Ecos de una ciudad sumergida.

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jueves, 17 de mayo de 2012

PSEUDOGOD - Deathwomb Catechesis (2012)



Hoy no esperéis piedad, ni de mí ni mucho menos de la banda que visita mi pútrido cubil abisal. Ya tenía ganas de echarme a la cara un artefacto verdaderamente mugriento, malintencionado y satánico como el que nos brindan los rusos Pseudogod. Tras 8 años de carrera, 3 splits, 1 demo, 1 compilación y 1 DVD, Deathwomb Catechesis es el debut en formato LP de estos carniceros del Averno, de nuevo con un artwork acojonante como vestimenta a su Death/Black Metal quebrantahuesos. Muchas eran las heréticas esperanzas que en el underground se tenía respecto a estos señores (he de reconocer que nunca he sabido cuántos son, porque en las fotos salen tres pero en su ficha de Metal Archives aparecen 4 o 5) habida cuenta de sus demoledores splits, y ya hay voces que comparan este álbum con el intocable Seven Chalices de los madrileños Teitanblood, junto a las clásicas de "prefería la demo". Yo soy más cauto y creo que me posiciono en un punto medio, pues no querría ofender a la bestia que vive en el interior de Seven Chalices...



Con Deathwomb Catechesis estos terroristas sonoros se han cascado un álbum superlativo, un engendro que honra por igual la tradición y las raíces como los nuevos vientos que soplan por el género. Es indudable que su bestialidad antediluviana y primaria les emparenta con combos como Teitanblood, Ignominous o Beherit, pero al mismo tiempo no permiten que la bestia domine las composiciones, desplegando unos desarrollos intrincados y una técnica soberbia. Como si de unos finos cirujanos con machetes roñosos se tratase, esta segunda faceta más "cerebral" bebe de la otra gran influencia de Pseudogod, los enormes Mitochondrion. Y aunque parezca mentira esta bicefalia no chirría ni provoca dolorosas luxaciones compositivas, sino que muta en una enorme testa coronada por cuernos que embiste al oyente como una abominación biblíca. Los riffs poderosos conviven con capas de guitarra como lija del 10, la producción cerda y mínima con una imposible claridad a la hora de distinguir cada instrumento, y los porrazos cavernícolas con estudiadas estocadas dirigidas a los testículos. Otra de las grandes virtudes del disco es su capacidad para envolverte con unas sofocantes atmósferas salidas de sabe Satán dónde y que se te pegan como una hedionda mortaja, la vestimenta perfecta para recibir unos asaltos masivos que podrían haber firmado los mismísimos Immolation. No estamos ante un trabajo fácil de digerir a la primera, y tendremos que defecarlo y volverlo a devorar para asimilar todos sus radioactivos nutrientes (esto me ha quedado de un poético que ni Neruda), pues bajo esa aparente carga salvaje monodimensional se esconde todo un universo de matices dementes. Parones, medios tiempos a lo Bolt Thrower, sonoridades que aparecen desde otras dimensiones y una voz que reverbera desde el ojete de Belcebú irán empapando de pus y esputos vuestro corazón a medida que os adentréis en sucesivas escuchas sadomasoquistas. Porque cada vez que le deis al Play y os enfrentéis a los 40 minutacos del álbum lo estaréis haciendo en uno de los ejercicios de blasfemia sonora más intensos que nos ha brindado el metal extremo en este apocalíptico 2012.


Deathwomb Catechesis es el caos controlado, la sonrisa pérfida e inteligente que se esconde tras la demencia del cosmos, la mano ejecutora de cada desgracia aparentemente aleatoria. Y junto a Deathhammer de Asphyx mi disco de Death Metal predilecto de lo que llevamos de año. 

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