Tracklist:
- Oblivion
- Divinations
- Quintessence
- The Czar
- Ghost Of Karelia
- Crack The Skye
- The Last Baron
- Oblivion (Instrumental)
- Divinations (Instrumental)
El álbum más pretencioso y épico que me he echado a la cara en muchísimo tiempo, y sobra decir que el único que con estas caracterísisticas me ha gustado. Más que gustado, porque aún sigo con la mandíbula por los suelos. Y es que claro, el que puede puede, y si algo han demostrado el cuarteto de Atlanta en su carrera es que no hay barrera que no puedan cruzar, ni límite a su talento. Muchos les han criticado, y tras este disco lo harán aún más, por el cariz más progresivo y calmado de sus composiciones, pero estoy convencido que si Mastodon hubieran continuado con la línea de su primer disco, Remission, ahora sería una gran banda de sludge-metal progresivo(es imposible que estos tíos hagan algo mal) pero indistinguible dentro del abarrotado elenco de formaciones que se mueven dentro de esas coordenadas. Además, por el devenir de sus composiciones, tiene pinta de que los cuatro se hubieran hecho el hara-kiri antes que poner freno a sus culos inquietos. Si con Leviathan, su primer puñetazo serio en la mesa, ya añadieron elementos progresivos y riffs con reminiscencias setenteras a su poderoso músculo metálico, arropando un trabajo conceptual centrado en el famoso libro de H.Melville Moby Dick, no fue hasta el lanzamiento de Blood Mountain que esos elementos pasaron a ser pilares orgánicos dentro del sonido de Mastodon. El metal iba dando paso al rock de corte más progresivo, y las colaboraciones de Josh Homme (QOTSA) y Cedric Bixler-Zavala (The Mars Volta) no hacían más que afianzar ese viraje.
Con Crack The Skye, de hecho, este cariz progresivo ha pasado a primar sobre los demás, dando forma a un trabajo realmente imprevisible, mágico, donde uno no sabe por dónde van a fluir las canciones, pero siempre descubre que acaban de la mejor forma imaginable. Hay mucha libertad compositiva, muchos cambios de ritmo, solos, pero trabajando todos en la conformación de una idea, dando forma a un disco que mucho me equivocaría si no se convierte en una pieza clásica del rock. De nuevo vuelven a parir un disco conceptual, en este caso centrado en la Rusia zarista y con Rasputín como hilo conductor de la historia. La épica es de esas que dejan sin aliento, y cortes como The Czar o Crack The Skye son excelentes ejemplos de ello. Temas que nacen reposados, hipnóticos, y que poco a poco comienzan una oscura y grandilocuente galopada que hacen que no puedas dar crédito a lo que estás escuchando. Otro de los aspectos en los que más han cambiado Mastodon ha sido en la faceta vocal, relegando los gritos más death a un segundo plano, y primando las voces más claras. Lo que sí sorprende es en la tonalidad de las mismas, ya que por muchos momentos uno piensa que está escuchando al mismísimo Ozzy. No es un disco fácil, de esos que entran a la primera, pero si uno le pone tesón y paciencia, todas las capas se van desplegando, y revelan una de los tapices sonoros más bellos que ha producido el rock moderno en muchísimo tiempo.
En conclusión, un disco genial, barroco e imaginativo, que encumbra a Mastodon como la mejor banda de rock del planeta, y cuyos límites no se avistan aún en el horizonte. Así de claro.
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Con Crack The Skye, de hecho, este cariz progresivo ha pasado a primar sobre los demás, dando forma a un trabajo realmente imprevisible, mágico, donde uno no sabe por dónde van a fluir las canciones, pero siempre descubre que acaban de la mejor forma imaginable. Hay mucha libertad compositiva, muchos cambios de ritmo, solos, pero trabajando todos en la conformación de una idea, dando forma a un disco que mucho me equivocaría si no se convierte en una pieza clásica del rock. De nuevo vuelven a parir un disco conceptual, en este caso centrado en la Rusia zarista y con Rasputín como hilo conductor de la historia. La épica es de esas que dejan sin aliento, y cortes como The Czar o Crack The Skye son excelentes ejemplos de ello. Temas que nacen reposados, hipnóticos, y que poco a poco comienzan una oscura y grandilocuente galopada que hacen que no puedas dar crédito a lo que estás escuchando. Otro de los aspectos en los que más han cambiado Mastodon ha sido en la faceta vocal, relegando los gritos más death a un segundo plano, y primando las voces más claras. Lo que sí sorprende es en la tonalidad de las mismas, ya que por muchos momentos uno piensa que está escuchando al mismísimo Ozzy. No es un disco fácil, de esos que entran a la primera, pero si uno le pone tesón y paciencia, todas las capas se van desplegando, y revelan una de los tapices sonoros más bellos que ha producido el rock moderno en muchísimo tiempo.
En conclusión, un disco genial, barroco e imaginativo, que encumbra a Mastodon como la mejor banda de rock del planeta, y cuyos límites no se avistan aún en el horizonte. Así de claro.
Nota: 9.5/10
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