Ecos de una ciudad sumergida.

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miércoles, 24 de agosto de 2011

BATILLUS - Furnace (2011)



Tal como avisé, continuamos con ese tacto rectal a lo mejor que las entrañas de 2011 están evacuando generosamente. Aunque en terrenos como el black metal no está siendo muy prolífico, otros géneros están viviendo una hiperactividad y calidad en sus lanzamientos realmente sobrecogedora. Uno de ellos es el doom/sludge, estilo que comienza a preocupar por el nivel de saturación y clonicidad de sus bandas, pero que aún así nos sigue regalando discos de muchísima valía, y que a pesar de lo marcado de su ADN todavía es capaz de sorprendernos con lanzamientos muy personales. Batillus es un joven cuarteto neoyorquino formado en 2008. Originalmente un trío, sus primeros pasos transitaban por los terrenos del doom instrumental de fuertes influencias sludge, que quedaron plasmadas en las dos demos que lanzaron en 2009, recopiladas actualmente con el nombre de EP2. Un año después vio la luz el fantástico split junto a Hallowed Butchery, en el que incorporan al vocalista Fade Kainer (Inswarm, Jarboe, Man's Gin). Todo un acierto, pues la impresionante voz de Kainer era el complemento perfecto para la mastodóntica muralla de sonido que levantaba la sección instrumental, compuesta por el guitarrista Greg Peterson, el batería Geoff Summers y el bajista Will Stabenau. Recomiendo encarecidamente su escucha, pues la dupla que hacen con el proyecto de Ryan Scott Fairfeld es de un nivel superlativo. Tal fue el impacto que estos tíos tuvieron en la abigarrada escena neoyorquina, que el mismísimo Sandford Parker (líder de Minsk y productor de bandas como Pelican, Dark Castle, Nachtmystium o YOB) accedió a producirles su disco de debut.


Furnace hace mucho más que confirmar la excelencia mostrada en anteriores composiciones, suponiendo un tremendo paso adelante a muchos niveles. El primero es la completa compenetración que ahora hay entre la parte instrumental y la vocal, siendo una pasada asistir a esa competición de intensidades que se da entre Kainer y los ciclópeos riffs de Greg Peterson. Por otro lado tenemos unas composiciones muchísimo más maduras y complejas, con numerosos matices que se cuelan entre los resquicios de ese bloque de cemento sónico que es la base sobre la que opera el cuarteto. Es un álbum que escupe oscuridad en todas las direcciones, con la intensidad y la rabia como vehículos transmisores de todo ese mal rollo. Sin embargo, nos equivocaríamos etiquetando a Batillus como una banda de sludge/doom al uso, pues a esas toneladas de furia abrasiva los neoyorquinos le añaden toda una serie de transiciones de calma tensa e incluso de sorprendentes melodías que hacen de Furnace una joya de numerosas tonalidades y brillos. La inicial ...And The World Is A Night To Them es un gran ejemplo de esto. Casi nueve minutos donde se condensan todas las virtudes del álbum. Brutalidad, atmósferas que basculen entre lo opresivo y la belleza, e incluso unas progresiones que recuerdan muy mucho a los todopoderosos Neurosis. A pesar de unos riffs de omnipresente presencia y masividad tectónica, Furnace se acerca (siempre desde su propia óptica) por momentos al black-metal, más por las sensaciones hirientes que transmite que por una clara similitud sonora, lo que acrecenta el halo de oscuridad del conjunto. Aunque el doom y el sludge no son los más variados ni versátiles géneros del planeta, Batillus se las ingenian para que los 44 minutos de Furnace mantengan en todo momento el interés del oyente, gracias a una alquimia en la que entran en juego diversos compuestos mezclados con unas medidas exactas. De ahí que cortes infinitos e intrincados como ese inicial o la final Mautaam (cuyo nombre hace referencia a un peculiar y desastroso ciclo biológico de la India) convivan con misiles tierra-aire como la contundente Deadweight, otro de los puntos álgidos del disco y que cuenta con un riff hecho para triturar cervicales. La producción de Sandford Parker, para variar, es excelente y se ajusta como un guante a las necesidades de un disco de este calibre. Todo suena claro a la par que gordo y contundente, siendo la guinda a un pastel amargo pero tremendamente adictivo. En líneas generales estamos ante un disco sobresaliente, rebosante de talento, a cargo de una banda que sorprende por un nivel más acorde con los grandes del género que con unos recién llegados a la fiesta. No quiero terminar sin alabar la actitud de una banda que no teme en ofrecer sus trabajos en libre descarga, sabia decisión teniendo en cuenta que como en todo, lo que decide la compra o no de un álbum es su contenido y no tal o cual política de marketing. Al menos en el underground. Chapeau por ellos.


Uno de los debuts del año, además de la irrupción de Batillus como una de las grandes promesas de futuro del metal estadounidense. Porque no todo está dicho en el sludge/doom, y Furnace es una  prueba de ello.

NOTA: 9,25/10


4 comentarios:

Soulkiller dijo...

A primera escucha me ha gustado, los dos primeros temas me han recordado en feeling a Samothrace, ya luego se blackeriza bastante su sonido, pero sin dejar de ser bueno.

Bastante interesante, sin duda, aunque en este panorama lo veo desbancado por el debut en larga duración de Seidr, una maravilla sonora.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Estoy escuchando la demo de Seidr y la verdad, suena francamente bien. Gracias por la recomendación, Soulkiller.

Cthulhu dijo...

Mmmm... a Seidr no les veo yo en la misma categoría que Batillus, la verdad. Seidr tira más hacia el atmosférico, y tiene muchas influencias del universo post.Batillus, ante todo, destilan mala hostia, estando más cerca del sludge. Respecto a los primeros, me gusta que no se casan con nadie y no tienen miedo a aventurarse, pero me parece que al álbum le sobran temas y muchos minutos, se me hace muy cuesta arriba zampármelo entero. Aún así, si el proyecto sigue adelante estoy seguro que se cascarán un discazo tarde o temprano.

Soulkiller dijo...

Ya, me refiero al ámbito del Doom más pesado, está claro que ambos grupos son el día y la noche. Respecto al disco, lo cierto es que me cautivó a primera escucha de arriba a abajo, sobre todo el primer tema. Escuchar ese toque ritualista folclórico es único, te mete de lleno en su atmósfera. Pero vamos, lo que se suele decir: p'a gustos...

Un saludo.