Muchos estamos contando con ansia los días que nos acercan al 30 de Octubre, fecha en la que verá la luz Honor Found In Decay (2012, Neurot Recordings), el esperadísimo décimo álbum de estudio de los todopoderosos Neurosis. Parece que el sexteto estadounidense se ha apiadado de nosotros y ha decidido colgar en streaming uno de los temas que estarán incluidos en el álbum. Su título es At The Well, y una vez escuchado sólo puedo decir que la espera se me hace aún más difícil. Malditos...
Puedes escuchar el tema a través de NPR Music. PINCHA AQUÍ.
Puedes escuchar el disco a través del Bandcamp de Rippers. PINCHA AQUÍ.
Puedes escuchar el disco también a través del Soundcloud de BCore. PINCHA AQUÍ.
Cambiamos de tercio musical para abordar el nuevo trabajo de los catalanes Rippers, en mi opinión la mejor banda de punk rock del panorama estatal. Tras 17 años de carrera, 5 largos (y un split junto a Turbonegro) y con el respaldo de un directo demoledor, los de l’Arboç son sinónimo de calidad, actitud y una evolución hacia el lado oscuro y amargo de la fuerza que les ha llevado a habitar un Universo regido únicamente por sus propias leyes. Tres años después del maravilloso Seeds Of The New Dawn (2009, Autoproducido) e invocar esa genial criatura que fue Püdor Crónica, las huestes capitaneadas por los hermanos Teichenné regresan con estreno, tanto de sello discográfico (BCore) como de batería (Marc Morell).
Fire Tractaät nos muestra a unos Rippers destilando su propia esencia, el resultado de enroscarse sobre sí mismos y buscar las respuestas en las propias entrañas. Sin sorpresas pero anonadando por una excelencia compositiva de la que nunca se han bajado, el cuarteto vuelve a la carga con un punk oscuro y de melodías hirientes en cuyo interior late una energía rockera pero desprovista de toda inclinación al jolgorio o la fiesta. Desde la maravillosa portada de William Blake a las 10 puñaladas en que se estructura el vinilo, Fire Tractaät se erige como la obra más completa de los catalanes hasta la fecha, y por lo tanto su criatura más dañina. Estéril sería el trabajo de situarlos en el mapa señalando países colindantes, pues aunque podríamos hablar de los seminales Wipers (y el universo de Greg Sage en general), de la mala hostia de Zeke, la energía de Turbonegro o la pegada malsana de los Melvins, los Rippers hace tiempo que dibujaron una cartografía propia. La negrura en que han sumergido su propuesta desde el ya clásico No Mort (2001, Autoproducido) brilla aquí con todo su malsano esplendor, comenzando por cortes directamente ganadores como la contundente y metálica Lover's Whirlwind o ese caramelo envenado en Lights, pero cuya excelencia continúa en orgías guitarreras como la de Unsheltered o con una Liz Weaver capaz de hacer mover los pies a un muerto. Marc Morell se estrena haciendo todo un alarde de músculo y vigor, el bajo de David Teichenné sigue sonando gordo como cabezas de enano, la labor guitarrera de Marc y Manuel es todo un clínic de cómo aunar pegada, melodías y mala baba, y la voz de lija de Marc Teichenné es la guinda perfecta a esta arma de destrucción masiva empapada de brea. El regreso a la autoproducción que dieron con Seeds Of The New Dawn (tras dos largos producidos por Santi García) les sigue sentando genial y es coherente con el espíritu de un disco que, como ningún otro, nos muestra la quintaesencia de una banda única en el panorama estatal.
Fire Tractaät es sin despeinarse uno de los grandes discos del año, y nos muestra a los Rippers más en forma que uno pueda imaginar. Cuando el punk rock se viste de luto y enarbola un machete roñoso. Juegan en otra liga.
Puedes escuchar el disco a través de la web 3voor12. PINCHA AQUÍ.
Con muchas expectativas se esperaba el segundo disco de los estadounidenses Eagle Twin tras su tremebundo debut The Unkindness Of Crows (2009, Southern Lord Records), un poderoso y plúmbeo ejercicio de sludge/doom que recibió los parabienes tanto de la crítica como del público adscritos al género. Tirando de su particular y oscura visión del mismo, el dúo de Utah compuesto por Tyler Smith (batería) y Gentry Densley (guitarra, voz) creó un disco conceptual en toda regla que narraba la batalla perdida de unos cuervos contra el mismísimo Sol, intercalando no pocas referencias a la Biblia y su mito de la creación. Un año después nos obsequiaron con un jugoso split junto a los británicos Pombagira (2010, Mordgrimm), así como diversas giras acompañando a bandas como Pelican, Tombs, Gaza o Sunn O))) y tocando en festivales de referencia como el Roadburn en 2010, el Super Sonic de ese mismo año o más recientemente en el The Power Of The Riff angelino. The Feather Tipped The Serpent's Scale (2012, Southern Lord) es no sólo el disco que viene a confirmar las enormes sensaciones de su debut, sino la constatación de que tenemos disfrute y banda para rato...
Y es que en líneas generales podemos hablar de que The Feather Tipped The Serpent's Scale es incluso mejor álbum que The Unkidness Of Crows, principalmente por unas composiciones mucho más focalizadas y maduras que nos muestran a una banda que ha descubierto exactamente lo que quiere. Con la seguridad y claridad de conceptos como base los de Utah han podido dejar a un lado esa experimentación iniciática de la que hacían gala para potenciar su personalísima amalgama de doom, sludge, stoner y rock progresivo tan identificable para el oído aguzado en estos parajes sonoros. A pesar de tocar géneros con diversos y evidentes lazos de unión, la manera en que Eagle Twin los atraviesan transversalmente es de lo más personal y efectiva, añadiendo por el camino una ambientación densa y oscura que es marca de la casa y que potencia esa sensación de sofocante trascendentalismo que ya vivimos en su debut. Siguiendo la narración de aquél, The Feather Tipped The Serpent's Scale nos habla de la caída a la Tierra de los cuervos carbonizados y convertidos ahora en serpientes negras, volviendo a hacer símiles bíblicos en lo tocante a la raíz del mal y la historia del primer asesinato acometido por Caín (según algunas tradiciones judías no era hermano de sangre de Abel y sí hijo de la mismísima serpiente que embaucó a Adán y Eva). Las densidades que Eagle Twin consiguen alcanzar en el álbum son asombrosas, mucho más teniendo en cuenta que nos encontramos ante un combo de batería-guitarra, lo que no es obstáculo para desplegar un trabajo cargado de sonoridades sinuosas y con no pocos matices serpenteando soterrados tras la muralla de sonido que le da cuerpo. Gran ejemplo de ello es la inicial The Ballad Of Job Cain (estructurada en dos actos que juntos alcanzan los 18 minutos de duración), un leviatán armado de riffs basculando entre el poderío tectónico y la cadencia sabbathica, una percusión de otro planeta a cargo de ese genio barbudo que es Tyler Smith, la exhibición vocal del no menos barbudo Gentry Densley (capaz de cantar, gruñir, raspar e imitar cánticos tibetanos por el mismo precio) y una estructura compositiva que se mueve entre la ominosa seducción y el puñetazo de un gigante de leyenda. Cortes como Lorca (Adan) o Horn Snake Horn nos muestran a unos Eagle Twin hundidos en la brea y empapados de blues, dos joyas de languidez introspectiva que se lamen las heridas mientras se enroscan sobre sí mismas, y que lejos de suponer el descanso del guerrero son la recreación en el propio dolor de la refriega. Por el contrario tanto Snake Hymn como Epilogue: Crow's Theology son la exhibición del músculo hipertrofiado del dúo, odas a la vigorexia guitarrera que devienen en auténticos himnos de sludge/doom capaces de licuarte los huesos por la mera presión que imprimen sus mamporros, y que te harán sonreír como un demente desde el ala de traumatología del hospital. Pocas o ninguna pega le puedo poner a un álbum que sin moverse ni un ápice de las leyes constituyentes de los géneros a los que se adscribe es capaz al mismo tiempo de sonar tan personal y diferenciado del resto de referencias, y que por el camino nos regala uno de los trabajos más poderosos e hipnóticos del año.
Si The Unkidness Of Crows les coronó como una de las grandes promesas del sludge/doom, The Feather Tipped The Serpent's Scale les aúpa como merecidos referentes de un género donde últimamente no es que se regalen las victorias precisamente. Trascendentales, evocadores y con una creatividad asombrosa, Eagle Twin han venido para quedarse.
Puedes escuchar Le Bal Du Rat Mort a través de Spotify. PINCHA AQUÍ.
Hoy toca centrar la mira en una banda que o mucho me equivoco o se va a convertir en una de las grandes sorpresas del año, y al menos por mi parte pasan a integrar el grupo de formaciones a seguir muy de cerca en un futuro próximo. Kabul Golf Club es un cuarteto belga de noise-rock formado en 2010 y cuyos miembros proceden de bandas como The Powerkrauts, Enemy Of The Sun, Kindred y The Rott Childs. Le Bal Du Rat Mort (2012, Uproar For Veneration) está producido por Micha Volders (El Guapo Stunt Team, Vermin Twins) y grabado en una toma de de directo (!!!) en Septiembre de 2011.
No estoy seguro de qué es lo que me deja más anonadado, si el nivel espectacular de los 5 cortes que componen Le Bal Du Rat Mort o que hayan sido capaces de capturar tan acojonantemente bien esta oda a la esquizofrenia en una toma de directo. Centrándonos en su propuesta, Kabul Golf Club vendrían a ser la banda más pinchada en las discotecas si viviéramos en un mundo mejor... y más loco. Partiendo de los omnipresentes (cuando nos metemos en estos lares) postulados de los seminales Shellac, los belgas despliegan un noise-rock preñado de post-hardcore y cuya principal virtud son unas dinámicas epilépticas cargadas a la par de locas melodías y abrasividad como lija del 10. Al igual que contemporáneos como The Dillinger Escape Plan, Botch o The Blood Brothers, Kabul Golf Club centran sus esfuerzos en potenciar y retorcer unas dinámicas aparentemente anárquicas y desquiciadas pero que acaban tejiendo un todo coherente y sorprendentemente adictivo. Imposible no mover pies y cabeza con el gancho contundente de la inicial Bits Of Freedom o alucinar en colores con la inventiva guitarrera y los efectos electrónicos de Minus 45. La interpretación vocal de Florent Pevee se mueve siempre por los abrasivos terrenos del hardcore, lo que ayuda a completar la imagen mental de que uno se encuentra ante una máquina venida del futuro para pulverizar todos nuestros centros nerviosos y articulaciones, ayudada por espasmódicas e hirientes composiciones como Fast Moving Consumer Goods o 5 Minutes 2 Midnight. La sección rítmica no se queda atrás en cuanto a virtudes, destacando un bajo demencial con el volumen al 10 que en la final Demon Days amenazará incluso con resquebrajar las vigas maestras de tu edificio. Respecto al sonido, pues simplemente postrarme a los pies tanto de Kabul Golf Club como del productor Micha Volders por ser capaces de capturar el sonido de directo con este nivelazo.
Le Bal Du Rat Mort es una de las grandes sorpresas del año, y estoy convencido de que su amalgama de noise, post-hardcore y contundencia metálica va a dar mucho que hablar, al igual que unos Kabul Golf Club que se erigen como una de las bandas más prometedoras del género.
Puedes escuchar el disco a través del Bandcamp de Muerte Por Mil Cortes. PINCHA AQUÍ.
Empezamos la semana con un disco al que servidor le tenía unas ganas tremendas, el segundo largo de los murcianos Muerte Por Mil Cortes. Tras dejarnos el culo roto con el demoledor debut que supuso En El Nombre Del Pánico (2010, Autoeditado) y convertirse en una de las bandas de metal extremo más prometedoras del panorama estatal, el quinteto formado por Jevi (batería), Alberto (bajo), Julián (guitarra), Elfo (guitarra) y Pau (voz) demostró también que sobre las tablas pocas formaciones les pueden hacer sombra, algo que pude corroborar personalmente en su visita a Vitoria-Gasteiz el año pasado junto a los gallegos Strangled With Guts. En estos dos años han compartido escenario con otras bandas del underground estatal como Demiurgo, Parafilia o Moksha, siendo la guinda al pastel su show el pasado 3 de Julio en el que abrieron para los todopoderosos Dying Fetus. Un paso más en una carrera que con Muerte Por Mil Cortes (2012, Autoeditado) quiere convertirse en salto hacia delante en toda regla.
Si una palabra pudiera definir el segundo álbum de MXMC esa sería madurez. Partiendo de la sólida plataforma que fue En El Nombre Del Pánico, y sin necesidad de cambios bruscos, el quinteto ha pulido todas las partes constituyentes de su propuesta hasta amalgamarlas en sus proporciones exactas, dando como resultado uno de los trabajos más demoledores, gordos y compactos que vayas a escuchar este año. Su fusión de grindcore, death metal y hardcore deviene en su segundo largo en auténtico crímen contra la humanidad, asalto inmisericorde que no dejará de soltarte mamporros en la cara durante los más de 40 minutos en que está estructurado. Alejándose un tanto del hardcore metalizado y el gancho inmediato que tenían cortes como No Muertos o Un Paso Al Vacío, la banda ha erigido un altar a la bestialidad y la rabia visceral que les ha hecho ganar en cambio tanto en cohesión como en contundencia. Estamos ante un trabajo mucho más oscuro, opresivo e intimidante que su predecesor, haciendo de cortes como II.Ego, IV.Horizonte o X.Descenso verdaderos clínics de sodomía sonora a ritmo de death/grind, y a tétricos interludios como V.Coloso y IX.Destierro los perfectos anfitriones en esta película de terror. No se asusten sin embargo los amigos del groove porque VI.Simetría o VIII.Embate son serias invitaciones a descoyuntarte las cervicales en un circle pit improvisado en casa. Si en la reseña de su anterior disco los comparaba con los estadounidenses All Shall Perish, durante la escucha de Muerte Por Mil Cortes las simetrías me han venido con los titanes belgas Aborted, aunque sin esa pátina de negra ambientación que impregna toda la propuesta de los murcianos. Capaces de hacer crujir las cuerdas como si hubieran nacido en Suecia, cabalgar como unos At The Gates empapados de grind y con un Pau simplemente ultraterreno en su interpretación vocal, nos encontramos ante los MXMC más cabreados, entonados y desafiantes que hayamos visto hasta la fecha. También para quitarse el sombrero es el salto cualitativo que han dado respecto a la producción, que de nuevo ha corrido a su cargo pero que alcanza unos niveles de densidad, empaque y gordura aún mayores que En El Nombre Del Pánico, y que es una patada en la boca a todos aquellos que gustan de vender su disco anteponiendo el nombre del productor por delante de su propio trabajo. Ni falta que les hace a una banda que tan sólo necesita de su talento, pasión y mala hostia para abrirse paso a machetazos en un panorama, el estatal, que ya tiene otros abanderados de lujo. Una pasada.
Se puede decir más alto pero no más claro: Muerte Por Mil Cortes es una de las mejores bandas de metal de nuestro país, y con su segundo largo han dado un salto de gigante que les permite mirar sin miedo a buena parte de los trabajos que llegan desde fuera de las fronteras estatales. Bestias de cojones.
El cuarteto francés Huata desembarcará este mes en nuestro país para presentar su impresionante debut Atavist Of Mann (2012, Moue/ Mordgrimm/ PsycheDOOMelic/ Throatruiner/ Odio Sonoro), uno de los sorpresones del año para todos los amantes del doom abrasivo y ocultista. La banda de Rennes tiene confirmadas seis fechas en el Estado español:
La espera llegó a su fin y ya podemos disfrutar del nuevo disco de los murcianos Muerte Por Mil Cortes tras su demoledor debut En El Nombre Del Pánico (2010, Autoeditado), del que dí buena cuenta en el blog. Así que si queréis una buena ración de death, grind y hardcore no lo dudéis ni un segundo y escuchar el streaming que han puesto a disposición de la peña a través de su Bandcamp.