Ecos de una ciudad sumergida.

Translator / traducteur / übersetzer / traduttore...

martes, 27 de diciembre de 2011

LA DISPUTE - Wildlife (2011)


He de reconocer que la primera vez que oí hablar de ese movimiento autodenominado The Wave mi primera reacción fue bastante negativa. Desde sus pintas de jóvenes flequilludos y modernetes a sus raíces screamo me inspiraban un desprecio visceral, orgánico, a un mundillo del que han trascendido más sus bandas mediocres y de temática adolescente que sus logros (que alguno habrá). Que encima reivindicaran el buen nombre del post-hardcore no ayudaba que digamos. Sin embargo, muchas han sido las veces que me he tenido que tragar esos prejuicios ante la luz de los hechos, y por eso decidí sacar tiempo para indagar en la propuesta de las bandas que integraban The Wave. Algunas de ellas no me desagradaron (Defeater), otras me decepcionaron (pensaba que Pianos Becomes The Teeth eran diferentes más allá de su ridículo nombre, pero me encontré a unos Envy en versión norteamericana), otras me dejaron dividido (la propuesta de Touché Amoré me gusta mucho pero sus letras me parecieron horribles) y una me ganó por goleada. Hablo de La Dispute, y aunque su primera referencia (Somewhere At The Bottom Of The River Between Vega And Altair, 2008) no me voló la cabeza, no puedo decir lo mismo de su segundo largo, Wildlife. Un álbum que el quinteto de Michigan no tuvo prisa por madurar (para los tiempos que corren) y que les coloca como uno de los grandes refrentes dentro de la nueva ola de post-hardcore.


Empezaré avisando que la propuesta de estos tíos no es para todo el mundo, e incluso muchos huirán despavoridos en cuanto Jordan Dreyer empiece a cantar las primeras estrofas del álbum, pero lo que no se puede decir es que La Dispute sea una banda que deje indeferente. Tampoco es Wildlife un trabajo que apele a análisis puramente objetivos o de cariz técnico, básicamente porque no se mueve por esos planos. Estamos ante un álbum que es alma pura y cuyo objetivo es alcanzar la del oyente, aunque sea a costa de dejarla vapuleada y rota. Vamos, que Wildlife nunca va a ser lo más pinchado en un cumpleaños o una boda. Una obra que sorprende desde un nacimiento pensado primero como una serie de relatos cortos a cargo de Jordan Dreyer y luego revestido del envoltorio musical perinente, y que te acaba cautivando por la calidad de los mismos y la forma en que los cabrones consiguen que empatices al extremo con sus historias de vidas rotas y desgracias. En el plano estrictamente musical La Dispute recoge lo mejor de tres generaciones del hardcore, obligándolo a trabajar dando forma a una propuesta muy personal, tanto que se escapa a su vez de toda forma de encorsetamiento estilístico. Encontramos aquí la inquietud e inconformismo infinitos del post-hardcore, las melodías de las grandes bandas emo de princios de los 90 y los arrebatos melodramáticos de los vocalistas screamo arrimando el hombro para hacer de Wildlife un álbum de una intensidad sobrecogedora. Generalmente no hablo de las letras de los discos que comento, pero es imposible comprender la grandeza de Wildlife sin leer las historias de Dreyer., interpretadas a medio camino entre el cantar "clásico" y el spoken word. Historias de un padre agredido brutalmente por su hijo esquizofrénico (Edward Benz, 27 Times), el dolor por el asesinato de un niño en un tiroteo (King Park) o la pérdida de un hijo a causa del cáncer (I See Everything) se combinan con otras de cariz más introspectivo (a Letter, a Poem, a Broken Jar), pero todas ellas compartiendo una calidad literaria soberbia y una fusión con la música tan perfecta que el resultado es poco menos que apabullante. Si no se te ponen los pelos de punta cuando Jordan Dreyer se desgañita cantando "Can I still get into heaven if i kill myself?" en Edward Benz, 27 Times es que no tienes sangre en el cuerpo. Y en el caso que no sepas inglés ni puedas acceder a una traducción de las letras, no te preocupes, porque cortes como The Most Beatiful Bitter Fruit o los anteriormente citados tienen un nivel acojonante en lo estrictamente musical y un despliegue vocal tan intenso que te volarán la cabeza aunque no sepas de qué dirección proceden los golpes. En total 14 temas que se sienten como una unidad cohesionada por el dolor y la desesperación que desgraciadamente atenaza las vidas de mucha gente en este puerco planeta, y que tienen esa escasa cualidad de desafiar los límites de la transmisión sonora para entrar en tromba por la vía emotiva. El sonido orgánico, grabado casi en directo y despreciando cualquier retoque posterior no hace sino aumentar esa sensación de que estás ante un disco muy especial, honesto y compuesto sólo para ti.


Wildlife supone un paso de gigante en la carrera de La Dispute, tanto que cualquier otra banda se podría dar por satisfecha con haber grabado algo de esa envergadura. El descenso a los infiernos más arrebatador y bello que pudieras haber soñado. Únicos.

NOTA: 9,5/10


1 comentario:

Soulkiller dijo...

Aunque me quedo con su anterior disco, éste también tiene su miga, sobre todo por las letras que son una auténtica oda a la depresión total, un grupo que al escucharlo da la sensación de que los tienes al lado tuyo contándote sus historias.

Los otros grupos que mencionas la verdad es que a mí me han acabado cautivando a la larga, es raro el día en que no me ponga algo de alguno de ellos. Será que me he vuelto un moñas, jajajaja.

Un saludo, buen hombre.