Da gusto encarar reseñas como la de hoy. Por un lado está el hecho de que me he llevado una enorme sorpresa con éste álbum y su artista, un completo desconocido para mí hasta hace muy poco. Por otro lado la alegría, llámenla chovinista si quieren, de descubrir otro talento más que se suma a la acojonante producción que este año ha salido de Euskal Herria: Horn Of The Rhino, The Soulbreaker Company, Aiumeen Basoa o este proyecto, 413, demuestran la buena forma en la que se encuentran los músicos vascos, así como sus ganas de tocar diferentes palos e incluso osar trascender los mismos para visitar paisajes sonoros nuevos. En esta última categoría entraría nuestro protagonista de hoy, David Pisabarro, que bajo el nombre de guerra de su proyecto da rienda suelta a unas inquietudes que aunque podríamos etiquetarlas dentro del post-metal, a nada que se agudiza el oido se descubre que van mucho más allá de tan manido género. David Pisabarro es un músico (aunque no le guste la etiqueta) y productor donostiarra que pese a su juventud ya cuenta con tres álbumes y una demo tras los controles: Cohen - Subconscious Mind (2010), Madeleine - Madeleine (2009) y Thee Brandy Hips - We Are Love (2009) / Demo 2 (2007). Como artista, y tras militar en diversas bandas de la capital gipuzkoana, decide tomar las riendas de su creatividad y poner en marcha el proyecto unipersonal 413, cuya primera presentación en sociedad es Reschith (2008), un trabajo de 5 temas que le vale importantes críticas en medios como Rockzone o Feiticeira. Por último, y no menos importante, hay que quitarse el sombrero ante la filosofía con la que David presenta su música. Porque señores, la edición física de Path To Hocma se puede conseguir GRATUITAMENTE, tan sólo con contactar con el autor a través de su web. Yo ya la tengo, y os puedo asegurar que tanto el formato como el artwork a cargo de Leyre Otermin son simplemente alucinantes. También se pone en la página un enlace para quien quiera colabore con el proyecto haciendo una donación vía Pay Pal. Chapeau por una visión que rompe tan radicalmente con lo establecido, que supone un auténtico esfuerzo y compromiso con la música por parte del autor y que, en definitiva, lucha por un arte libre y compartido, para que (como dice el filósofo francés Alain Badiou, al que se cita en el libreto de Path To Hocma) no acabemos convertidos en los más despiadados censores de nosotros mismos.
Centrándonos en su propuesta musical, Path To Hocma es uno de los discos más brillantes, transversales estilisticamente e imaginativos que recuerdo en la escena estatal. Osadía es otro de los adjetivos que se le podría poner, pero quedaría en agua de borrajas o en bochorno si no estuviera sustentado en un enorme trabajo lleno de talento e inventiva. Esto último lo comento porque David Pisabarro ha contado tan sólo con un bajo eléctrico y sus conocimientos en materia de sonoridades, prescindiendo de guitarras, amplis o estudios. Y joder, de verdad que sigo incrédulo ante ello, porque la riqueza de matices del álbum es apabullante, así como las vastas regiones por las que transita, que a muchos grupos "clásicos" les sería imposible alcanzar. Trazar similitudes claras o referencias se me antoja tremendamente complicado, ya que este tío alcanza tantos palos con sus largos tentáculos y los mezcla de tal manera, que no sería veraz el citar ninguna banda como faro-guía de su ADN musical. Por propuesta podríamos hablar de Neurosis, de su filosofía de deconstruir el metal y mutarlo, romper su hermético cascarón y hacerle ver mundo, y con ello forzarlo a un cambio que lo engrandezca. Pero es que 413 va más allá del post-metal, y aunque hay cortes que crecen en intensidad hasta explotar en catársis emocionales, el fluir de Path To Hocma también desemboca en bellos pasajes de teclados minimalistas, en introspectivos momentos acústicos e incluso en acercamientos al pop independiente. Y todo ello se desenrosca con una naturalidad y coherencia que hablan de un músico que pese a estar comenzando su andadura e imbuido de la mayor de las ansias exploratorias, ya cuenta con una huella propia y una forma que aunque cambia y varía de tonalidades, posee un núcleo de indestructible solidez creativa. Con pinceladas tan variadas como las de Mr.Bungle, Cult Of Luna, Morricone (esa The Rising Of The Real Man...), Mogwai o Refused, y sin miedo a incluir tonalidades propias del screamo o la electrónica, 413 consigue crear un mural sonoro de una riqueza gigantesca, en la que te perderás durante innumerables escuchas, todas ellas nuevas, diferentes. Para apoyar tan monumental trabajo, Path To Hocma cuenta con las colaboraciones vocales de gente de la escena donostiarra, como Urko Ezimendi (Krilin), Joseba Ruiz (Dazein) o Rubén Ramos (Cohen), que se suman al propio 413.
Poco más que añadir a una obra que va directa a la saca de Grandes Sorpresas del 2010. Yo me retiro a seguir tocando el cielo con temazos como The Brigit Mountains o la preciosa The Ophoist.
Nota: 8,75/10
4 comentarios:
Esto tiene muy buena pinta tron, para abajo echando hostias!!!
Merece la pena ponerse en contacto con el autor. Tiene una pinta cojonuda.
Saludos
Hola.
Menuda propuesta eh!,veremos (oiremos) y luego cometario.
Me pregunto si me enviaria una copia a Argentina.Yo gustoso envio algo a cambio.
Es interesante lo que se puede leer en la pagina de 413.
Otro selecto posteo,Well Done!
Martin.
Creo que no he leído una sola crítica que le hiciera ruborizarse tanto como esta.
Cómo me alegra saber que cada vez hay más gente que disfruta con su música.
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