el nuevo de Unexpect, el sexteto canadiense de progresivo. Cinco años han pasado desde su soberbio In A Flesh Aquarium, que ya dejara boquiabierto a medio mundo merced a una transversalidad estilística y un dominio del caos realmente únicos en el panorama musical actual. Con un constante ir y venir de miembros (7 son los ex-miembros con los que cuenta la banda), es admirable cómo la idea que se esconde detrás de Unexpect sigue invariable, y la determinación de romper todo tipo de barreras se mantiene como la máxima de una formación imposible de etiquetar. Algo que queda patente viendo los combos con los que han compartido escenario, y que van desde Nile, Overkill o Sodom a The Gathering, Opeth y Giant Squid.



Describir su música sigue siendo tan difícil como el primer día, ya que no hay ninguna coordenada desde la que comenzar más allá de sus anteriores trabajos. Si hiciéramos inventario, en Fables Of The Sleepless Empires encontramos metal progresivo, death metal, ambient, free jazz, opera, cabaret y ecos de la música gitana de Europa del Este, entre otras. Todo ello hace que se les incluya en ese cajón de sastre que suele ser el Avant-Garde, pero la verdad que absolutamente nada emparenta a Unexpect con formaciones como, por ejemplo, Arcturus. Al margen de estos aspectos, los canadienses han pulido lo presentado en In A Flesh Aquarium, y con su nuevo álbum han dado forma sencillamente a una obra maestra, amén de una bofetada en la cara para todos aquellos que defienden que todo está ya inventado. Fables Of... es una orgiástica celebración de la exhuberancia, el barroquismo formal bebiendo de una fuente indeterminada y en constante movimiento, y cuya única máxima es seguir expandiéndose y latiendo alrededor de unas estructuras cuya complejidad es tal que cualquier intento de raciocinio o comprensión está irremediablemente abocado al fracaso. Todo ello apoyado en una pericia técnica superlativa, de quitar el hipo. Como ejemplos ahí está ese monstruoso bajo de nueve cuerdas a cargo de ChaotH o el trabajo que lleva a cabo el genial violinista Blaise Borboën-Léonard, y que pueden hacer que uno se coma los 55 minutos del álbum sólo pendiente de tal o cual instrumento. Pero es que las composiciones superan, y con mucho, toda esa capacidad técnica, demostrando que muchas veces el todo es más que la suma de las partes. Al igual que el crisol de sonoridades expuesto, los 11 temas que componen esta barbaridad de disco se mueven por la comicidad, la teatralidad afectada, arranques de furia iracunda, épica desbordada o incitaciones al baile más desatado. E increiblemente, y a pesar del caos tormentoso con que se despliega su propuesta, en todo momento uno siente que de algún modo que no llegamos a entender estos seis genios cabalgan el sinsentido siguiendo una línea clara y determinada, dando como resultado un álbum asombrosamente coherente. Fables Of The Sleepless Empires es un viaje a la locura, una celebración del sinsentido, un abrazo a la cuántica sonora, y un recordatorio de que la imaginación no conoce límites. Si se afronta libre de prejuicios y se está dispuesto a seguir descubriéndolo con cada escucha, puedo asegurar que se convertirá en un álbum imprescindible en vuestra colección.


Inesperado en todos los sentidos, estamos ante una obra con muchos visos de acabar siendo una refrencia de culto, y por descartado muy probable disco del año.


NOTA: 10/10