Ecos de una ciudad sumergida.

Translator / traducteur / übersetzer / traduttore...

domingo, 31 de enero de 2010

SINISTER REALM - S/T (2009)


  1. (The Oracle) Into The Depths Of Hell
  2. Machine God
  3. The Demon Seed
  4. Message From Beyond
  5. March Of The Damned
  6. The Nihilist
  7. Mongol Horde
  8. Enter The Sinister Realm
  9. The Circle Is Broken
Vaya joyita de 2009 que casi se me escapa. Por Satán, he gozado como un niño con este discazo, y con su manifiesta adoración por la década de los 80. Porque estos norteamericanos profesan una arcana adoración por el heavy metal en su vertiente más oscura. Despliegan un heavy/doom tradicional, que cómo no encontró su hogar en el imprescindible sello underground Shadow Kingdom Records, guarida también de grupazos como Argus, Ironman o Ironsword, todos ellos rudos paladines de la ortodoxia metálica ochentera. Éste es su álbum de debut, y viendo el nivel que en él despliegan, estos tíos pueden comerse el mundo en un futuro no muy lejano.

De lo que no hay duda es que el quinteto de Pennsylvania sabe por los terrenos que pisa, y dominan el metal tradicional como si ellos mismos lo hubieran inventado. Es su catálogo de influencias un libro cerrado, donde tan sólo hay cabida para Black Sabbath, Dio, Judas Priest, Iron Maiden, y por supuesto, Candlemass. Éstos últimos son la influencia más clara, y os aseguro que Sinister Realm puede mirar a la cara a la mayoría de joyas que las hordas de Leif Edling parieron durante sus primeros años. Así que ya os haréis una idea de los terrenos que pisan estos nostálgicos. Y acertaréis, pues durante 45 minutos os sumergiréis en un mundo de heavy metal primario, de riffs lentos y marcados, una épica capaz de contener mil relatos de dragones y hechiceros y un tono oscuro y teatralizado como sólo las grandes bandas de la época pudieron alcanzar. Sin olvidarnos de unos duelos guitarrísticos y unos solos absolutamente magníficos, muy difíciles de soñar por cualquier banda moderna. Como no podía ser de otra manera, y en la línea de Candlemass y Solitude Aeternus, el increíble trabajo musical viene rematado por una pieza fundamental, su vocalista. Alex Kristof es la piedra central de la banda, y su voz es simplemente de otro planeta, de verdad. Como un Messiah Marcolin o un Robert Lowe en plena forma, su presencia vocal llena cada corte con una personalidad desbordante, tiránica, que te arrastrará a su mundo de brujas, maldiciones y oscuridad. Simplemente increíble. Y los temas... buf! Auténticos clásicos instantáneos del género. Es complicado resaltar algunos, puesto que todos son realmente geniales. Pero estoy seguro que cortes como Machine God, Message From Beyond, March Of The Damned o Mongol Horde, todos ellos auténticos hits metálicos, te harán levantar el puño al cielo, con los vellos completamente erizados. Asegurado. Vendrían a situarse Sinister Realm a medio camino entre The Gates Of Slumber y Slough Feg, sin el sonido tan primitivo de los primeros, pero más duros que los segundos. Y mucho más melódicos que ambos.

En definitiva, una de esas obras maestras que nos recuerdan por qué el heavy metal es tan grande, y que eso de que volverá es una falacia, ya que siempre ha estado entre nosotros.

miércoles, 27 de enero de 2010

THE ANGELIC PROCESS - Weighing Souls With Sand (2007)


  1. The Promise Of Snakes
  2. Million Year Summer
  3. The Resonance Of Goodbye
  4. We All Die Laughing
  5. Dying In A-Minor
  6. Weighing Souls With Sand
  7. Mouvement - World Deafening Eclipse
  8. Burning In The Undertow Of God
  9. Mouvement - The Smoke Of Her Burning
  10. How To Build A Time Machine
Es complicado describir este disco con palabras, no hemos refinado tanto nuestro lenguaje escrito al punto de poder explicar con él experiencias del calibre de Weighing Souls With Sand. Además, se une a ello que nos encontramos ante el que fue el último álbum de la banda, pues al poco de editarse aconteció el suicidio de K. Angylus (voz, guitarra, batería y teclados). Y teniendo en cuenta que The Angelic Process era una formación bicefálica (el otro miembro era MDragynfly, encargada también de las voces y teclados, además de tocar el bajo), ese hecho trágico supuso el final de la formación. A sus espaldas dejaron cinco álbumes y un legado único, especial, inimitable. Una carrera fundamentada sobre una pasión desaforada, libre de ataduras, que a la postre consumió al eslabon más débil de la cadena, un Angylus devorado por sus propios demonios.

Lo primero que a uno le viene a la mente al escuchar Weighing Souls With Sand, si hemos conseguido terminar el disco de un tirón, es la certeza de que no es un álbum que uno vaya a escuchar muy a menudo. Y si lo hace, sería una señal alarmante acerca de su estado anímico. De todas formas, estas sensaciones que transmiten son algo curioso, porque no lo hacen de una manera evidente, y de hecho podemos decir que el sonido de The Angelic Process es una excepción dentro del drone. Allí donde grupos como Sunn O))) tiran de atmósferas depresivas y buscan el desasosiego del oyente, el duo norteamericano se decanta más por la épica y la melodía, con voces limpias y unos teclados maravillosos. De hecho, tan sólo las guitarras ultra-distorsionadas nos emparentan directamente al grupo con el género. Pues a pesar de ello, la sensación de tristeza y melancolía que te dejan al acabar de oír el álbum es abrumadora, como si el vacío respirara a través de tus pulmones. Todo en el disco es pasión y sentimientos descarnados gritados a la inmensidad fría del espacio, un lamento que se expande buscando hacer llorar a las mismas estrellas. Y a pesar de lo desgarrado de estos sentimientos, el disco es bello, precioso, transmitiendo la paz del que sabe que la muerte es el único descanso verdadero, y la busca porque ya ha aceptado su destino. Las influencias que podemos captar son muy diversas, y pasan de grupos arquetípicos del drone como Sunn O))), Jesu o Nadja, al post-rock de Sigur Ros, pasando por pioneros del shoegaze como My Bloody Valentine. La música que el matrimonio dejó inmortalizada en este trabajo gira constantemente en una espiral expansiva, que aún moviéndose en círculos cada vez abarca más y más espacio, hasta que tan sólo queda un eco incrustado en el cerebro, que ya jamás te abandona. El comienzo con The Promise Of Snakes ya te suelta un puñetazo en el estómago, y cuando te encuentras pálido por el impacto, despliega una épica que atrapa todos los sentidos. A partir de ahí, son muchas las emociones que afloran durante el transcurrir del álbum. Desde la profunda depresión de Dying In A-Minor, la emoción pura de The Resonance Of Goodbye a la melancolía y tristeza de The Smoke Of Her Burning. La producción es todo un ejemplo de cómo bordar un disco saltándose cualquier convencionalismo. Pasando de técnicas tradicionales y producciones comerciales, The Angelic Process dan toda una lección de cómo no hay nadie como uno mismo para completar una obra, y sinceramente dudo mucho que ningún productor de campanillas hubiera hecho un trabajo mejor con el sonido de Wheighing Souls With Sand, básicamente porque nadie lo hubiera hecho con tanta pasión como el matrimonio. Todo suena perfecto, intenso, descarnado, justo como debe sonar la depresión de un hombre que se dirige de frente a su aciago final. Nunca un testamento fue tan conmovedor.

Un trabajo desgarrador, y con una fuerza y capacidad de sugestión que sumergirá tu corazón en hielo puro. Y, desgraciadamente, una obra maestra irrepetible.

jueves, 21 de enero de 2010

WEEDEATER - Sixteen Tons (2003) & God Luck And Good Speed (2007)

  1. Bull
  2. Potbelly
  3. Time Served
  4. Dummy
  5. #3
  6. Woe´s Me
  7. Buzz
  8. Lines
  9. Riff
  10. Kira May


  1. God Luck And Good Speed
  2. Wizard Fight
  3. For Evan's Sake
  4. Alone
  5. $20 Peanut
  6. Dirt Merchant
  7. Gimme Back My Bullets
  8. Weedmonkey
  9. Willow
Preparaos para apoltronaros en un desvencijado sofá de ante, cuyo color fue definible en alguna década perdida en la memoria, con muelles asomando por toda su superficie. Os encontráis en algún sótano de alguna ciudad perdida de North Carolina, con una provisión de cerveza como para sobrevivir a tres cataclismos, un enorme porro de marihuana en la mano, y una niebla espesa a vuestro alrededor, de esa que es tan densa que se puede cortar con un cuchillo. Vuestra garganta está seca como la vagina de una octogenaria y tenéis los ojos vidriosos e inyectados en sangre, como una rata en celo. El cerebro hace tiempo que se rindió al acoso del THC, y ahora encerrado en vuestro cráneo tenéis una especie de mousse grisácea. Bien, ya estáis preparados para Weedeater. Porque este trío norteamericano va a ser la banda sonora en esa fiesta. La banda se formó en 1998 por Dave "Dixie" Collins, que ya había militado en bandas insignes como Buzzov'en, Bongzilla y Sourvein. Tienen en su haber tres álbumes, ...And Justice For Y'all, Sixteen Tons y God Luck And Good Speed.

Sus dos últimos discos, los que os subo, son una par de auténticos pepinazos, y han encumbrado a la banda como uno de los pilares referenciales dentro del stoner/sludge. A medio camino entre Sleep y Bongzilla, y con un porro en la mano durante todo el trayecto, Weedeater destacan por un sonido basado en riffs tan monolíticos y pantanosos que parecen provenir de las entrañas de la tierra. La voz de "Dixie" Collins es rasposa como un estropajo, y en general disfrutan de habitar medios tiempos plomizos y que son capaces de desorientar por su densidad al más avispado, calcando los efectos de su tan amada marihuana. Que no son una banda cualquiera se aprecia al descubrir a los productores de los álbumes, dos auténticas leyendas vivas y que han grabado trabajos que han pasado a la historia del rock y del metal. Sixteen Tons se parió bajo la tutela de Billy Anderson, que, entre otras bandas, ha grabado con Neurosis (su obra maestra Through Silver In Blood), Sleep (entre otros el Dopesmoker Y Jerusalem), OM, Orange Goblin, Melvins (el imprescindible Houdini), High On Fire, Giant Squid o Cathedral. Casi nada. Pues no contentos con ello, consiguieron (mediante alguna ofrenda herbácea, seguro) que God Luck And Good Stone fuera producido por Steve Albini, integrante de bandas imprescindibles como Shellac y Big Black, y que ha trabajado para Nirvana, Helmet, Neurosis, The Stooges o los Pixies. Dos auténticos revolucionarios del sonido que se rindieron a estos tres cafres, en parte por el extraño y malsano magnetismo que provoca su música. Y es que pocas bandas del planeta alcanzan el sonido abisal que despliegan Weedeater, arrastrándote a unas profundidades donde la presión te comprimirá al tamaño de una nuez, y que aún así consiguen que durante toda tu destrucción física mantengas una sonrisa en la cara. Estaba previsto que el nuevo álbum de Weedeater se grabara este Enero, pero un accidente de "Dixie" Anderson con su pistola (se voló el dedo gordo del pie, cosas de mezclar porros y armas...) ha hecho que se vean forzados a aplazarlo.

En resumidas cuentas, dos grandes discos de estos pesos pesados del sludge, esenciales para todo amante del género.

Nota:
Sixteen Tons 8,5/10
God Luck And Good Speed 8,75/10


lunes, 18 de enero de 2010

FEAR FACTORY - Mechanize (2010)

  1. Mechanize
  2. Industrial Discipline
  3. Fear Campaign
  4. Powershifter
  5. Christploitation
  6. Oxidizer
  7. Controlled Demolition
  8. Designing The Enemy
  9. Metallic Division
  10. Final Exit
Así sí, cabrones. Más de diez años han pasado ya desde que estos tíos se comieran el mundo. Diez años en el que los que apreciábamos su música observamos con estupefacción e incluso vergüenza ajena como la bandera antaño gloriosa de Fear Factory era arrastrada por el fango. Una década de discos mediocres y desavenencias aireadas a los cuatro vientos, de proyectos paralelos que no aportaban nada relevante al panorama musical. Era triste, sobre todo porque no hablábamos de cualquier banda. Que eran Fear Factory, por Dios, los reyes del metal de los 90. Una banda que, junto a Sepultura y Pantera, llevaron sus propuestas hasta lo más alto de las listas de ventas. Tres bandas que, fieles a sus postulados y sin hacer ninguna concesión, se irguieron orgullosos entre las hordas grunges y el nu-metal más lamentable, reivindicando a grito pelado la vigencia del metal. Además, de esas tres bandas, Fear Factory tenía un mérito añadido, que no era otro que la originalidad de su propuesta. Vale que bandas como Ministry llevaran años escupiendo su metal industrial, pero el sonido del cuarteto californiano era especial. Mucho más duro, agresivo, con una guitarra y una sección rítmicas que los hacían reconocibles desde el primer segundo. Y qué decir de sus álbumes. Demanufacture es toda una obra maestra, y fue toda una bocanada de aire fresco a mediados de la década. Con su segundo lanzamiento, el acojonante Obsolete, tocaron el cielo, y tanto crítica como público se rindió a sus pies. Pues bien, este Mechanize es lo más cercano en grandeza a ambos discos que han grabado nunca, e incluso puede mirarlos a los ojos en muchos momentos. Para ello FF cuenta con el regreso de su motor creativo, que siempre fueron Dino Cazares y el frontman Burton C.Bell. Si además cuentan con la participación de la sección rítmica de Strapping Young Lad, apaga y vámonos. Y es que uno de los integrantes de la pareja no es otro que el batería Gene Hoglan. Para quien acabe aterrizar en el planeta Tierra, además de darle la bienvenida a nuestro mundo, le comentaré que este hombre es una pieza clave para comprender el metal extremo de los 90. Reputado músico de sesión, ha militado en bandas tan insignes como Dark Angel, Testament, Death, Old Man's Child, amén de los ya mencionados SYL, dejando su bestial impronta en todas ellas.

Y ciñéndonos al disco...es un tiro, una puta maravilla. Todo suena cómo debería, como si Mechanize hubiera sido compuesto poco después de Obsolete. Dino Cazares recupera el pulso en este álbum, y su guitarra suena más dura y seca que nunca. Por su parte, Burton C. Bell deja a un lado sus dudas acerca de su forma de cantar, y vuelve a desgañitarse como antaño, contando las miserias de la humanidad en ese futuro cercano que pertenece a las máquinas. Además, no abandona esos momentos melódicos que de tan increíble épica dotaba a los temas de la banda. Con dudas o sin ellas, Burton C. Bell demuestra que sigue siendo uno de los frontman más grandes del metal. No hace falta que Mechanize, el tema inicial, sobrepase los 20 primeros segundos, uno ya está sonriendo como un enano. El sonido es el que debería. No hay nada nuevo, pero importa una mierda, éstos son FF, y pueden hacer con su criatura lo que quieran, incluso parir un gemelo. Industrial Discipline es otra cuchillada a la yugular, aderezada además con la épica melódica de Burton C. Bell. Simplemente acojonante. La batería de Hoglan se sale, señores, y con todos mis respetos, deja a la altura del betún a Raymond Herrera. Y que conste que Herrera me parece un gran batería. Los galones de Hoglan se hacen notar, y a la brutalidad de metrónomo enloquecido que es marca de la casa añade una versatilidad nunca antes vista en el grupo. Podemos seguir con los temazos, y hablaríamos de Powershifter (sin palabras, clásico instantáneo de la banda), o de la genial Controlled Demolition, o que la calmada Final Exit es la nueva Descent o Resurrection. Sería injusto no nombrar el regreso del quinto miembro no oficial de la banda, Rhys Fulber, que con sus teclados y samples le da ese toque futurista y evocador que tan especial ha hecho el sonido de FF. Podría seguir, pero no lo voy a hacer. Tan sólo hacerme a un lado y dejar que los oyentes y el tiempo juzguen esta obra, que en mi opinión compartirá trono sin probelmas con sus dos obras maestras.

Simplemente acojonantes. Así sí, señores.

Nota: 9,25/10




domingo, 17 de enero de 2010

KALAS - S/T (2006)

  1. Monuments To Ruins
  2. Frozen Suns
  3. Godpills
  4. Media Screws
  5. Things Done And Undone
  6. Mother's Tears
  7. Pleasurable Prison
  8. Due Time
  9. Voyager
Siguiendo con el maravilloso legado que Sleep nos dejó tanto en su pasado glorioso como por la oportunidad de ver actualmente a sus miembros dar rienda suelta a su creatividad por separado, he decidido colgar este disco, que a pesar de no aparecer en las portadas de grandes discos del stoner/sludge, eso no quita para que no tenga practicamente nada que envidiar a ninguno de ellos. Tras reinventar el sonido stoner de tintes doom con esos pepinazos que fueron Jerusalem y Dopesmoker, Matt Pike decide abandonar definitivamente Sleep, y dedicarse en cuerpo y alma a la banda con la que ya había lanzado dos discos, High On Fire. En ella, Pike podía dar rienda suelta a su primitivismo metálico más desaforado, y como una suerte de Lemmy Killminster del sludge, recibir las loas de crítica y público de medio mundo. Pero en un receso de las obligaciones de su nueva banda, sacó tiempo para volver al underground de la East Bay Area, y junto a amigos que militaban en bandas sludge de esa escena, como Econochrist, Grimple, Samiam o Cruevo, lanzar este sorpresivo álbum bajo el nombre de Kalas.

Y digo sorpresivo porque el sonido que fluyó de este encuentro no es lo que uno pensaría en un primer momento al leer el currículum de sus integrantes. No es el sonido pantanoso y monolítico del sludge lo que aquí predomina, o no sólo eso. En Kalas, Pike y compañía nos regalan un fascinante viaje lleno de sonidos épicos, melodía e incluso progresivo. A pesar de ser un álbum de acentuado músculo metálico, no está carente de melodías, cortesía de unas guitarras que incluso hacen sus escarceos con la NWOBHM. La mayoría de temas suelen seguir estructuras en las que tanto los comienzos como finales se dejan llevar, dando rienda suelta a una creatividad que corre muy paralela a los cánones del rock progresivo. Aunque todo ello primando siempre los temas y su coherencia interna. La voz de Matt Pike también sorprende en este álbum, ya que a su rota fiereza le une un punto muy importante de versatilidad y expresividad, algo de lo que se benefician los temas, que ganan en fuerza, y sobre todo épica, ayudada muy mucho por fantásticos unos solos de guitarra dosificados en su justa medida para no caer en la autoindulgencia. Todo el álbum es notable, sin puntos oscuros ni caídes del nivel de calidad, y varios de los temas son realmente excelentes, caso de la inicial Monuments To Ruins, ese trallazo épico que es Things Done And Undone o la progresiva Mother's Tears. En general es todo un clínic de cómo hacer buen Stoner sin caer en el aburrimiento o la repetición, defectos en los que suelen incurrir muchas de las formaciones adscritas al género.

Una perla más que recomendable dentro de la discografía de uno de los músicos más importantes de nuestra época, y que muestra el lado más aventurero y "amable" de ese amo del primitivismo como es Matt Pike.

OM - Pilgrimage (2007)

  1. Pilgrimage
  2. Unitive Knowledge Of The Godhead
  3. Bhima's Theme
  4. Pilgrimage (Reprise)
Otro de los discos que más me han impactado esta década. Sinceramente, no esperaba mucho tras la desbandada de Sleep, y equivocadamente tenía la certeza de que sus miembros habían alcanzado el cénit creativo con las obras maestras que parieron en aquella época. Por fortuna, una vez más mis prejuicios e ideas preconcebidas se mostraron erróneos. Por un lado, Matt Pike sacudió el mundo con sus atronadores High On Fire, como si de unos Motorhead metalizados se tratasen, lanzando discazo tras discazo. Y en el otro lado de la balanza, tanto musicalmente como filosóficamente, aparecieron Om, en los que la ex-sección rítmica de Sleep daban rienda suelta a su lado más espiritual y minimalista, ahondando en un drone ( propuesta musical basada en sonidos que se mueven en círculos) de un cariz tremendamente luminoso. Y entre las tres obras que hasta día de hoy han facturado (Conference Of The Birds, Pilgrimage y God Is Good), destaca con luz propia este Pilgrimage.

En un primer punto, Pilgrimage supone una profundización de los elementos que ya se intuían en Conference Of The Birds. El edificio sonoro (sería más acertado llamarlo templo) de Om se fundamenta en estructuras tremendamente simples, repetitivas, pero que alcanzan profundidades sorprendentes, y cargadas con un ritmo y melodía nada común en el género. Todo esto viene aderezado por la inclusión de elementos de claras reminiscencias religiosas, como los coros que nos recuerdan a monasterios cristianos, pero que a su vez suenan como hipnóticos mantras deudores de los postulados religiosos orientales. Y este es otro de los puntos clave de Pilgrimage, pues tanto Al Cisneros como Chris Hakius muestran claramente aquello que se intuía en su paso por Sleep. Y no es otra cosa que su profunda religiosidad, o siendo más certeros, espiritualidad. Todo en este disco rebosa de amor y respeto por Dios (como concepto más que adscrito a ninguna religión oficial), algo que es aún más evidente en su último trabajo, con el significativo nombre de God Is Good. Supongo que echará para atrás a los más rudos metaleros pseudo-satánicos, pero eso es problema suyo, y por prejuicios infantiles se perderán el disfrute de una obra clave en la música de esta década que nos acaba de dejar. Y es que un trabajo como Pilgrimage, cargado como está de honestidad e infinita libertad creativa, no puede ser juzgado con argumentos tan pueriles. En lo musical, suena como si Al Cisneros intentara descubrir la divinidad a través su bajo. Porque es ese instrumento el que cimenta el sonido de Om, y con tan sólo cinco notas. Cinco notas que Cisneros retuerce, expande, y en las que ahonda sin cesar, como buscando el patrón oculto que subyace en la música. Pilgrimage, el tema con el que abren y cierran el álbum, es un tema calmado, lento, que invita a la meditación, probablemente la canción más espiritual que han compuesto jamás. En Unitive Knowledge Of The Godhead el sonido se endurece, y la sección rítmica despliega sus alas. De nuevo el bajo de Cisneros cobra el mayor protagonismo, sonando gordísimo, como en sus mejores tiempos en Sleep. Pero a su vez, toda esa energía potencial fluye encauzada por riveras muy marcadas, impidiendo el encabritamiento o desborde de ese cauce. Bhima's Theme es la mejor expresión del lado minimalista de la banda. Un tema musical que enfoca su fuerza en la repetición de esquemas, y en el que aparecen unos bellos coros y escucharemos a Cisneros repetir la misma palabra una y otra vez, Lazarus. Todo un mantra cristiano, si señor.

Pilgrimage es un álbum que se distancia de cualquier etiqueta. No es metal, pero tampoco es rock, y a pesar de todo, ni de lejos estamos ante una bizarrada sacra al estilo de Orthodox. Es la música de dos genios locos en la búsqueda de Dios. Para los que somos ateos, todo un acierto, porque significa que podremos disfrutar de muchos más discos de la banda en su infructuosa travesía. Y si todos son como este Pilgrimage, bienvenida sea la locura.

jueves, 14 de enero de 2010

WORKHORSE - Beasts Of Burden (2007)


  1. Moonshine Mayhem
  2. Worn Out City
  3. Octogod
  4. Right Arm Of Lightning
  5. Virginia Dreamer
  6. Revenge Of The Whistled Pig
  7. My Friend The Blind
  8. Ghosts In The Clouds
  9. Wolly Molasses
  10. Serus
  11. Flight Of The Elephant
  12. High Horse
Pues sigamos con música de raíces añejas. Workhorse es un cuarteto de Denver, que se formaron en 2005. Este Beasts Of Burden es su primer y hasta la fecha único larga duración, aunque su EP Why The Long Face? tuvo cierta repercusión, llegando a aparecer en la MTV. En propias declaraciones de la banda, declararon que su universo musical gira en torno a tres pilares fundamentales, que no son otros que Mastodon, Pantera y John Lee Hooker. Ahí es nada. Así que ya os podéis hacer una idea que lo que estos tíos practican es auténtico southern rock/metal, coqueteando por momentos con el sludge.

Y este Beasts Of Burden es un auténtico pepinazo de disco. Definidos como la sucia unión de Sleep y Molly Hatchet, Workhorse despliegan todo un repertorio de fantásticos riffs que te harán mover la cabeza y sudar como un descosido. Sin inventar nada nuevo, si que es cierto que su mezcla de elementos ya trillados suena en ellos diferente, fresco. Porque en su coctelera se agitan riffs mastodónticos y llenos de gancho, en la mejor tradición del southern rock, pero dotados de un importante músculo metálico debido en parte a su tremenda sección rítmica. Todo ello, eso sí, cargado de suciedad punk, y de una interpretación vocal que les acerca en muchos momentos al sludge, pero sin perder nunca de vista las raíces. Como ya digo, probablemente lo más destacable es la labor que a las seis cuerdas realizan Randy Olinger y Jay Ditchen, y que a base de tremendos riffs te transportan a lomos de un Mustang en mitad del desierto, con el depósito casi vacío mientras los coyotes sonríen con impaciencia tras enormes bloques de piedra rojiza. Temazos como Octogod, Right Arm Of Lightning o Revenge Of The Whistled Pig son buena prueba de ello, con unos ritmos capaces de hacer levantarse a los muertos. Olinger, que también se encarga de las voces, es capaz de cantar como un engendro del pantano cargado de mala baba y dolor de muelas, pero cuando los temas derivan hacia derroteros más rockeros, despliega una tremenda voz, que ya te deja completamente asombrado en los blues acústicos que son Virginia Dreamer o High Horse. Y lo más importante son las sensaciones que transmite el disco, ya que la actitud de Workhorse es tremenda, siendo capaces de transmitirte toda una descarga de energía durante la hora en la que despachan los doce cortes del álbum.

Un disco enorme, lleno de temazos, energía y actitud.

Nota: 8,5/10



miércoles, 13 de enero de 2010

THE SWORD & WITCHCRAFT - Split 12" EP (2007)

Cara A:
  1. The Sword - Sea Of Spears
  2. The Sword - Immigrant Song
Cara B:
  1. Witchcraft - You Bury Your Head
  2. Witchcraft - Queen Of Bees
  3. Witchcraft - Sorrow Evoker
Bueno, pues una pequeña joyita la que aqui tenemos. Nada más y nada menos que la colaboración de las dos bandas de retro rock/heavy más importantes de la década. Los suecos Witchcraft, que impactaron a medio mundo con esa maravilla que era Firewood, y los texanos The Sword, que con su proto metal deudor de Black Sabbath son de esos grupos que todo el mundo cita aunque no les guste su música. Y es que con dos discazos como Age Of Winters y Gods Of The Earth no es para menos. Ésta es una edición especial en vinilo que se sacó en 2007, con una tirada de tan sólo 2500 copias, que sobra decir que a día de hoy son todo un tesoro. Repartidas las mismas en tres colores distintos, el artwork corrió a cargo del maravilloso ilustrador Vance Kelly.

En la cara A tenemos un tema compuesto para la ocasión por los norteamericanos The Sword, Sea Of Spears, y que es un megnífico trallazo con las señas de identidad que les han dado fama. Y qué decir de la versión del Immigrant Song de Led Zeppelin que se cascan, llevándosela a su primario mundo de riffs pesados. Por su parte, Witchcraft nos regalan You Bury Your Head, que incluyeron en su 7" de 2002 Angel Or Demon, en la actualidad completamente agotado. También tenemos dos versiones exclusivas de Queen Of Bees y Sorrow Evoker, ambos temas incluidos en el Firewood. Y aunque no soy muy amigo de este tipo de temas revisados, he de decir que ambos me han encantado, teniendo unos matices acojonantes que los diferencian de las originales, y las dotan de mucho encanto.

Pues eso, una joyita que algún día será objeto de veneración porque estoy convencido que estas dos bandas también lo serán en un futuro.

Nota: 9/10

DESCARGA AQUI

martes, 12 de enero de 2010

TEITANBLOOD - Seven Chalices (2009)

  1. Whore Mass
  2. Domains Of Darkness And Ancient Evil
  3. Interlude (Arabian title)
  4. Morbid Devil Of Pestilence
  5. Interlude (Sanskrit Title)
  6. Infernal Dance Of The Wicked
  7. Interlude (Cuneiform Title)
  8. Seven Chalices Of Vomit And Blood
  9. Qliphotic Necromancy
  10. The Abomination Of Desolation
  11. The Origin Of Death

Joder. El disco más bestia, sucio y maligno de todo el 2009, y es de un grupo español!! Y yo sin enterarme, merezco que Satán en persona me sodomice y desmembre mi alma. Tras dos splits junto a bandas como Proclamation y Necros Christos, este Seven Chalices es su primer larga duración, y con él han puesto a sus pies a la mayoría de la crítica internacional, junto a la parroquia de deathmetaleros más troglodita. Nunca he visto que un grupo del Estado coseche tantos parabienes como los que han recibido estos tíos. Páginas web insignes dentro del metal como Deafsparrow, Imothep, Teufel's Tomb, Metal Storm o The Teeth Of The Divine los ensalzan como dioses y los incluyen entre lo mejor del 2009. Evidentemente, siempre hay que tomar este tipo de opiniones con una relativa distancia, y formarse una opinión personal y objetiva, pero es muy significativo del impacto que Teitanblood han causado en la escena metálica. Y además edita su disco el prestigioso sello Norma Evangelium Diaboli, que alberga en su seno a bandas del calibre de Deathspell Omega, Watain, Funeral Mist o Katharsis.

¿Es para tanto el disco? En mi opinión, para eso y para mucho más. Eso sí, es Seven Chalices un trabajo que sólo va a gustar a cuatro gatos. Es tan mínima y sucia su producción y tan caótica su música que dudo mucho atraiga a su propuesta a un público masivo. Aunque tiene pinta de que les importa una mierda a estos engendros del Infierno metidos a músicos. El ataque de raw death/black metal al que nos someten durante la hora que dura el álbum es realmente devastador. La producción de Seven Chalices nos enseña una nueva lección, que no es otra que bajo el underground hay otra categoría, que se llama Teitanblood. Hoy en día está muy de moda eso del raw metal, en la mayoría de casos con resultados desastrosos, pero la música de los madrileños capta a la perfección la esencia del estilo, que no es otra que remarcar lo primigenio de un sonido, el suyo, hecho para escupirte a la cara la mayor cantidad de odio posible, sin ningún tipo de vendajes ni protecciones. Las voces de Inquitous Templar Of Iron Black Faith And Deathrapist Redemption (¡toma seudónimo!) parecen las de algún demonio monstruoso perdido en la infancia de la civilización humana, combinados con auténticos arranques de furia desatada. Lo increíble de este derroche vocal es su originalidad. No sé por qué, las invocacones satánicas que hacen las veces de voces en este disco se desmarcan de las desplegadas por cualquier otro cantante que recuerde, de tan pantanosas y heréticas que son. Junto a esto, vamos a encontrar unas guitarras aberrantes, afinadas tan bajas que pueden derrumbar paredes de cemento. Y para completar tan desolador panorama, unas baterías más propias de un orco furioso llamando a sus hermanos a la guerra que de un ser humano racional. ¿Bonito cuadro el que pintan, eh? Pues no es nada comparado a lo que consiguen invocar en forma de canciones. Los temas son extensos, verdaderos ejercicios de sodomía auditiva, pero que una vez que el oyente se rinde y se dispone a ser apalizado, entran sin ningún problema, e incluso son objeto de macabro disfrute. No me atrevo a invocar ni analizar el nombre de ningún tema, es mejor que a cada cual le estalle el cerebro o su alma inmortal a su manera, sin disecciones estúpidas de un trabajo que no se debe analizar porque es imposible de comprender. Sólo puede sufrirse. Y para rematar esta locura, encontraremos interludios entre los temas en el que nos regalan coros satánicos, voces de ultratumba y sonidos que no me atrevo a intentar discernir de dónde proceden. En total, una hora de masacre en la que Teitanblood no te van a dar ni un sólo segundo de respiro, y que dejan a la gran mayoría de grupos de música extrema como una panda de nenazas sobreproducidas. Ni Behemoth, ni Nile, ni Deicide, Satán ya ha elegido a sus nuevos paladines oscuros.

Acojonante, no encuentro otra palabra.

lunes, 11 de enero de 2010

SKITLIV - Skandinavisk Misantropi (2009)

  1. Luciferon (Intro)
  2. Slow Pain Coming
  3. Hollow Devotion
  4. Skandinavisk Misantropi
  5. Towards The Shores Of Loss
  6. A Valley Below
  7. Densetu
  8. ScumDrug
Skitliv. Traducción del noruego: mierda de vida. Integrantes: Maniac (Mayhem) y Kvaforth (Shining, Ondskapt). Resultado: Un álbum que jamás pincharías en una fiesta de cumpleaños, si no quieres que sea la última. Pues sí, estamos ante el debut de estas dos bestias pardas del metal extremo escandinavo, en esta ocasión en su vertiente más enfermiza y depresiva. Y si a estos tipos les sumamos las apariciones estelares de gente como Gaahl (Gorgoroth), , Attila Csihar (Mayhem, Anaal Nathrakh, Sunn O)))) o el músico/artista Davis Tivet (Current 93), pues nos encontramos ante un disco con mucho atractivo.

Adentrándonos en su música, desde el primer momento se tiene la sensación de que es un álbum compuesto para causar desasosiego y sumergir al oyente en una oscura espiral depresiva. Para ello echan mano del doom más pesado en la línea de unos My Dying Bride desprovistos de teatralidad, a lo que suman la fiereza y esquizofrenia vocal propias del black metal. También hay pinceladas que los acercan por momentos al avant-garde y a los senderos de lo progresivo e incluso se atreven a incluir pasajes de spoken word. El doom más clasico y deudor de Black Sabbath lo encontramos en el corte Hollow Devotion, que además cuenta con la mala baba de Gaahl en el micro, por lo que no se puede pedir más. También tenemos algo de velocidad y acercamiento a los planteamientos black en la dura Densetsu, donde Maniac se desfoga agusto y nos recuerda a ese personaje que cuando desataba su esquizofrenia con Mayhem acababa la mitad de los shows en la sala de Urgencias. Slow Pain Coming es otro tema muy clásico, pero que alcanza la fusión perfecta con el black metal más épico. Aunque puede que el punto álgido sea la final ScumDrug, un cierre de 13 minutos realmente enfermizo. Hipnótica, oscura, enferma, malsana, con mayor protagonismo de teclados y con una interpretación vocal por parte de Maniac que debería valerle el ser encerrado de por vida en un psiquiátrico. Y no es broma. No es Skandinavisk Misantropi un disco fácil, además de necesitar de cierta predisposición mental para afrontarlo. Y sobra decir que esa predisposición no es haber tenido un día positivo y feliz, ni mucho menos. Completamente recomendado para fans de Bethlehem o My Dying Bride.

En todo caso, un trabajo notable, y más teniendo en cuenta que es el disco debut de este nuevo proyecto. Un primer paso en lo que promete ser toda una carrera hacia el abismo más infecto del alma humana.

OL' SCRATCH - The Sunless Citadel (2009)

  1. The Sunless Citadel
  2. Infernal Judgement
  3. Redneck Deity
  4. Draconian March
  5. Bottom Basement
  6. Tree Of Woe
  7. Last Charge Of A Dying Race
  8. Brink Of The Maelstrom
  9. Wizard Smoke
  10. The Goatbridge
Joder, otro descubrimiento enorme. Demuestra además, por si quedaba algún resquicio de duda, el fantástico momento que vive el doom en EEUU. Junto al pepinazo de The Gates Of Slumber, de lo mejorcito que ha llegado a mis oidos si de doom clásico hablamos. Ol' Scracht son un quinteto de Virginia formados en 2003, y tras numerosos cambios de formación cuentan ahora con miembros de Lord, Black Canary y VOG. Han sacado varios EP's, un split junto a Lord, y en 2007 lanzaron su disco de debut, In Next Illic Est Vita. Además, han girado como animales por toda la geografía estadounidense, abriendo para superbandas como Trouble, Sourvein, Weedeater, Alabama Thunderpussy o Kylesa.

The Sunless Citadel tiene todo lo que hace enorme al doom primigenio, pero alimentado con la mala baba del sludge más pantanoso y unos riffs de guitarra al estilo del mas sucio southern rock. Su sonido reverbera como si lo estuvieramos oyendo desde las profundidades de una caverna mientras gigantescos minotauros corren en estampida hacia uno. A pesar de que estamos ante un álbum inequivocamente doom, a nada que agucemos un poco el oido, son varias las influencias que captaremos en los diferentes cortes. Desde el doom metal de manual en Infernal Judgement, al southern rock de Redneck Deity, pasando por el minimalismo acústico de Tree Of Woe o las reminiscencias a los primeros Cathedral que podemos encontrar en Draconian March. Influencias y recursos que la banda condensa, retuerce y ahonda en la final The Goatbridge, una puta maravilla de 11 minutos donde dan rienda suelta a su creatividad, y hasta se dan el lujazo de coquetear con el progresivo, recordándonos durante muchos momentos a los grandes Electric Wizard. El sonido de bajo en The Sunless Citadel es abrumador, construyendo una densa pantalla sobre la que el resto de instrumentos matizan y completan cada canción. Las guitarras, respaldadas por esta muralla, tan sólo tienen que limitarse a redondear dichos temas, y lo hacen a la perfección al verse liberadas de cargar con el peso principal de las composiciones. La voz de Andy "Gandhi" Murray es perfecta y tremendamente versátil para lo que se acostumbra en el género, pudiendo cantar como el Lemmy más carrasposo (cuando los temas derivan hacia el sludge), soltar alaridos de auténtico frontman de combo heavy (Bottom Basement) o adscribirse a los registros más stoner. Poco más que añadir a un trabajo que suple con brillantez, actitud y temazos su falta de originalidad.

Grandísimo disco, ideal para esas fiestas donde abunda la cerveza y el bourbon, el ambiente está cargado del humo de los porros y las mujeres brillan por su ausencia.

domingo, 10 de enero de 2010

LYKATHEA AFLAME - Elvenefris (2000)

  1. Land Where Sympathy Is Air
  2. To Become Shelter And Salvation
  3. Bringer Of Elvenfris Flame
  4. Flowering Entities
  5. To Give
  6. On The Way Home
  7. Shine Of Consolation
  8. Sadness And Strenght
  9. A Step Closer
  10. An Old Man And A Child
  11. Walking In The Garden Of Ma'at
El mejor álbum que he escuchado en mi puta vida, y el que me enseñó que la música más extrema puede transmitir espiritualidad a raudales. ¿Exagerado? Para mi no, y de verdad este disco, el único en la carrera de la banda, me marcó profundamente. Lykathea Aflame provienen de la República Checa, y dos de sus miembros militaron anteriormente en la banda de death Appaling Spawn. Una vez disuelta dicha banda, y con la crucial entrada en el grupo del batería Tomás Corn (Garbage Disposal), deciden renombrar sus esfuerzos creativos bajo el nuevo nombre de Lykathea Aflame. La salida de Elvenefris pasó desapercibida en su momento, en gran parte debido a problemas de distribución, pero con el tiempo se ha convertido en obra de culto y pilar indiscutible dentro del death metal más experimental. Intenten conseguir una copia del álbum en el mercado y ya me contarán los precios a los que se cotiza, en el caso de que consigan encontrar a alguien que quiera ponerlo a la venta.

Buf, ahora viene lo complicado. Intentar describir a qué suenan estos tíos. A ver, todo de sopetón. Intentad imaginaros trallazos de technical brutal death a lo Nile, grindcore ultraveloz (Cryptopsy), teclados, voces limpias, riffs de guitarras con claras influencias de Oriente Medio y Europa del Este, pasajes atmosféricos y una clara vocación y sensibilidad hacia lo progresivo. Difícil de imaginar, no? Pues Lykathea Aflame jugaron aquí con todos estos elementos y parieron una jodida obra maestra. Ya la inicial Land Where Sympathy Is Air nos da una muestra de su propuesta, y en cinco minutos y medio escuchamos guitarras de melodías egipcias que se ven interrumpidas por cambios de ritmos constantes cercanos al death/thrash metal y voces guturales, y que cuando parece nos van a reventar los tímpanos, cesan abruptamente ante la entrada maravillosa del teclado. Pues intenten asimilar esto y extrapolarlo a los 72 minutos de duración de Elvenefris. Aunque no sería del todo apropiado, porque el torrente creativo no se para en esas pinceladas, y podremos ver a la banda añadiendo muchos más elementos, como escarceos con el gótico, el grindcore, o incluso el pop. Si, han oido bien. Y si no me creen, ahí están las guitarras de On The Way Home para corroborarlo. Es imposible escuchar por primera vez este álbum y no tener que recoger la mandíbula del suelo cada dos por tres. Y ya cuando crees que no te pueden sorprender más, cierran el álbum con los 11 minutos de Walking In The Garden Of Ma'at, una instrumental de teclado simplemente maravillosa. Todo esto se cimenta, además de por el genio creativo de estos tres checos, en una técnica individual que roza lo sobrehumano, en especial Tomás Corn. Sinceramente no conozco (o no he oido aún) a ningún batería que se acerque a las cualidades de este hombre. Y ya no es sólo por su velocidad, que es apabullante, sino porque demuestra una creatividad con las baquetas inédita dentro del mundo del metal. Para quitarse el sombrero. Otro aspecto que les diferencia del resto de bandas de death metal son sus letras, ya que están llenas de positivismo y espiritualidad, algo tremendamente inusual en un mundillo lleno de rabia y fascinación por lo mórbido y oscuro. El caso de Lykathea Aflame es el de esas bandas que cada cierto tiempo aparecen en escena y sorprenden al mundo por desplegar un sonido único y completamente novedoso. Algunas crean escuela, otras son demasiado complicadas de emular, pero todas ellas marcan una época. Hablo de Black Sabbath, de Pink Floyd, de Opeth, de Faith No More, de Minor Threat. Pues bien, Lykathea Aflame entraron con su único disco en ese selecto grupo. Comentar que la banda no se ha disuelto, pero ha cambiado su nombre y ahora se llaman simplemente Lykathé. Debido a problemas graves en uno de los pies de Tomás Corn, no han podido sacar la continuación de Elvenefris en todo este tiempo, aunque en declaraciones del mismo Corn el pasado Noviembre, parece haber recuperado la salud y el trabajo de preparación del nuevo álbum ya ha comenzado. No podría haber una mejor noticia.

Una obra maestra que pasó inmediatamente a la historia del metal. Un álbum único y especial. Un secreto que debe ser difundido a gritos.

ASTRA - The Weirding (2009)

  1. The Rising Of The Black Sun
  2. The Weirding
  3. Silent Sleep
  4. The River Under
  5. Ouroboros
  6. Broken Glass
  7. The Dawning Of Ophiuchus
  8. Beyond To Slight The Maze
No me lo creo. La fecha de edición de este álbum es de 2009, pero no me lo creo. Estoy convencido que se grabó en algún momento de la década de los 60 o 70 y ha estado misteriosamente escondido en algún polvoriento sótano hasta que los tíos de Rise Above Records se han percatado y lo han sacado a la luz. Y es que Astra le dan una nueva definición a la etiqueta retro. Formados en 2006 de las cenizas de Silver Sunshine, los de San Diego demuestran con su disco de debut que para ellos los últimos 30 años de música no han existido, habitando en una burbuja temporal gobernada por los vinilos de Pink Floyd y King Crimson.

Joder, es que estos tíos saben tocar progresivo. De ese sin etiquetas delante, ni metal, ni doom, ni leches. Progresivo del que se practicaba cuando esos géneros todavía no habían ni asomado la cabeza. Y hago mío un comentario que leí sobre ellos, acerca de que Astra son tan retro que a su lado Witchcraft parecen Nine Inch Nails. Porque en la música de Astra los referentes son más añejos, y a los citados Pink Floyd y King Crimson, en el catálogo de los norteamericanos se dejan ver también lumbreras de la época como Cream o Génesis. Así que ya véis por donde van los tiros. Y un aviso, porque The Weirding cumple a rajatabla con los cánones del estilo, así que puede que a los amantes de lo inmediato el álbum les haga salir corriendo, ya que nos enfrentamos a un verdadero viaje lisérgico de una hora y veinte minutos, donde las voces son anecdóticas y lo que predomina son los infinitos desarrollos y las improvisaciones libres. No se bajo los efectos de que sustancias lo habrán compuesto, pero tienen que ser unas drogas cojonudas. La inicial The Rising Of The Black Sun coquetea con el folk sesentero de los Jethro Tull, con muchas reminiscencias a Yes. Un preparatorio para los 15 minutos de la canción que da nombre al álbum, y que refleja perfectamente la propuesta de Astra. Uno de los mejores temas del disco. Es imposible no sonreir al escuchar durante la reproducción un Mellotron, flauta, piano, arpa... Aún así, que no se asusten los más rockeros, que guitarras las hay, y cojonudas, sólo que integradas en un fascinantemente denso tapiz sonoro que es muchísimo más que una suma de partes. Encontramos cortes más concisos, como The River Under (muy recomendada para todos aquellos que quieran conocer el sonido de Astra sin irse a más de diez minutos) o The Dawning Of Ophiuchus, pero lo que mejor saben hacer estos tíos son temas como Ouroboros. Hablamos de 17 minutazos de una épica y psicotrónica instrumental que a algunos les hará alcanzar el cielo y a otros, supongo, correr como posesos y no mirar atrás. Pero bueno, es lo que siempre ha suscitado este género. Comprendo ambas posturas, en especial la segunda, ya que siempre me ha disgustado el rock progresivo clásico con su auto-indulgencia y florituras hippies, pero por alguna extraña razón este The Weirding me tiene enganchado. Puede que sea la edad, o que simplemente sea un gran disco, no lo se, y realmente no me importa. De lo que si estoy convencido es de que este es un trabajo que apasionará a los rockeros más clásicos, así como a los amantes del nuevo progresivo en la onda de Porcupine Tree (últimos discos). Lo único que no me gusta es que un trabajo como éste está hecho para ser grabado en analógico y pinchado únicamente en vinilo. El ser tan pulcro su sonido y no tener de fondo ese inconfundible crepitar de la aguja hace que sea algo extraña su escucha. Pero bueno, tampoco le vamos a pedir peras al olmo. Mención aparte merece su increíble portada, a cargo de Arik Roper, que ya ha trabajado para bandas como Witch, Earthless, Sleep o High On Fire (a estos se las diseña todas).

Una joyita de otro tiempo que nos recuerda que los años dorados del rock siguen muy presentes en las mentes de las nuevas generaciones.

PD: Astra actuaron en el Estado español en Verano de 2009, dentro del II Festival de Rock y Psicodelia del Castell de Guadalest, junto a otras formaciones como Witchcraft, Earthless, Viaje a 800 o Colour Haze.

Nota: 8,5/10



jueves, 7 de enero de 2010

THE RUINS OF BEVERAST - Foulest Semen Of A Sheltered Elite (2009)

  1. I Raised The Stone As A Ghastly Memorial
  2. Alu
  3. God's Ensanguined Bestiaries
  4. Mount Sinai Moloch
  5. Transcending Saturnine Iericho Skies
  6. Kain's Countenance Fell
  7. The Restless Mills
  8. Theriak - Baal - Theriak
  9. Blood Vaults (II - Our Despots Cleanse The Levant)
  10. Arcane Pharmakon Messiah
Alexander von Meildenwald es un puto genio. Así de claro. Ya lo demostró cuando militaba en los imprescindibles Nagelfar (los que parieron el acojonante Srontgorrth), pero con los dos primeros álbumes de The Ruins Of Beverast (de los que es único miembro), Unlock The Shrine y Rain Upon The Impure, se ha consolidado como un auténtico superdotado, un músico total capaz de controlar infinidad de sonoridades y elementos diversos y retorcerlos para dar forma a su peculiar visión de la música.

Con este Foulest Semen Of A Sheltered Elite (vaya titulazo) Alexander se ha vuelto a salir. Una hora y veinte minutos de enrevesada pero directa oscuridad musical que es imposible te deje impasible. Y es que la paleta de colores con la que se ha engendrado este lienzo es verdaderamente variada. Tanto, que en mi opinión la etiqueta black metal se le antoja superada a una obra como ésta. Vamos a encontrarnos elementos de drone a lo Sunn O))), samplers, solos de guitarra, voces guturales, espectaculares coros, muchos pasajes reminiscentes del ambient - atmospheric, y riffs oscuros y blackmetaleros, pero sobre todo, doom, mucho doom. Y ésta es probablemente la principal novedad, la relativa ralentización de la música, en favor de una mayor masividad y buscando acentuar la sensación de opresión en el oyente. Sinceramente me parece todo un acierto este viraje, y creo que gracias a ello esa variedad inagotable de elementos que son las señas de identidad de The Ruins Of Beverast aparecen conjuntados como nunca. I Raised This Stone As A Ghastly Memorial hace arrancar el disco a lo grande. Diez minutos compactados en el que probablemente es el mejor tema del álbum, y donde podremos observar la rabia desaforada en la voz de Alexander, las plomizas guitarras, partes reposadas con voces limpias... No significa esto que el nivel del resto del disco baje con respecto a ese primer tema, ni mucho menos. Sólo hay que escuchar la siguiente God's Ensanguined Bestiaries (Alu es un interludio) para darse cuenta de que se está ante otro tema de dimensiones estratosféricas, con una parte final que tira de una épica al alcance de muy pocos. También acojonante es Kain's Countenance Fell, donde el doom más clásico convive con gritos desgarrados y a la vez con unos espectaculares coros etéreos. Y del mismo modo podría continuar con el resto de temas. Uno de los puntos más a favor del álbum es que, a pesar de ser muy oscuro y desplegar fiereza en ocasiones, a la vez es extrañamente melódico. Del mismo modo, estamos ante una de las obras más complejas del metal actual, pero ocurre también que aunque necesite de muchas escuchas para mostrarse por completo, uno lo disfruta enormemente desde el primer momento. Y creo que esto es uno de los principales méritos que hacen de Alexander von Meildenwald un absoluto genio, por encima de sus vastas capacidades técnicas y compositivas, que las tiene como muy pocos seres terrenales. Es lo que ha hecho grande a músicos como Mozart, Shostakovich, King Crimson o Steven Wilson, por poner algunos ejemplos. La capacidad de hacer que el concepto más complejo y abstracto, más intrincado, seduzca las mentes de miles de personas independientemente de su formación, en este caso musical.

Discazo de una de las mentes más privilegiadas del metal, y que promete hacernos felices durante muchísimo tiempo.

Nota: 9,25/10


DESCARGA AQUI:
Parte 1
Parte 2

* No tiene página web ni MySpace. Es contrario a su filosofía. Sin embargo, si existe un MySpace a cargo de los fans. Acceder pinchando aquí.



THE CHASM - Farseeing The Paranormal Abysm (2009)

  1. Entering A Superior Dimension
  2. Callous Spectre / Vehement Opposition
  3. Fiery Rebirth
  4. Farseeing...
  5. Structure Of The Seance
  6. Vault To The Voyage
  7. The Promised Ravage
  8. The Mission / Arrival To Hopeless Shores (Calling The Paranormal Abysm)
Otro de los grandes discos del 2009. Se trata del séptimo disco de este grupo mexicano de death metal, una de las mayores bandas dentro del género, y probablemente la más injustamente desconocida. Y lo digo porque todo lo que han grabado estos tres tíos es excelente, con más de una obra maestra, desde sus comienzos practicando un híbrido entre death y doom, a la actualidad, en la que sus inquietudes les han llevado a tantear terrenos diferentes como el thrash o el progresivo (llevado a su extremo terreno). Estuvieron a punto de firmar por el prestigioso sello Earache hace un par de años, pero la cosa no acabó fructificando. Una verdadera pena, pero sinceramente es difícil que estos tíos encajen en el catálogo de ningún sello de los "importantes", porque su código genético es tan diferente al del resto de bandas que suelen manejar, que dudo mucho que supieran qué hacer con, por ejemplo, este Farseeing The Paranormal Abysm. Así que sin dudarlo, Daniel Corchado (voz, guitarra), Antonio León (batería) y Julio Viterbo (guitarra) se confabularon para parir otro monstruoso artefacto de nuevo desde el más oscuro underground.

Aviso que este va a ser un comentario hecho a base de impresiones bastante incompletas, a pesar de que llevo escuchando el disco a diario durante dos semanas. Y es así porque Farseeing The Paranormal Abysm despliega una complejidad y profundidad tremendas, de díficil asimilación inmediata. No es que no guste a la primera, ya que desde el principio uno se da cuenta de que está ante un gran disco, pero con cada nueva escucha se van desplegando nuevas sonoridades, detalles, y todo ello conforma la impresión, completamente justificada, de que estamos ante una obra maestra. El viraje más progresivo que The Chasm ya apuntaban en sus dos anteriores trabajos, Conjuration Of The Spectral Empire y The Spell Of Retribution, aquí se torna definitivo, asimilado completamente al sonido del trío y con unos resultados abrumadores. Una hora de oscuro viaje cósmico al interior de la mente es lo que nos propone el álbum. Más que proponer, te arranca del plano físico y te obliga a emprender la travesía, de la que uno retorna cambiado, sino completamente enfermo. Como un relato de Lovecraft en el que el protagonista, frente a la sóla visión de algún insondable horror primigenio, tan sólo puede enloquecer irremisiblemente. Prueben a leer los Mitos de Cthulhu mientras este disco suena en el reproductor, y sabrán de lo acertado de la analogía. La brutalidad de sus inicios sigue ahí, pero ahora no es el motor principal de la maquinaria de The Chasm, que ha sumado a su código genético un uso genial de las melodías (también mutadas para su propio uso, no piensen en el sonido Goteborg...) y, sobre todo, unos desarrollos progresivos que les pueden acercar, por poner un ejemplo, a los grandes Voivod. Sin embargo, aunque hay ciertos parecidos en cuanto a propuesta, el sonido de los mexicanos es tan personal e inconfundible que rebasan cualquier corsé estilístico. Su Death Metal puede ser rápido, pero generalmente despliega una lentitud (para los cánones) que te oprime y aplasta sin remedio, recordándonos sus origenes cercanos al doom. El cambio que han operado se observa claramente en que la mitad de los temas son instrumentales, y echan mano de unos desarrollos infinitos, ajenos al tiempo, con todos sus temas sobrepasando los 5 minutos (un par de ellos sobrepasan los 10). Y extrañamente, uno se sumerge tanto en este Farseeing The Paranormal Abysm, que eso no le importa y cuando termina el álbum, queda una sensación de angustia, de necesidad de más, porque sabe que le ha gustado pero que sólo ha captado un 10% de todo lo que contenía. El thrash se ha vuelto también muy importante para estos tíos, y en muchos momentos del disco el sonido nos puede recordar a los primeros Sepultura o Metallica si se hubieran decantado por retorcer su propuesta. Estoy convencido que con veinte años menos (y menos mainstream en la cabeza) a Kirk Hammet le hubiera flipado este álbum. Con este trabajo si que me niego a comentar ningún tema, es una imposibilidad mental para un servidor. La complejidad y unidad monolítica que tienen todos los temas por sí mismos y entre ellos es demasiada para mi intelecto. La única pega que se le puede poner es la producción, y jode un montón que una música que merecería el trato más exquisito tenga que conformarse con unos medios tan exiguos, mientras pestiños de bandas de metalcore graban en los más reputados estudios. Supongo que también es una valoración personal, y muchos death metaleros, sobre todo los más puristas, agradecerán ese tipo de sonido "primario". Pero bueno, en lo que seguro que coincidirá la mayoría es en que este Farseeing The Paranormal Abysm es uno de los mejores discos de 2009, y una de las propuestas más interesantes que el death metal ha presentado jamás.

Una obra maestra. Compleja, épica, técnicamente abrumadora... No se puede pedir más.

Nota: 9,75/10

DESCARGA AQUI

Página de la banda

Vídeoclip de Retribution Of The Lost Years, temazo de su anterior disco The Spell Of Retribution:



martes, 5 de enero de 2010

OVERKILL - Ironbound (2010)


  1. The Green And Black
  2. Ironbound
  3. Bring Me The Night
  4. The Goal Is Your Soul
  5. Give A Little
  6. Endless War
  7. The Head And Heart
  8. In Vain
  9. Killing For A Living
  10. The SRC
Bueno, pues ya tenemos aquí uno de los discazos del 2010, y eso que acabamos de empezar. En un momento en que decenas de jóvenes bandas vuelven a reivindicar el thrash metal como una fuerza a tener en cuenta, los padres del asunto se niegan a cederles el paso del todo, y a puro de discazos siguen reclamando el altar del género como suyo. Ya lo hicieron Exodus en el 2004 con ese impresionante Tempo Of The Damned, y hace poco Testament sacaron esa maravilla que era The Formation Of Damnation (2008). Pues bien, aqui están Overkill con un pedazo de álbum que desde ya se convierte en uno de los mejores de su carrera, y en todo un clínic para los jóvenes de cómo hacer Thrash, con mayúsculas.

Siempre fueron los norteamericanos una de las bandas más infravaloradas del panorama metálico, a pesar de ser uno de los creadores de todo esto, y a parir obras maestras como The Years Of Decay (1989), Horrorscope (1991) o el más reciente Killbox 13 (2003). Siendo sinceros, Overkill nunca han grabado malos discos, pero estos entraron de lleno en el Hall Of Fame del Thrash Metal gracias a la mezcla magistral que el quinteto hacía (y hace) del thrash, speed y las más que evidentes influencias de la NWOBHM. Una de las grandezas de este disco es el equilibrio que la banda ha conseguido entre todas las fases y momentos que ha tenido su sonido. Los fans de toda la vida se correrán de gusto con los trallazos que son Endless War, In Vain o The SRC. Velocidad inmensa, heavy metal y Dave Linsk y Derek Tyler sacando fuego de sus guitarras. También encontramos momentos de etapas más modernas, representados a la perfección por Give A Little, con unos coros tremendos, en la que probablemente es una de las canciones más comerciales (bien entendido el calificativo) que han grabado nunca. El tema que da nombre al disco es otro de los puntos álgidos, con momentos que recuerdan a los Exodus más en forma junto a pasajes más calmados que hubieran firmado en su momento los mismísimos Metallica. No sé, la verdad que podría babear sobre el teclado mientras disecciono cada tema, pero creo que es mejor disfrutar de este discazo y punto, y que cada uno tenga erecciones a su modo, porque eso si, aseguro que con este Ironbound las váis a tener.

Una puta maravilla de disco. Y es que el thrash, tocado por maestros en estado de gracia, es algo inconmensurable. Hostia puta.