Ecos de una ciudad sumergida.

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miércoles, 26 de octubre de 2011

RUSSIAN CIRCLES - Empros (2011)



Hace poco comentaba con alguien lo difícil que este año se iba a poner elaborar la lista de los mejores discos del año, por la cantidad de grandes álbumes que han aparecido. También le decía que lo más frustrante era intentar ordenarla y que en cuestión de días volara por los aires con la salida de un nuevo discazo. Pues ha vuelto a ocurrir, y ojalá todos los problemas en la vida fueran así de placenteros. El cuarto álbum de Russian Circles era otro de los grandes nombres en la abultada lista de los discos más esperados de 2011, y con razón. Porque en el cada vez más saturado panorama del post-rock, donde la mayoría de bandas se limitan a repetir la misma manida fórmula hasta la extenuación o el sopor (lo que te sobrevenga antes), el trío de Chicago brilla con luz propia merced a una carrera caracterizada por la búsqueda de nuevas vías y sonoridades con las que dar cuerpo a una personalidad propia. Discos como Station (2008) y Geneva (2009) nos hablan de una formación no sólo inquieta, sino con demasiado fuego interno como para conformarse con los templados rescoldos de placidez que tanto gustan a los grupos del género. Esta tendencia hacia una música más pesada y enérgica se vio claramente en Geneva, uno de los mejores discos de su año. La entrada de Brian Cook como bajista en sustitución de Colin DeKuiper tuvo mucho que ver en esto, pues su labor en el álbum (con una presencia mayor y un sonido gordísimo) fue una de las claves de la grandeza del mismo. Tan sólo dos años después el trío regresa con el álbum que les puede aupar definitivamente al trono de un género necesitado de aire fresco.


Empros es la culminación de una búsqueda, la confirmación de que con valentía, esfuerzo y talento los resultados llegan. Sin necesidad de rupturas bruscas y a través de una evolución basada en la coherencia, el trío estadounidense nos presenta un álbum que es la continuación lógica de Geneva, pero subiendo un peldaño más en su búsqueda de la excelencia. Y es que creo no equivocarme al calificar Empros como el mejor disco de Russian Circles hasta la fecha. Nunca estos tres señores me habían sonado tan compenetrados, haciendo especial mención al trabajo espectacular que lleva a cabo el guitarrista Mike Sullivan. Porque si en Enter y Station todas las medallas fueron para la batería volcánica de Dave Turncrantz, y en Geneva fue Brian Cook el que nos dejó boquiabiertos con su labor a las cuatro cuerdas (hablamos de un ex-Botch actualmente en These Arms Are Snakes, señores), en Empros vemos explotar todo el enorme potencial de Sullivan para moverse por diferentes planos sonoros con una facilidad pasmosa. Riffs duros como el infierno, melodías preciosas y pasajes de minimalismo evocador trabajando unidos en favor de unas composiciones redondas, que sintetizan lo mejor que el post-rock puede aún ofrecer a nuestros saturados oídos. Manteniendo con maestría su don para manejar los momentos más bellos y reposados, Russian Circles han apostado por endurecer sus partes más enérgicas, hasta tal punto que Empros podría considerarse tanto un disco de post-rock como de post-metal. En temas como las iniciales 309 o Mlàdek, donde la sección rítmica suena más alta y más gorda que nunca acompañando los riffs furiosos de Sullivan, es imposible no pensar en bandas como Intronaut o Pelican. Esto no significa que el trío se hayan perdido en tierra de nadie, sino más bien que se han zambullido en un océano que bebe de ambos afluentes por igual. Algo que hace grande a la banda es que independientemente del álbum de ellos que estés pinchando, reconoces su sello inequívoco, lo que habla de su personalidad y de una coherente asimilación de los cambios incorporados. Es lo que le viene a la mente a uno cuando escucha Atackla, uno de los grandes cortes del álbum. A pesar del endurecimiento del sonido, sabes que estás ante una composición marca de la casa, soberbia a la hora de manejar los ritmos, los reposos cercanos al shoegaze y esa explosión final de energía capaz de ponerte los pelos de punta. La gran sorpresa viene con el corte final, Praise Be Man, en el que por primera vez en su carrera incorporan voces. Que nadie se asuste, porque éstas operan en un segundo plano, como un efecto sonoro más, y se adaptan perfectamente a una canción preciosa y cargada de psicodelia. Empros suena maravillosamente bien, algo que hay que agradecer al productor Brandon Curtis (bajista, teclado y voz de los muy recomendables The Secret Machines), que ya trabajara con ellos en Geneva. Resumiendo, Empros es el desenlace de uno de los viajes más interesantes al que hemos asisitido en los últimos años. Viendo cómo se las gastan los de Chicago seguro que no tardarán en plantearse nuevas metas y destinos, pero hasta entonces seguiremos disfrutando de una de las discografías más excitantes de este nuevo siglo.


Empros es la confirmación definitiva del estado de gracia en el que viven instalados Russian Circles, y aunque parecía difícil otro ejercicio de autosuperación que le coloca como su mejor trabajo hasta la fecha y en consecuencia el mejor ejercicio instrumental de 2011. Gracias por existir.

NOTA: 9,5/10


5 comentarios:

J.M.B. dijo...

En unos días espero tenerlo en casa, destrozando a los vecinos!

Saludos

AntonellaGACMA dijo...

Me gusta mucho tu blog, muy buenos consejos

Anónimo dijo...

Gran disco,junto al station lo mejor de ellos en mi opinión;aunque difiero en lo de mejor trabajo instrumental del año,que se lo llevan de calle Omega Massif y su Karpatia.

Kvaser dijo...

Esta banda me encanta. Desde Station que los sigo y jamás me han defraudado, mucho menos ahora con Empros que es sencillamente alucinante.

Anónimo dijo...

genial grupo, igual, desde station que los oigo, gran grupo y geniales temas. un saludo.