Ecos de una ciudad sumergida.

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miércoles, 3 de febrero de 2010

TERMINAL LOVERS - As Eyes Burn Clean (2009)


  1. Press The Bank
  2. Ion Gate
  3. Shadow Driver
  4. Steve Ashby
  5. Truth Between Errors I: Sacred And The Man
  6. Truth Between Errors II: Truth Between Errors
  7. Truth Between Errors III: Sun Lit, Rings
Buf...a este paso borro mi lista de lo mejor de 2009, porque la estoy dejando por los suelos con cada nuevo descubrimiento. Y es que este disco es algo de otro planeta. Qué digo, de otro plano espacio-dimensional claramente más evolucionado que el nuestro, dónde los entes que allí habitan respiran LSD del mismo modo que nosotros lo hacemos con rancio oxígeno. Son Terminal Lovers un quinteto proveniente de Cleveland, y formado por miembros de bandas como Keelhaul, Integrity, Midnight o Lung. Estas bandas probablemente te suenen a lo mismo que a mí, o sea, a nada. Y no deja de ser intrigante que musicos tan acojonantemente sobrados y talentosos se batan el cobre en formaciones tan desconocidas. Mundo injusto en el que vivimos. Además, mi sorpresa e indignación (conmigo mismo) llegó al enterarme que éste es ya su segundo disco, tras el lanzamiento en 2003 de Drama Pit And Loan. No se puede estar a todo, supongo.

Pero bueno, entremos en materia. Lo primero que tengo que decir es que si la palabra MÚSICA tuviera una encarnación mortal, esa sería la de Terminal Lovers. Me refiero a esa música orgánica, que fluye natural, sin sesudas cuadraturas ni aritméticas esforzadas. A esas creaciones que no necesitan más que juntar a los talentos adecuados, y sin ningún guión prefijado toma la forma de auténticos viajes espirituales, que se escapan a cualquier disección racional que desde el entendimiento intelectual uno pueda llevar a cabo. As Eyes Burn Clean se escucha con los ojos entornados y los vellos erizados, o no se escucha. Y a ser posible con grandes cantidades de sustancias alucinógenas en la sangre. Es todo un viaje en el tiempo, porque estos tíos beben de las clásicas jam bands de los 60 y 70, así como de la psicodelia elevada a la enésima potencia. Piensa en King Crimson, Captain Beyond, Amon Duul o los Butthole Surfers e irás por el buen camino, aunque tan sólo tendrás una orientación, porque lo que Terminal Lovers desarrollan durante los siete cortes del álbum está cargado de tanta personalidad que es difícil imaginarse esta música en otras manos. La inicial Press The Bank nos introduce en su lisérgico mundo, y a base de space-rock nos va adecuando el oído a lo que tiene que llegar. Da exactamente igual, porque la baba se te cae irremediablemente con esa absoluta maravilla que es Ion Gate. Aquí el trabajo de las dos guitarras es de auténticos genios, muy en la onda de King Crimson, y como si fueras un niño recién nacido e indefenso, te arrastran caprichosamente y a su antojo a parajes oscuros por momentos, en otros a estampas de cegadora luminiscencia. Y todo ello hasta dejarte sin aliento. Melodía, ritmo, progresión... todo fluyendo con una naturalidad realmente pasmosa. Y hablo de naturalidad porque es evidente que esto tiene los mismos ensayos que una actuación de Faemino y Cansado. Es decir, los justos para saludarse y verse las caras, y de ahí al cielo. Shadow Driver es el ejemplo perfecto de cómo partir de un esquema absolutamente vintage (lo de retro se les queda corto), y a través de distorsiones y capas que juguetean con el noise, facturar un tema que es capaz de apasionar a cualquier oyente inquieto de hoy en día. Steve Ashby se fundamenta sobre uno de los puntos fuertes y definitorios de la banda, sus dos percusionistas. Basándose principalmente en percusiones africanas, dotan a la sección rítmica de Terminal Lovers de una personalidad arrasadora, única. Y aquí llegamos a la trilogía final del álbum, toda una odisea espacial en la que son tantos los giros, virajes, texturas y sonidos a los que uno se enfrenta, que al final lo único que puede hacer es bajar los brazos y rendirse ante argumentos tan jodidamente irrebatibles. Comienza la travesía con la enormemente psicodélica Sacred And The Man, que además nos deja bellísimos trazos de blues psicotrónico. Pues no es nada, porque acto seguido nos asaltan con la instrumental Truth Between Errors, nueve minutos de sonidos orientales que directamente te harán creer que estás en lo alto del Himalaya lamiendo frenético un sapo alucinógeno. Mientras desesperado intentas asir lo poco de cordura que aún resiste atrincherada en un rincón de tu cerebro, llega Sun Lit, Rings y te manda de una patada fuera de la Vía Láctea. Probablemente el mejor corte del álbum junto a Ion Gate, es un tema jodidamente clásico, imbatible, y con una épica susurrada, de esa que no necesita de aspavientos para inflamarte la sangre.

Sinceramente, As Eyes Burn Clean puede mirar a la cara a cualquier disco totémico de los 60 y los 70, y sin ningún pudor. Estamos ante una maravilla atemporal, que está por encima de cualquier época y lugar, porque simplemente no es de esta realidad. Como decía, esto es MÚSICA.

2 comentarios:

Cthulhu dijo...

Ostia, pues si, es Chad Smith, el segundo guitarra de esa banda... Fíjate que ni cai en ello, ni pensar que se refería a ese grupo, porque jamás asociaría los sonidos de Terminal Lovers a los de esos tíos! Pues zas! en toda la boca,jajaja

Soulkiller dijo...

Vaya monstruosidad de disco. Me encantan los primeros temas Stoner, pero cuando pasa al Truth Between Errors que baila entre el Post-Rock, el progresivo y la psicodelia en cada parte, flipo sobremanera.

Un saludo.