


Nomadic Pursuits es un disco brillante, por momentos simplemente mágico, y que pese a constar de siete jams como la copa de un pino el resultado es un trabajo tremendamente compacto. Estamos ante un álbum que transmite libertad creativa por los cuatro costados, fruto de una interacción entre el trío que va más allá de los simples lazos afectivos entre ellos. La compenetración que encontramos en Nomadic Pursuits es difícil de encontrar en otro álbum de estas características, sobre todo si el resultado son composiciones tan coherentes en sí mismas como éstas. Desde la improvisación más pura y dura de cortes como Far-Off Adventure al esqueleto compositivo del álbum compuesto por Camel Tow y Camel Tow Too, el principal objetivo del disco (si es que en las mentes de estos tíos hay alguno aparte de pasárselo de miedo tocando) es conseguir evocar los paisajes californianos a base de pasajes sonoros que se expanden sin que por el camino encuentren ningún tipo de muro y logrando no perder ni un ápice de la intensidad de su propuesta. La música encerrada en Nomadic Pursuits es la de un suspiro lanzado a la inmensidad de un cielo estrellado, la del sudor del caminar bajo un sol de justicia con un doblado cigarro como único compañero, la del efecto hipnótico de un paisaje hecho para destruir al hombre y enamorarlo a partes iguales. Imposible escuchar Blue Foam y no caer en ese trance del que hablo. La labor de Gary Arce a las seis cuerdas es de lo mejor que le recuerdo, siendo el sonido que le arranca a su instrumento la montura sobre la que la sección rítmica cabalga con una fluidez y naturalidad asombrosas. Pero si la guitarra es la elegida para cargar con el peso evocador de Nomadic Pursuits, no menos reseñable es el trabajo de Lalli y Hernández, que merced a su compenetración sin fisuras dotan al conjunto de un peso y una profundidad en ningún momento reñidas con la versatilidad necesaria para moverse por los intrincados pasajes guitarrísticos. En especial el batería lleva a cabo una labor fantástica. Porque este señor toca como los ángeles, pero ciñéndose en todo momento a lo que el álbum pide de su pericia, sin caer en efectismos ni alardes. Un modelo a seguir en un panorama cada vez más saturado de egos. Prefiero no seguir diseccionando un álbum que aunque suene manido, entra en la categoría de trabajos que deben experimentarse más que oirse. Sólo espero que esa experiencia sea tan maravillosa para vosotros como lo está siendo para un servidor.

Un recordatorio de por qué estos señores son una leyenda, y una oportunidad única de visitar el desierto del Mojave y su magia sin moverte del asiento. Yo no podría pedir nada más.