Bueno, pues tras hacer un brevísimo repaso al doom de la década pasada a través de tres discos que considero de importancia vital para comprenderlo en su mayor esplendor, seguía teniendo una duda en mi cabeza. Esta era si incluir o no el disco de reunión de Candlemass con Messiah Marcolin en 2005. Es un discazo tremendo, en el que la banda volvía a demostrar que inspirados y en forma, eran simplemente imbatibles. Pero a su vez me hubiera quedado insatisfecho comentando un álbum que es sólo la punta del iceberg de una de las discografías más intachables de la historia del metal. Así que al final, harto de tanta duda estéril, he decidido hacer un pequeño esfuerzo colgando la que considero es la discografía esencial de la banda. Quede claro que esta es una elección subjetiva, pero creo que nadie rebatirá mi decisión de incluir en ella sus cuatro primeros álbumes, porque en ese caso merecería que su alma fuera desgarrada por demonios espacio-dimensionales mientras su cuerpo es sodomizado por convictos sudorosos de dos metros con nombres como Bubba. Así de grande merecería ser castigado por dudar que esos álbumes son simplemente perfectos, intachables. Junto a ellos, incluyo la ya citada reunión con Marcolin en 2005. Y lo hago porque creo que con ese álbum se cierra el ciclo con él (aunque en este mundillo de la música nunca se sabe), y lo hace de manera magistral. Que conste que los dos últimos lanzamientos de la banda junto a Robert Lowe (ex-Solitude Aeturnus) me encantan, y su Death Magic Doom del año pasado roza la excelencia en mi humilde opinión. Pero haciendo un símil con el baloncesto, Candlemass serían como unos Celtics, en los que por mucho que uno disfrute con su actual alineación en la que brillan Pierce, Allen y Garnett, nada puede igualar a aquel plantel dirigido por el todopoderoso Larry Bird y que marcó un hito en el baloncesto mundial.
Tras esa comparación que a muchos les parecerá una marcianada, continúo una aseveración aún mayor, más centrada musicalmente, pero que a muchos más les parecerá una herejía (a otros estoy seguro que no) y que sin embargo considero esencial para que los que lean esto entiendan mi amor por la banda sueca y por dónde van mis coordenadas musicales. Hablo de mi firme creencia en que Candlemass es una banda muy superior a Black Sabbath. Ya está dicho, y estoy preparado para los golpes que puedan caerme con el cuchillo entre los dientes y agazapado en mi trinchera cargada de argumentos. Nunca negaré, ni siquiera me atrevería a ello, el papel fundamental que los ingleses han tenido en el nacimiento y devenir del metal como generador de un patrón de desarrollar unos riffs que se han convertido en santo y seña del estilo musical más grandioso que ha dado la humanidad. Su papel fue tan importante que no me sonrojo si digo que no creo que haya habido otra banda con mayor influencia que Black Sabbath en la música moderna. Hasta ahí, todos de acuerdo. Pero si olvidamos todo eso (sé que a veces es difícil), y nos centramos en lo estrictamente musical, creo que Candlemass es todo lo que Black Sabbath no pudo llegar a ser, con todas sus cualidades pulidas y mejoradas y sin ninguno de sus defectos. La contundencia de los riffs, su trotar lento y machacón y una épica capaz de derribar montañas les emparentaban con los Sabbath inequivocamente, pero en ese último aspecto es donde Candlemass ganaba por goleada. La manera en que los suecos se lanzan al galope y la inclusión de esos solos melódicos sencillos pero pletóricos eran cosas de las que adolecían los heraldos de Iommi. Y no hablemos del aspecto vocal. Ozzy, pese a todo el cariño que le tengo, no sirve ni para limpiarle los zapatos a Marcolin en cuestión de potencia vocal, interpretación ni en la belleza de sus letras. La teatralidad de la que siempre ha gustado Ozzy está aumentada por mil en Messiah Marcolin, que además podía (y puede) alardear de uno de los chorros de voz más grandiosos que se han puesto al servicio del metal. Pese a ello, el primer y profético álbum de Candlemass (que dio nombre al género), Epicus Doomicus Metallicus (1986), no contaba con la presencia del orondo cantante, ocupándose Johan Lanquist del aspecto vocal, y aunque no alcanzaba la grandiosidad de aquel, hay que decir que cumplió con creces la tarea, y puede sentirse orgulloso de haber formado parte de un disco vital en la historia del doom y el metal en general. Pocos comienzos he escuchado en mi vida tan arrebatadores como el de ese álbum con la acojonante Solitude. En un disco tremendamente oscuro y pesimista, brillan con luz propia esas terribles estrofas: "Hate is my only friend, Pain is my father" y que continuan con "Please, let me die in solitude". Demon's Gate o A Sorcerer's Pledge eran temazos también inmensos que constataban desde un primer momento que aquel disco había nacido para crear historia. A él le siguió Nightsfall, el primer álbum con Marcolin entre sus filas, y para muchos el mejor álbum de la banda. El comienzo, como es habitual en la banda, es para caerse de espaldas, porque esa andanada compuesta por Gothic Stone y Well Of Souls es simplemente apoteósica. Si a la grandeza de esos poderosos riffs ya conocidos se le suma la voz inabarcable de Marcolin, el resultado es incontestable. Decir que pese a la fama que siempre ha rodeado a Messiah, y que ha tendido a eclipsar siempre al resto de la banda, el verdadero motor de Candlemass ha sido, es y será el bajista Leif Edling, que además de su pericia como instrumentista, fundamental para comprender la profundidad del sonido de los suecos, su principal mérito es el de ser el principal compositor de todos los temas que la banda ha parido. Desde aquí el reconocimiento infinito a uno de los músicos más infravalorados de la historia. Siguiendo con el álbum, nos encontramos ante un disco sencillamente perfecto, genial, como pocos existen. Enumerar sus pepinazos es como hacerlo con la alineación de campanillas de los Bulls de Jordan. At The Gallows End, Codex Gigas, Bewitched... Y otra paso más en la senda gloriosa de la banda. Ancient Dreams fue el tercer asalto con el que Candlemass conmocionaron el mundo metálico. Leif Edling sigue sin estar contento con ese álbum a dia de hoy, que se vio envuelto en numerosos problemas, pero para los oyentes, mucho más imparciales que el padre de la criatura, se trata de otro de los discos indispensables de Candlemass, e incluso muchos de nosotros creemos que se trata del mejor de su discografía. Es sin lugar a dudas el más heavy y duro de sus cuatro primeros álbumes, y probablemente el más variado (dentro de lo que es el mundo de Candlemass). Los solos están increíblemente trabajados, influenciado en parte por el reinado que el heavy metal ostentaba en aquellos tiempos, ya que no olvidemos que Ancient Dreams data de 1988. Como si de su Painkiller particular se tratase, no había aquí los temas tan demoledores del Epicus ni de Nightfall, pero sí joyas inmortales del calibre de Mirror, Mirror, Bearer Of Pain o esa acojonante Bells Of Acheron. Los elementos intrínsecos a la banda se habían pulido prácticamente, y tanto sus riffs como sus ambientes oscuros y teatrales y sus temáticas cuasi powermetaleras gozaban de un brillo único y personal en toda la escena. Un año después apareció su última gran obra, Tales Of Creation. Excelente continuación de Ancient Dreams, aquí nos encontramos con un álbum más veloz de lo habitual en los suecos, pero igualmente heavy y épico, y con un Messiah Marcolin en la plenitud de sus cualidades vocales, como constata ese comienzo al galope con la genial Dark Reflections. Leif Edling se muestra en estado de gracia, y aquí factura algunas de sus mejores canciones, como The Edge Of Heaven o A Tale Of Creation. Tras éste álbum, y de lleno en la gira mundial que la banda ofrecía en 1991, Marcolin decide abandonar la banda. Candlemass entró en una fase difícil, y aunque el talento de Edling seguía allí, parecía que sin Marcolin como referente vocal el rumbo andaba algo perdido, pese al buen trabajo que Thomas Vikstrom realizó en el notable Chapter VI de 1992. Luego llegaron discos mediocres como Dactylis Glomerata(1998) o From The 13th Sun (1999), tras el que servidor les dio por perdidos (ay, hombre de poca fe que soy...). Sin embargo, cual fue mi sorpresa, ya mediada la primera década de siglo, cuando leí que Marcolin regresaba y con él un nuevo lanzamiento de la banda. A pesar de mis reticencias y dudas, tuve que rendirme ante la primera escucha de Candlemass (2005). Cabrones, lo habían vuelto a hacer. Sonaban muchísimo más duros que antaño, algo normal teniendo en cuenta la época, pero la esencia del grupo estaba ahí. De nuevo un comienzo bestial con Black Dwarf, probablemente el tema más duro y heavy que hayan grabado nunca, y Seven Silver Keys y Assasin Of The Light ahondaban en esta línea. Para los nostálgicos, nos regalaban una Copernicus que tenía un sabor deliciosamente añejo. Al poco Marcolin volvió a dejar la banda, pero dejando tras él uno de los mejores discos del año y otra muesca más en una discografía insuperable.
Tras esa comparación que a muchos les parecerá una marcianada, continúo una aseveración aún mayor, más centrada musicalmente, pero que a muchos más les parecerá una herejía (a otros estoy seguro que no) y que sin embargo considero esencial para que los que lean esto entiendan mi amor por la banda sueca y por dónde van mis coordenadas musicales. Hablo de mi firme creencia en que Candlemass es una banda muy superior a Black Sabbath. Ya está dicho, y estoy preparado para los golpes que puedan caerme con el cuchillo entre los dientes y agazapado en mi trinchera cargada de argumentos. Nunca negaré, ni siquiera me atrevería a ello, el papel fundamental que los ingleses han tenido en el nacimiento y devenir del metal como generador de un patrón de desarrollar unos riffs que se han convertido en santo y seña del estilo musical más grandioso que ha dado la humanidad. Su papel fue tan importante que no me sonrojo si digo que no creo que haya habido otra banda con mayor influencia que Black Sabbath en la música moderna. Hasta ahí, todos de acuerdo. Pero si olvidamos todo eso (sé que a veces es difícil), y nos centramos en lo estrictamente musical, creo que Candlemass es todo lo que Black Sabbath no pudo llegar a ser, con todas sus cualidades pulidas y mejoradas y sin ninguno de sus defectos. La contundencia de los riffs, su trotar lento y machacón y una épica capaz de derribar montañas les emparentaban con los Sabbath inequivocamente, pero en ese último aspecto es donde Candlemass ganaba por goleada. La manera en que los suecos se lanzan al galope y la inclusión de esos solos melódicos sencillos pero pletóricos eran cosas de las que adolecían los heraldos de Iommi. Y no hablemos del aspecto vocal. Ozzy, pese a todo el cariño que le tengo, no sirve ni para limpiarle los zapatos a Marcolin en cuestión de potencia vocal, interpretación ni en la belleza de sus letras. La teatralidad de la que siempre ha gustado Ozzy está aumentada por mil en Messiah Marcolin, que además podía (y puede) alardear de uno de los chorros de voz más grandiosos que se han puesto al servicio del metal. Pese a ello, el primer y profético álbum de Candlemass (que dio nombre al género), Epicus Doomicus Metallicus (1986), no contaba con la presencia del orondo cantante, ocupándose Johan Lanquist del aspecto vocal, y aunque no alcanzaba la grandiosidad de aquel, hay que decir que cumplió con creces la tarea, y puede sentirse orgulloso de haber formado parte de un disco vital en la historia del doom y el metal en general. Pocos comienzos he escuchado en mi vida tan arrebatadores como el de ese álbum con la acojonante Solitude. En un disco tremendamente oscuro y pesimista, brillan con luz propia esas terribles estrofas: "Hate is my only friend, Pain is my father" y que continuan con "Please, let me die in solitude". Demon's Gate o A Sorcerer's Pledge eran temazos también inmensos que constataban desde un primer momento que aquel disco había nacido para crear historia. A él le siguió Nightsfall, el primer álbum con Marcolin entre sus filas, y para muchos el mejor álbum de la banda. El comienzo, como es habitual en la banda, es para caerse de espaldas, porque esa andanada compuesta por Gothic Stone y Well Of Souls es simplemente apoteósica. Si a la grandeza de esos poderosos riffs ya conocidos se le suma la voz inabarcable de Marcolin, el resultado es incontestable. Decir que pese a la fama que siempre ha rodeado a Messiah, y que ha tendido a eclipsar siempre al resto de la banda, el verdadero motor de Candlemass ha sido, es y será el bajista Leif Edling, que además de su pericia como instrumentista, fundamental para comprender la profundidad del sonido de los suecos, su principal mérito es el de ser el principal compositor de todos los temas que la banda ha parido. Desde aquí el reconocimiento infinito a uno de los músicos más infravalorados de la historia. Siguiendo con el álbum, nos encontramos ante un disco sencillamente perfecto, genial, como pocos existen. Enumerar sus pepinazos es como hacerlo con la alineación de campanillas de los Bulls de Jordan. At The Gallows End, Codex Gigas, Bewitched... Y otra paso más en la senda gloriosa de la banda. Ancient Dreams fue el tercer asalto con el que Candlemass conmocionaron el mundo metálico. Leif Edling sigue sin estar contento con ese álbum a dia de hoy, que se vio envuelto en numerosos problemas, pero para los oyentes, mucho más imparciales que el padre de la criatura, se trata de otro de los discos indispensables de Candlemass, e incluso muchos de nosotros creemos que se trata del mejor de su discografía. Es sin lugar a dudas el más heavy y duro de sus cuatro primeros álbumes, y probablemente el más variado (dentro de lo que es el mundo de Candlemass). Los solos están increíblemente trabajados, influenciado en parte por el reinado que el heavy metal ostentaba en aquellos tiempos, ya que no olvidemos que Ancient Dreams data de 1988. Como si de su Painkiller particular se tratase, no había aquí los temas tan demoledores del Epicus ni de Nightfall, pero sí joyas inmortales del calibre de Mirror, Mirror, Bearer Of Pain o esa acojonante Bells Of Acheron. Los elementos intrínsecos a la banda se habían pulido prácticamente, y tanto sus riffs como sus ambientes oscuros y teatrales y sus temáticas cuasi powermetaleras gozaban de un brillo único y personal en toda la escena. Un año después apareció su última gran obra, Tales Of Creation. Excelente continuación de Ancient Dreams, aquí nos encontramos con un álbum más veloz de lo habitual en los suecos, pero igualmente heavy y épico, y con un Messiah Marcolin en la plenitud de sus cualidades vocales, como constata ese comienzo al galope con la genial Dark Reflections. Leif Edling se muestra en estado de gracia, y aquí factura algunas de sus mejores canciones, como The Edge Of Heaven o A Tale Of Creation. Tras éste álbum, y de lleno en la gira mundial que la banda ofrecía en 1991, Marcolin decide abandonar la banda. Candlemass entró en una fase difícil, y aunque el talento de Edling seguía allí, parecía que sin Marcolin como referente vocal el rumbo andaba algo perdido, pese al buen trabajo que Thomas Vikstrom realizó en el notable Chapter VI de 1992. Luego llegaron discos mediocres como Dactylis Glomerata(1998) o From The 13th Sun (1999), tras el que servidor les dio por perdidos (ay, hombre de poca fe que soy...). Sin embargo, cual fue mi sorpresa, ya mediada la primera década de siglo, cuando leí que Marcolin regresaba y con él un nuevo lanzamiento de la banda. A pesar de mis reticencias y dudas, tuve que rendirme ante la primera escucha de Candlemass (2005). Cabrones, lo habían vuelto a hacer. Sonaban muchísimo más duros que antaño, algo normal teniendo en cuenta la época, pero la esencia del grupo estaba ahí. De nuevo un comienzo bestial con Black Dwarf, probablemente el tema más duro y heavy que hayan grabado nunca, y Seven Silver Keys y Assasin Of The Light ahondaban en esta línea. Para los nostálgicos, nos regalaban una Copernicus que tenía un sabor deliciosamente añejo. Al poco Marcolin volvió a dejar la banda, pero dejando tras él uno de los mejores discos del año y otra muesca más en una discografía insuperable.
CANDLEMASS - Epicus Doomicus Metallicus
Nota: 9,5/10
CANDLEMASS - Nightfall
Nota: Puto Clásico
CANDLEMASS - Ancient Dreams
Nota: Otro Puto Clásico
CANDLEMASS - Tales Of Creation
Nota: ¿Tengo que repetirlo?
CANDLEMASS - Candlemass
Nota: 9/10
Nota: 9,5/10
CANDLEMASS - Nightfall
Nota: Puto Clásico
CANDLEMASS - Ancient Dreams
Nota: Otro Puto Clásico
CANDLEMASS - Tales Of Creation
Nota: ¿Tengo que repetirlo?
CANDLEMASS - Candlemass
Nota: 9/10
8 comentarios:
voy bajando ya que los Candlemass son unos grandes desconocidos para mi. reconozco que lo poco que he escuchado ha sido de sus ultimos trabajos (death magic boom, y algún Ep) y no me terminaron de enganchar y por lo que veo, es para tomarselo con calma (tanto el post como su musica) porque hay mucha chicha para saborear.
tio muchas gracias por ofrecer esta cantidad de calidad musical, un saludete!
Pedazo de post que te has marcado colega, muy grande. Poco más que añadir, sus obras maestras son incontestables, aunque me gustaría comentar un par de asuntos.
Sobre la polémica "Black Sabbath", entiendo lo que comentas, y probablemente tengas razón, Candlemass han llegado más lejos estirando ese sonido "sabbathiano" hasta sus límites, pero está claro que sin ese precedente, Candlemass ni existirían. Sabbath fueron unos pioneros, y crearon un sonido que, sencillamente, no existía, y la historia de la música demuestra que casi nada se inventa, todo es un flujo continuo de influencias y rupturas. Creo que Black Sabbath nunca podrían haber llegado a las cotas de excelencia a las que han llegado Candlemass, pero por la sencilla razón de que fueron ellos quienes abrieron un camino inédito en el rock (¡hablamos de finales de los 60!), han servido de guía , y han sido otros los que lo han seguido, profundizado y perfeccionado.
Por último, insistir en que, aunque imagino que Marcolin siempre será el vocalista clásico de Candlemass, los dos discos que han grabado ya con Robert Lowe me parecen sublimes, en especial el King Of The Grey Island, casi a la altura de sus clásicos.
Saludos!
Como siempre de acuerdo con usted, Karba. Me alegro que me respalde en lo de Black Sabbath, que en mi entorno cada vez que lo suelto debo desenvainar mi machete roñoso y defenderme de huestes stoners que buscan mi yugular,jajajaj
Respecto a los actuales Candlemass, ya lo comentaba en el blog. Me parece que los dos álbumes con Robert Lowe son cojonudos. Y es que al vozarrón tremendo del señor, se une que el alma compositiva del grupo, Leif Edling, sigue en plena forma. Lo que pasa es que las obras clásicas son tremendas, y marcaron época. Pero descuide, que en una de estas le dedico una entrada a los Candlemass de Lowe,jejeje.
Gracias por los comentarios tan currados. Un saludo!
Hombre, está claro que los últimos discos con Robert Lowe no son los primeros (aunque en un futuro ciertamente lejano podremos llamarlos también clásicos), pero sin ir más lejos Death Magic Doom es una auténtica apisonadora. Se me pone la piel muerta al escuchar The Bleeding Baroness.
Gran propuesta la de subir la primera etapa de esta banda. No estaría mal que siguieras esta idea con otras bandas para un futuro, jeje.
Un saludo.
Si, alguna idea tengo de continuar con bandas legendarias pero de no mucha trascendencia mediática, en plan revindicativo,jeje A ver si saco tiempo y lo pongo en marcha.
Hola
Antes que nada decir que este es un excelente posteo.Muy bien hecho.
Comparto eso de que Candlemass es una banda muy poco valorada en lo que es el ecenario mundial de heavy metal.
Y es eso totalmente injusto,pues fueron siempre gigantes,editaron musica muy especial y (aunque algnos duden) original.
Acerca de si lo mejor de su discografia son los primeros albums,tengo que decir que si a medias.Los discos hechos con Marcolin son la gloria hecha musica,eso no se discute,pero tambien los de la era Lowe son tan imprecindibles como aquellos.Tengamos en cuenta que como bien se ha dicho aqui,el alma de Candlemass es Leif Edling,y este hombre compuso en todos los discos canciones grandiosas.Incluso fuera de Candlemass: Krux,Abstrack Algebra y su propio disco Songs Of Torment,Songs Of Joy.
Opino que quien cante las canciones es hasta casi irrelevante,son siempre de buenas para arriba.Ejemplo de esto es la cantidad de clasicos que tienen y lo bien distribuidos que estan en los discos.
Sobre la pequeña polemica con Black Sabbath: NO.
No son ni seran Candlemass ni por asomo mas grandes que Sabbath.Iommi invento cada una de las putas cosas que hiso flipar a Leif. Y fuera de la formacion con Ozzy (tan cuestionado aqui) edito otras obras maestras incluso de un calibre muy superior: Heaven & Hell,Mob Rules y Dehumanizer con el eterno Ronnie Dio;Born Again con Ian Gillan; Seven Star con (todos de pie) Glenn Hughes;Eternal Idol y Tyr con Tony Martin. Si podemos decir que Leif Edling entendio el sonido de Doom Epico inventado por Iommi y lo llevo a un nuevo nivel.Pero Black Sabbath tiene muchos mas meritos que inventar un estilo: Black Sabbath invento todo un genero! Y hay canciones suyas que definen estilos,y esto es tan cierto como que dos mas dos son cuatro.
Sin extenderme mas vayan mis saludos a todos los que han posteado aqui,hecho esto muy bien y con bonitas opinones.
Pero no olvidemos respetar a quien respeto merecen: A Black Sabbath, A Candlemass y los fans del Doom Metal de todo el mundo y de todos los tiempos.
P.D: Gran posteo el Agalloch
Martin.
Hola Martin! Gracias por el comentario tan currado, se agradecen mucho las opiniones bien argumentadas. Respecto a lo de Lowe o Marcolin, estoy de acuerdo en que ni uno ni otro son el alma de la banda, que siempre fue Leif. La etapa actual con Lowe me parece excelente, pero para mí nada supera esos cuatro primeros discos de Candlemass.
Respecto a lo de Black Sabbath, entiendo tus razones y comparto tu línea de argumentación, pero a mí personalmente Candlemass me atraen mucho más que las huestes de Iommi. Es algo subjetivo, como todos los gustos lo son, y siento si en la crítica parece como una sentencia inamovible o una verdad eterna, porque no era mi intención. Aunque sí lo era crear algo de polémica, que siempre es sana,jeje
Un saludo y gracias de nuevo!
Muchas gracias. Excelente crítica como siempre, muy bien elaborada. Es lo que sigue haciendo grande a este blog. Un saludo.
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