Ecos de una ciudad sumergida.

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martes, 6 de julio de 2010

FARFLUNG - A Wound In Eternity (2008)

Tras descender a los más oscuros y profundos parajes de la locura cortesía de Catacombs, toca cambiar de tercio y poner una enorme sonrisa en la cara. Y de paso pegarte un viaje astral que envidiaría hasta el chamán de una tribu precolombina. Porque éste es uno de los grandes pepinazos de esa inagotable reserva que fue el año 2008, y un álbum que me ha hecho bailar como si llevara un tripi y botella y media de absenta en el cuerpo. Hablar de Farflung es hablar de una de las bandas más significativas de la psicodelía y el space-rock posteriores a la época clásica. De hecho llevan la friolera de 15 años en activo, desde que todo comenzara con aquellos acojonantes singles The Way The Sky Is/Daedalus y Visions Of Infinity/Icarus en 1995. A Wound In Eternity es su séptimo disco de estudio, en lo que ya es una carrera de auténtica leyenda para todos aquellos que aman, que amamos, la vertiente más marciana y expansiva del rock. Y siguiendo con la cadena restrospectiva, hablar de Farflung es hablar de Tommy Grenas, su vocalista y alma máter. Incluso antes de fundar la banda, Grenas ya era considerado un músico de culto, merced a los tremendos álbumes e incendiarios e innovadores directos que realizó con su anterior banda Pressurehed, que formó en Los Ángeles junto a su colega Len Del Rio. Muchas son los parajes que la creatividad de Tommy Grenas ha visitado, y a lo largo de su carrera su inquieto culo ha pasado por el pop de sintetizadores, el gótico/cyberpunk, el progresivo de Pink Floyd o la actual amalgama de stoner y space-rock en la que navega actualmente Farflung. Junto a él, que además de la composición es el encargado de las voces y los sintetizadores, le acompañan cinco entes musicales del espacio exterior: Michael Esther, Ryan Kirk y Andrew Scott a las guitarras, Paul Hischier en el bajo y Rodney Rodriguez como aporreador de parches.


Es complicado definir la música de Farflung debido a las diferentes etapas por las que ha pasado su propuesta músical, aunque siempre teniendo claro que el lugar de partida eran la psicodelia y el space-rock. Por ello me centraré en este A Wound In Eternity, que a fin de cuentas es el que me interesa reseñar. Muchas han sido las extrañas etiquetas que le han endilgado al álbum, entre ellas que era una mezcla entre Queens Of The Stone Age y Hawkwind. Supongo que será por aquello de que además de la evidente deuda con los titanes del space-rock tiene la banda, se aprecia en A Wound In The Eternity un muy claro acercamiento al stoner rock. Sin embargo, la referencia directa al grupo de Josh Homme es más que discutible. Si tuviera que ponerles una etiqueta de esas que molan tanto en el mundillo periodístico, yo diría Farflung son todo aquello en lo que Nebula matarían por convertirse. Una psicodelía que en este álbum huye de ligerezas y a su expansividad propia de un cinturón estelar de polvo y cenizas, le ha unido la consistencia y pegada de una supernova. Porque otra cosa no, pero en este disco hay energía como para formar un centenar de soles. Para mí es el principal acierto de este trabajo, y lo que lo hace tan cojonudo, que es capaz de aunar el frikismo psicodélico espacial con una pegada superior a la de cualquier banda hype que te puedas echar a la cara. Escucha las iniciales Unborn Planet y Endless Drifting Wreck y sabrás lo que es no poder parar de mover los pies y retorcerte como una anguila deseando estar en cualquier sala de baile setentera hasta arriba de ácido. Las tres guitarras hacen alarde de una rítmica acojonante, muy deudora del stoner, pero la cosa no queda ahí, porque al contar con ese tridente las posibilidades se multiplican, y hay muchos momentos en los que oirás a una de ellas marcando el ritmo mientras las otras copularán con tu oido a base de delays y solos maravillosos de guitarra, muy en la línea del space-rock. Por muchos momentos creerás estar escuchando a unos primerizos Monster Magnet pasadetes de estupefacientes lisérgicos, sobre todo en esos primeros temas que comentaba, además de en otros más bizarros como la infinitamente expansiva Stella Volo. No quiero meterme más en profundidad en los temas, ya que en un artefacto alienígena de estas características carece de mucho sentido. Todo él es una enorme nave espacial construida de música sólida, dispuesta a llevarte por los rincones más fascinantes del Universo. Bailarás entre las lunas de Júpiter, huirás de la lluvia metálica en la ardiente superficie de Belerofonte, te empaparás de radiación en una discoteca iluminada por una pareja de púlsares, y mutarás en el silencio errático de un planeta sin órbita mientras ves el amanecer de una estrella recién nacida. Y sonreirás, te aseguro que no pararás de hacerlo...

Uno de los mayores exponentes del increíble momento que vive el space-rock. Porque los extraterrestres existen, y son mucho más inteligentes que nosotros. Y se drogan mucho más, eso también.

Nota: 9/10


2 comentarios:

Soulkiller dijo...

Uf, esto es un gran ejercicio de Space Rock, me está gustando de mala manera. Tarde o temprano haré alguna reseña de un grupo de este estilo que tengo en mente. Seguramente los conozcas, pero ahí dejo la sorpresa. jaja.

Un saludo.

KARLAM dijo...

DISCAZO!!! Precisamente era uno de los que tenía en mente también para subirlo al blog. Me compré la ed. digipack de meterocity por correo y es bastante apestosa por cierto. No viene ni libreto, ni letras y es caja fina de cartón. Por lo menos venían algunos bonus tracks que merecían la pena.

Saludos!!