Buf, tras una semanita de intensas emociones y juergas descontroladas, vuelvo por estos lares con muchas ganas y unos añitos menos de vida. Y lo hago con el noveno álbum de estudio de Brant Bjork. Toda la semana he estado escuchando este God & Goddesses sin parar, y reconozco que me ha tenido enganchado como un tonto. O no tan tonto, porque es todo un ejemplo de lo que un disco de rock debe ser. Enumerar la lista de méritos de este hombre es complicado por su extensión: batería y compositor de los padres del stoner rock, Kyuss; compositor del álbum de debut (No One Rides For Free) de otros clásicos de la escena, Fu Manchu (uniéndose a ellos en 2002 como miembro oficial y grabando cinco discos más), además de colaborador en los Mondo Generator de Nick Oliveri y las Desert Sessions de Josh Homme. También ha prestado sus servicios a Melissa Auf der Maur y los Smashing Pumpkins. Con menos "glamour" y portadas dedicadas que Josh Homme, yo siempre he creido que el talento compositivo de Brant Bjork es muy superior al del pelirrojo más famoso del rock actual, y que álbumes como Jalamanta son capaces de patearle el culo a cualquier lanzamiento de los Queens Of The Stone Age. En cualquier caso, nuestro californiano de inmortal cinta al pelo siempre ha sido fiel a su amor por el rock más añejo y psicodélico, y para regocijo de sus fans siempre ha hecho alarde de una prolífica capacidad creativa.
God & Goddesses es probablemente el disco más inmediato y simple que jamás haya grabado Brant Bjork. 8 temas ventilados en poco más de media hora, y que se cimentan principalmente sobre un rock desprovisto de artificios y con el groove característico de Brant Bjork, que tan grandes han hecho a Fu Manchu o incluso a Kyuss. La psicodelia de albumes anteriores se encuentra aquí mucho más mitigada, y como mucho aparece en segundo plano, matizando el sonido general, caso de cortes como Little World, donde el sonido expansivo y unos solos maravillosos de guitarra son los auténticos dueños de la situación, pariendo uno de los temas más evocadores de su carrera. Para apoyar este nuevo rumbo, Brant Bjork se ha rodeado en una nueva banda de acompañamiento (en sustitución de la habitual hasta ahora, The Bros.) , compuesta por el guitarrista Brandon Henderson, el batería Giampaolo Farnedi y el bajista Billy Cordell, miembro de los indispensables Yawning Man. Todo el álbum nos traslada reminiscencias a los clásicos, principalmente Led Zeppelin y Black Sabbath, pero con el fantasma de Hendrix siempre presente, como lo constatan esos maravillosos solos en Porto o Blowing Up Shop. También hay lugar para el recuerdo del sonido Detroit de los años 70, el de bandas como The Stooges o MC5 en las iniciales Dirty Bird y The Future Rock (We Got It), esta última un auténtico temazo para mover todo el cuerpo con una enorme sonrisa en la cara. Vocalmente Brant Bjork nos recuerda más que nunca al gran Phil Lynett de Thin Lizzy, algo que es más que evidente tras escuchar Radio Mecca o Good Time Bonnie, aunque con ese toque de actitud punk que Bjork transmite en todas sus composiciones. Pero probablemente lo mejor del disco llega con su última canción, ese blues psicodélico llamado Somewhere Some Woman, donde el trabajo de la sección rítmica roza la excelencia, creando una cadencia sonora realmente hipnótica a través de la cual los lamentos de la guitarra y de la propia voz de Brant Bjork nos transportan a un mundo de melancolía realmente bello. Por último hay que comentar que otra de las novedades con este God & Goddesses es la participación por primera vez de un productor ajeno al propio Brant Bjork, Ethan Allen. El resultado es un sonido mucho más limpio, profesional, y que dota a los temas de una claridad y contundencia que vienen como anillo al dedo a la inmediatez que el norteamericano exhibe en esta su última creación.
Un disco de rock excelente, entre los mejores de su carrera. Una constatación de que el buen rock no entiende de edad mientras se encuentre en manos de talentos como el de Brant Bjork.
God & Goddesses es probablemente el disco más inmediato y simple que jamás haya grabado Brant Bjork. 8 temas ventilados en poco más de media hora, y que se cimentan principalmente sobre un rock desprovisto de artificios y con el groove característico de Brant Bjork, que tan grandes han hecho a Fu Manchu o incluso a Kyuss. La psicodelia de albumes anteriores se encuentra aquí mucho más mitigada, y como mucho aparece en segundo plano, matizando el sonido general, caso de cortes como Little World, donde el sonido expansivo y unos solos maravillosos de guitarra son los auténticos dueños de la situación, pariendo uno de los temas más evocadores de su carrera. Para apoyar este nuevo rumbo, Brant Bjork se ha rodeado en una nueva banda de acompañamiento (en sustitución de la habitual hasta ahora, The Bros.) , compuesta por el guitarrista Brandon Henderson, el batería Giampaolo Farnedi y el bajista Billy Cordell, miembro de los indispensables Yawning Man. Todo el álbum nos traslada reminiscencias a los clásicos, principalmente Led Zeppelin y Black Sabbath, pero con el fantasma de Hendrix siempre presente, como lo constatan esos maravillosos solos en Porto o Blowing Up Shop. También hay lugar para el recuerdo del sonido Detroit de los años 70, el de bandas como The Stooges o MC5 en las iniciales Dirty Bird y The Future Rock (We Got It), esta última un auténtico temazo para mover todo el cuerpo con una enorme sonrisa en la cara. Vocalmente Brant Bjork nos recuerda más que nunca al gran Phil Lynett de Thin Lizzy, algo que es más que evidente tras escuchar Radio Mecca o Good Time Bonnie, aunque con ese toque de actitud punk que Bjork transmite en todas sus composiciones. Pero probablemente lo mejor del disco llega con su última canción, ese blues psicodélico llamado Somewhere Some Woman, donde el trabajo de la sección rítmica roza la excelencia, creando una cadencia sonora realmente hipnótica a través de la cual los lamentos de la guitarra y de la propia voz de Brant Bjork nos transportan a un mundo de melancolía realmente bello. Por último hay que comentar que otra de las novedades con este God & Goddesses es la participación por primera vez de un productor ajeno al propio Brant Bjork, Ethan Allen. El resultado es un sonido mucho más limpio, profesional, y que dota a los temas de una claridad y contundencia que vienen como anillo al dedo a la inmediatez que el norteamericano exhibe en esta su última creación.
Un disco de rock excelente, entre los mejores de su carrera. Una constatación de que el buen rock no entiende de edad mientras se encuentre en manos de talentos como el de Brant Bjork.
Nota: 8,75/10
1 comentario:
me lo bajé hace un tiempo y estoy pendiente de dale alguna escucha
a ver si hoy le presto algo de atención y ya te cuento
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