Si un estilo musical puede decirse que esté en boga desde finales de la década pasada, ese es sin duda, junto al metal-sludge-progresivo made in Mastodon, el post-rock. La explosión de grandes bandas como Russian Circles o Red Sparowes ha puesto en el mapa un género que hasta hace poco se encontraba ignorado y denostado a partes iguales. Grupos como los citados, a base de grandes discos, han conseguido demostrar que a través de los pasajes, las texturas e incluso la intensidad se puede transmitir lo mismo o incluso más que a través de los esquemas rockeros clásicos con cantante al frente. Sin embargo, como en todo, pero especialmente en los estilos de corte más introspectivo, se corre el peligro de caer en un pecado imperdonable en esto de la música y conocido como aburrimiento. Muchas bandas se han sumado a la fiesta atraídas por el canto de sirena de la fama pasajera, y la gran mayoría de ellas con propuestas de ambientalismo superfluo y que como mucho son capaces de inducir al oyente a estados de tedio y sopor insoportables. No me gusta señalar con el dedo, no es mi estilo, pero seguro que muchos de vosotros ya tendréis algún nombre en la cabeza. A pesar de todo, siempre hay lugar para la esperanza, y ahí están My Sleeping Karma para demostrarlo. Tri es el tercer disco de estudio de este cuarteto alemán, y os aseguro que es de lo mejorcito que uno puede escuchar hoy día si es amante de la psicodelia y el post-rock.
Todo el álbum se encuentra imbuido de una luminosidad cegadora y una gran profundidad filosófica, a pesar de tratarse de un disco completamente instrumental. Partiendo de planteamientos teológico-filosóficos unidos al budismo y el hinduismo, My Sleeping Karma han facturado un trabajo enorme, cuyo adjetivo más fidedigno sólo puede ser uno: bello. Sin tratarse ni de lejos de un álbum de meditación para cuarentonas de clase media, si es cierto que consiguen transportar al que escucha Tri a un estado de profunda relajación y buen rollo, e incluso te sacarán una plácida sonrisa. Es difícil de explicar, pero todo está milimetricamente clavado en la música de estos tíos, y aunque estoy seguro que gran parte de la misma ha nacido fruto de la improvisación más libre, de algún modo estos alemanes se las han apañado para rozar la perfección más absoluta. Eso sí, que nadie se asuste, porque a pesar de todo lo expuesto, el eje central sobre el que se erige el sonido de My Sleeping Karma son las seis cuerdas. Una guitarra que es capaz de crear texturas infinitas, melodías luminosas y radiantes, y que es seducida por unos teclados preciosos y una sección rítmica, en especial el bajo, de un talento exhuberante. De tan espiritual unión nace un sonido único en la escena, y que sin revolucionar nada si que consigue desmarcarse con asombrosa facilidad de todos sus coetáneos. No todo va a ser música que se mueve en espirales en un crescendo previsible, y durante gran parte del metraje del álbum, My Sleeping Karma se salen de esa ley no escrita dentro del post-rock para cubrirse con el multicolor manto de la psicodelia, del space-rock, y transportarte directamente a mundos extraños pero sin duda mucho más bellos que el nuestro. Si te molan Astra, prueba con ellos. Si te flipan Russian Circles, prueba con ellos. Si concibes la música como mucho más que sonido, si crees que un álbum debe vivirse además de escucharse, prueba con ellos. No te defraudarán.
Enorme. En estos momentos ando con toda su discografía y es alucinante. Una de las sorpresas más gratas que he tenido en muchísimo tiempo. Grupazo y discazo.
Todo el álbum se encuentra imbuido de una luminosidad cegadora y una gran profundidad filosófica, a pesar de tratarse de un disco completamente instrumental. Partiendo de planteamientos teológico-filosóficos unidos al budismo y el hinduismo, My Sleeping Karma han facturado un trabajo enorme, cuyo adjetivo más fidedigno sólo puede ser uno: bello. Sin tratarse ni de lejos de un álbum de meditación para cuarentonas de clase media, si es cierto que consiguen transportar al que escucha Tri a un estado de profunda relajación y buen rollo, e incluso te sacarán una plácida sonrisa. Es difícil de explicar, pero todo está milimetricamente clavado en la música de estos tíos, y aunque estoy seguro que gran parte de la misma ha nacido fruto de la improvisación más libre, de algún modo estos alemanes se las han apañado para rozar la perfección más absoluta. Eso sí, que nadie se asuste, porque a pesar de todo lo expuesto, el eje central sobre el que se erige el sonido de My Sleeping Karma son las seis cuerdas. Una guitarra que es capaz de crear texturas infinitas, melodías luminosas y radiantes, y que es seducida por unos teclados preciosos y una sección rítmica, en especial el bajo, de un talento exhuberante. De tan espiritual unión nace un sonido único en la escena, y que sin revolucionar nada si que consigue desmarcarse con asombrosa facilidad de todos sus coetáneos. No todo va a ser música que se mueve en espirales en un crescendo previsible, y durante gran parte del metraje del álbum, My Sleeping Karma se salen de esa ley no escrita dentro del post-rock para cubrirse con el multicolor manto de la psicodelia, del space-rock, y transportarte directamente a mundos extraños pero sin duda mucho más bellos que el nuestro. Si te molan Astra, prueba con ellos. Si te flipan Russian Circles, prueba con ellos. Si concibes la música como mucho más que sonido, si crees que un álbum debe vivirse además de escucharse, prueba con ellos. No te defraudarán.
Enorme. En estos momentos ando con toda su discografía y es alucinante. Una de las sorpresas más gratas que he tenido en muchísimo tiempo. Grupazo y discazo.
Nota: 9/10
2 comentarios:
Uff, primera escucha y como me esta molando!!!Gracias, siempre me sorprendes gratamente con tus discos
Increíble es poco. Las pequeñas partes de Stoner y Space Rock que tiene el disco lo hace variable, pero ya de por sí es cojonudo. Gran descubrimiento.
Saludos.
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