Tracklist:
- Nous Sommes Fanés
- Le Mort Joyeux
- Laus Tibi Domine
- Spleen
- Phalénes Et Pestilence
- Retour The Flamme (Hooligan Black Metal)
- Dueil Angoisseux
- Des Médecins Malades Et Des Saint Séquestrés
Otro gran reserva para la cosecha del 2006, y cómo no, proveniente de las famosas bodegas francesas. Ya comenté, a colación de mi crítica sobre el disco de los también galos Overmars, la increíble hornada de grupos de metal extremo que se estaba gestando al Norte de los Pirineos, y que durante esta década nos habían dejado asombrados por lo numeroso de sus diferentes propuestas. Un flujo creativo que desde las coordenadas musicales más agresivas y oscuras rompe con todas las ideas preconcebidas (en su mayoría tópicos y prejuicios) que sobre la escena musical y la sociedad en general de ese país se tienen. La Francia gafadepasta, bucólica, de estampa, deja paso a parajes desolados azotados por la peste, a la rabia colérica de una juventud sin rumbo, de una sociedad que se deshace, de una revolución cuya bandera está ajada, descompuesta por el abuso de los poderosos, de una identidad nacional perdida ante el avance de la modernidad.
Y en estos terrenos se mueven Peste Noire como un parásito alimentándose de una herida infectada. Bajo este nombre se parapeta su fundador y única mente creativa, La Sale Famine de Valfunde (también conocido como Feu Cruel y Aegnor), rodeado de mercenarios de lujo como Andy Julia (Nuit Noire, Celestia), Audrey Silvain (Amesoeurs) o el gran Neige (Alcest, Amesoeurs, Phest, ex-Mortifera). Sin embargo, a pesar de que todos estos músicos provienen de insignes bandas de ambient/progressive black metal, en Peste Noire se encuentran bajo la tiránica dirección de Famine, y esas influencias, aunque presentes, no son las que predominan en la música de la banda. Aquí hablamos de Black Metal, con mayúsculas, pero fruto de una intepretación tan sumamente personal que se desmarca del resto de propuestas brillando con un fuego interno propio. Sí, encontramos guitarras afiladas, voces rasposas, baterías a ratos endemoniadas y siempre infraproducidas, pero que conjuntadas y puestas en acción suenan como algo diferente. También hay elementos que diferencian a Peste Noire de la mayoría de bandas blackers, como son la introducción de unos fantásticos solos de guitarra ultramelódicos y la gran presencia de pasajes que fluyen a lomos de maravillosas guitarras acústicas. A priori aquí entraríamos en una contradicción fatal, que puede hacer pensar a más de uno que esto tiene que sonar a corta-pega infumable. Nada más lejos de la realidad. Mediante algún arcano y olvidado hechizo, Famine consigue que todos estos recursos musicales tiren en una misma dirección, creando uno de los sonidos, y trabajos, más brillantes que ha parido jamás el género.
Entrando con la inicial Nous Sommes Fanés, una instrumental de poco más de un minuto, Peste Noir nos engañan, calmándonos con un reposado tema, para acto seguido lanzarnos Le Mort Joyeux a la cara, que pone ya sobre el tapete la jugada de este genio francés. Un Famine que, además, posee una voz muy personal, y que a pesar de englobarse dentro del estilo vocal del género, suena especialmente enferma y pútrida. Solos endiablados (el de Laus Tibi Domine es sublime), guitarras chirriantes, medios-tiempos depresivos, y pasajes acústicos fusionados con un único fin, demostrarnos que todos somos ruinas humanas y que no estamos tan lejos de la decadente y enferma sociedad del medievo a la que Peste Noir suelen hacer referencia. La producción es mínima, acorde con los cánones del género, pero lejos de ensuciar el sonido del álbum, lo completa, y se amolda como un guante a esa sensación de belleza decadente que transmite.
Peste Noir crean con este disco algo tremendamente raro dentro del Black Metal, un sonido original. Mientras muchas bandas hacen alarde de inmovilismo enmascarándolo como respeto hacia el género y sus creadores, Famine mantiene ese ideario pero desde otra postura, la de coger el sonido clásico y retorcerlo, mutarlo. En cuanto a la temática de las letras, predominan las referencias medievalistas, apoyándose en poemas de grandes autores clásicos franceses, como es el caso del corte Dueil Angoisseux, y en el que Famin desgañita un poema del siglo XIV de Christine de Pisan. También aparecen poemas de Baudelaire, los que dan nombre a Spleen y Le Mort Joyeux. El ideario de Famine es de un acentuado signo ultranacionalista, y que se reflejó en la versión que hizo de La France Bouge, el himno tradicional de Action Française (movimiento político monárquico, de corte reaccionario, y que se remonta a la Revolución Francesa, a la que combatió). En sus letras se fusionan estas ideas con el anarquismo y el nihilismo, además del clásico elitismo del black metal más ortodoxo. Toda una mezcolanza de lo más confusa, es cierto, pero que refuerza inconscientemente la idea del álbum de una sociedad sin rumbo, a la deriva. Puede que estas letras echen para atrás al más rígido purista, pero en mi opinión caería en un grave error. El arte, creo yo, refleja (aunque de una manera indirecta y subjetiva) la sociedad en la que vivimos, nos guste ésta o no. Y a día de hoy, lo que nos rodea es la violencia, la muerte, el triunfo de una moral de cerdos encumbrada a dogma social, la xenofobia... Podemos darle la espalda, y oir el rumor del mar y el canto de los pájaros, pero no haremos más que engañarnos. Yo no comulgo con las ideas de Peste Noire (de hecho en su mayoría me repugnan), pero hay pocos grupos que reflejen como ellos lo que de enferma y pestilente tiene la sociedad y el mundo en el que en estos momentos nos encontramos. Reflejo que en parte es el que verán al mirarse en el espejo.
Para mí, el mejor disco de la década, lisa y llanamente. Ojalá que hubiera sido otro disco, fruto de un presente diferente. Pero no lo es, y mientras sigamos viviendo en un mundo oscuro, despiadado y brutal, éstas serán las grandes obras de nuestro tiempo. Nuestras obras maestras.
*Peste Noire no tienen ningún tipo de página oficial, siendo contrarios a ellas, así como a que se abra ninguna por parte de los fans, además de oponerse a que su música se comparta en la red, considerándolo un formato "indigno" para escuchar su obra. Lo que viene a significar que no puedo colgar su dirección de MySpace, vamos.
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Vídeo (audio de Le Mort Joyeaux con la letra del poema de Baudelaire)
Y en estos terrenos se mueven Peste Noire como un parásito alimentándose de una herida infectada. Bajo este nombre se parapeta su fundador y única mente creativa, La Sale Famine de Valfunde (también conocido como Feu Cruel y Aegnor), rodeado de mercenarios de lujo como Andy Julia (Nuit Noire, Celestia), Audrey Silvain (Amesoeurs) o el gran Neige (Alcest, Amesoeurs, Phest, ex-Mortifera). Sin embargo, a pesar de que todos estos músicos provienen de insignes bandas de ambient/progressive black metal, en Peste Noire se encuentran bajo la tiránica dirección de Famine, y esas influencias, aunque presentes, no son las que predominan en la música de la banda. Aquí hablamos de Black Metal, con mayúsculas, pero fruto de una intepretación tan sumamente personal que se desmarca del resto de propuestas brillando con un fuego interno propio. Sí, encontramos guitarras afiladas, voces rasposas, baterías a ratos endemoniadas y siempre infraproducidas, pero que conjuntadas y puestas en acción suenan como algo diferente. También hay elementos que diferencian a Peste Noire de la mayoría de bandas blackers, como son la introducción de unos fantásticos solos de guitarra ultramelódicos y la gran presencia de pasajes que fluyen a lomos de maravillosas guitarras acústicas. A priori aquí entraríamos en una contradicción fatal, que puede hacer pensar a más de uno que esto tiene que sonar a corta-pega infumable. Nada más lejos de la realidad. Mediante algún arcano y olvidado hechizo, Famine consigue que todos estos recursos musicales tiren en una misma dirección, creando uno de los sonidos, y trabajos, más brillantes que ha parido jamás el género.
Entrando con la inicial Nous Sommes Fanés, una instrumental de poco más de un minuto, Peste Noir nos engañan, calmándonos con un reposado tema, para acto seguido lanzarnos Le Mort Joyeux a la cara, que pone ya sobre el tapete la jugada de este genio francés. Un Famine que, además, posee una voz muy personal, y que a pesar de englobarse dentro del estilo vocal del género, suena especialmente enferma y pútrida. Solos endiablados (el de Laus Tibi Domine es sublime), guitarras chirriantes, medios-tiempos depresivos, y pasajes acústicos fusionados con un único fin, demostrarnos que todos somos ruinas humanas y que no estamos tan lejos de la decadente y enferma sociedad del medievo a la que Peste Noir suelen hacer referencia. La producción es mínima, acorde con los cánones del género, pero lejos de ensuciar el sonido del álbum, lo completa, y se amolda como un guante a esa sensación de belleza decadente que transmite.
Peste Noir crean con este disco algo tremendamente raro dentro del Black Metal, un sonido original. Mientras muchas bandas hacen alarde de inmovilismo enmascarándolo como respeto hacia el género y sus creadores, Famine mantiene ese ideario pero desde otra postura, la de coger el sonido clásico y retorcerlo, mutarlo. En cuanto a la temática de las letras, predominan las referencias medievalistas, apoyándose en poemas de grandes autores clásicos franceses, como es el caso del corte Dueil Angoisseux, y en el que Famin desgañita un poema del siglo XIV de Christine de Pisan. También aparecen poemas de Baudelaire, los que dan nombre a Spleen y Le Mort Joyeux. El ideario de Famine es de un acentuado signo ultranacionalista, y que se reflejó en la versión que hizo de La France Bouge, el himno tradicional de Action Française (movimiento político monárquico, de corte reaccionario, y que se remonta a la Revolución Francesa, a la que combatió). En sus letras se fusionan estas ideas con el anarquismo y el nihilismo, además del clásico elitismo del black metal más ortodoxo. Toda una mezcolanza de lo más confusa, es cierto, pero que refuerza inconscientemente la idea del álbum de una sociedad sin rumbo, a la deriva. Puede que estas letras echen para atrás al más rígido purista, pero en mi opinión caería en un grave error. El arte, creo yo, refleja (aunque de una manera indirecta y subjetiva) la sociedad en la que vivimos, nos guste ésta o no. Y a día de hoy, lo que nos rodea es la violencia, la muerte, el triunfo de una moral de cerdos encumbrada a dogma social, la xenofobia... Podemos darle la espalda, y oir el rumor del mar y el canto de los pájaros, pero no haremos más que engañarnos. Yo no comulgo con las ideas de Peste Noire (de hecho en su mayoría me repugnan), pero hay pocos grupos que reflejen como ellos lo que de enferma y pestilente tiene la sociedad y el mundo en el que en estos momentos nos encontramos. Reflejo que en parte es el que verán al mirarse en el espejo.
Para mí, el mejor disco de la década, lisa y llanamente. Ojalá que hubiera sido otro disco, fruto de un presente diferente. Pero no lo es, y mientras sigamos viviendo en un mundo oscuro, despiadado y brutal, éstas serán las grandes obras de nuestro tiempo. Nuestras obras maestras.
Nota: 10/10
*Peste Noire no tienen ningún tipo de página oficial, siendo contrarios a ellas, así como a que se abra ninguna por parte de los fans, además de oponerse a que su música se comparta en la red, considerándolo un formato "indigno" para escuchar su obra. Lo que viene a significar que no puedo colgar su dirección de MySpace, vamos.
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Vídeo (audio de Le Mort Joyeaux con la letra del poema de Baudelaire)
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