He de confesar que mi primera intención el día de hoy era comentar el fantástico nuevo álbum de Kylesa, pero debido a un fallo en el ripeo que anda pululando por la red, he tenido que cambiar de opinión. Ningún problema, porque en la recámara tenía preparado este disco, que además me viene de perlas ya que los protagonistas de hoy, Sólstafir, visitarán el Estado español en Diciembre acompañando nada más y nada menos que a Swallow The Sun y Mar de Grises. Oriundos de Islandia, el cuarteto comienza a andar en 1994 yendo sus primeros pasos encaminados hacia el pagan/viking metal, y dedicando esos años a sacar diversas demos y girar por la escasa escena patria. Su primer largo no ve la luz hasta 2002, año en el que dejan boquiabiertos al respetable por una evolución radical en su música. Porque Í Blóði og Anda hacía compartir en el mismo espacio sus primigenias influencias black con unos desarrollos más complejos que les acercaban a géneros como el post-rock. Y sólo era el principio, ya que sin ningún tipo de frenos creativos en 2005 lanzan el álbum que hoy tenemos entre manos, el impresionante Masterpiece Of Biterness, uno de los álbumes más intensos, originales y geniales de la década pasada. En 2009 sacaron su tercer álbum, el también tremendo Köld.
Empezaré alabando los cojones de estos islandeses. Porque llamar a tu disco Masterpiece Of Biterness y abrirlo con un temita de 20 minutos habla, y mucho, de la confianza en ellos mismos que tenían. O lo poco que les importaba el resto del mundo, otra cualidad realmente admirable. Por no hablar de una evolución estilística respecto a sus comienzos que en otras manos hubiera acabado muy probalemente en una aberración digna de ser quemada en una pira inquisitorial. Y es que con este trabajo Sólstafir dejó de ser una banda de black metal, completamente, de manera irreversible, para abrazar diversos géneros como el post-rock, el hardcore y la psicodelia. El resultado es una obra con un poder de avasallamiento y empatía con el oyente incomparables, y uno de mis álbumes preferidos de todos los tiempos. Esa amalgama de estilos se convirtió en sus manos en un todopoderoso crisol sonoro que en un mismo tema era capaz de transportarte a cautivadores paisajes oníricos, zarandearte con una rabia desmedida o languidecer en introspectivos impasses minimalistas. Y tan barroca arquitectura estaba cimentada por un dinamismo y energía tales que convertían Masterpiece Of Biterness en un trabajo coherente y fluido como pocos me he echado a la cara en mi vida. Ese es probablemente el mayor acierto de los islandeses, el parir tan tremebunda monstruosidad cargada de matices sin que en ningún momento el oyente pueda despegar la atención de la joya multifacética que tiene ante sí. Como comentaba, el álbum abre con I Myself The Visionary Head, un tema 100% post-rockero que comienza con una calma moviéndose en espiral ascendente para acabar explotando en un clímax épico apoyado en una muralla de sonido bestial. Muchos son los referentes de los que bebe Sólstafir, pero probablemente los más evidentes sean Neurosis por lo intrincado de los desarrollos y Primordial por la pasión e intensidad vocal de las interpretaciones. La voz de Tryggvason no alcanza el poderío de Nemtheanga (nadie se puede igualar a este señor...), pero sí despliega los mismos niveles de desaforada pasión que el irlandés, siendo el remate perfecto a la propuesta instrumental de la banda. Una propuesta que alcanza su punto álgido en Ritual Of Fire, otro extenso corte de 14 minutos en el que el cuarteto da rienda suelta a todas sus inquietudes y donde la psicodelia, el post-metal y la épica más grandiosa se confabulan para parir un temazo para el que faltan adjetivos en el diccionario. Sólstafir demuestran, del mismo modo, que son igual de talentosos cuando se mueven en minutajes más comedidos (hablo de medias de 8 minutos, eso si), y canciones como Bloodsoaked Velvet o Ghosts Of Light son unos pepinazos a los que la banda les añade un extra de energía, coqueteando en el caso de la primera con unos riffs muy thrasheros capaces de incitar incluso al headbanging. No puedo acabar mi comentario sin alabar la acojonante labor de G. Ó. Pálmason en la batería, ya que es la fuerza motriz del álbum y despliega una variedad de recursos para quitarse el sombrero. Velocidad, versatilidad y sobre todo clase, muchísima clase.
Una obra maestra, con todas sus letras. La pasión hecha música, y un trabajo con tanta transversalidad que enamorará a metaleros, post-rockers e incluso a hardcoretas inquietos.
PD:si, la portada es horrenda.
Nota: Fucking Classic!!!!!! (o sea, un 10/10)
3 comentarios:
Un señor discazo, aunque a mí aún me tiene eclipsado su Köld (y mira que ya ha pasado un año desde entonces). Esta gente no se queda estancada en un único género, sino que juega con diversos estilos. Siempre me han parecido los terceros en un podium imaginario en donde Katatonia y Anathema serían los segundos y primeros respectivamente.
Un discazo como la copa de un pino, en resumen.
Saludos.
Impresionante disco y blog. Hoy he llegado aqui de casualidad y ya está en favoritos, da gusto leer un blog con descargas en el que el autor hace una introducción del grupo y del disco en condiciones y sobre todo siendo alguien que como se puede observar disfruta de lo que escribe y lo que escucha. Asi da gusto y uno puede leer y encontrar nuevos sonidos, asi pues estoy encantado de haber descubierto a estos Solstafir y a US Christmas y por supuesto a los Ecos de R´Lyeh.
Muchas gracias! Me alegro mucho que mis comentarios sirvan y gusten, porque con esa intención los escribo (sobre todo por lo primero, lo segundo es más subjetivo). Con Solstafir y los Christmas tendrá usted disfrute para largo, si!
Un saludo!
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